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isabel urrutia
Sábado, 27 de febrero 2021, 00:05
Judith Sáenz de Tejada (Madrid, 1960) prefiere quedarse en Logroño y no en su casa de Laguardia, a 18 kilómetros, más que nada por las sesiones de fisioterapia, la medicación y el control de los especialistas. La artista sufre tres enfermedades crónicas pero solo la ... última le ha cambiado radicalmente la vida. A la fibromialgia y la fatiga crónica, se ha sumado un trastorno de movimiento funcional (de origen neurológico) que le obliga a focalizar todas sus fuerzas y tener más que nunca claras sus prioridades.
Los desmayos, la repentina pérdida de visión de un ojo, los temblores..., todo eso ya se encuentra debidamente diagnosticado y tratado, después de muchas incertidumbres y angustias. Pero tiene que cuidarse mucho: «¡Estoy estupenda! Lo mío en estos momentos es el culto al cuerpo», bromea la autora de 'La historia secreta de mi familia', una fábula de 39 páginas que dará que pensar a «niños de 9 a 99 años». La publicación se ha podido editar gracias al Grupo Ibaizabal, una firma de remolcadores, y que tiene el aval de la Fundación FITA y el centro psicoterapéutico Bfine-Bmind, dos instituciones volcadas en la salud física y mental de niños y jóvenes.
Las dificultades han redoblado su necesidad de compartir alegrías y viñetas. Ha pasado página al tiempo en que temía no volver a controlar los brazos y los dedos. Los neurólogos no dudaron en animarla hace poco más de un año para que retomara los pinceles y lápices de colores y, poco a poco, logró ponerse manos a la obra. «En estos momentos soy la misma y distinta. ¿Lo más importante? Tengo ganas de seguir descubriendo cosas».
Nieta del pintor, cartelista, figurinista, decorador e ilustrador Carlos Sáenz de Tejada y de Lezama, lleva en los genes el gusto por el dibujo y la creación. «No me puedo comparar. Él era un gigante. Yo me limito a disfrutar de lo que hago. Y a no perder la esperanza». Su dolencia no es degenerativa, pero sí incurable.
Tiene formación de restauradora de arte, ha sido diseñadora de juguetes, ilustradora de guías turísticas, llegó a ganar premios internacionales... Una trayectoria de la que se siente orgullosa, pero ahora sus metas son otras.
'Historia secreta de mi familia' es un proyecto que le debía a su padre. «Habíamos hablado tanto, tanto del libro... Pero él falleció en 2012, después vinieron mis problemas de salud y todo se paró». Se acuerda mucho de su progenitor, sobre todo cuando estruja a la vaca Alberta o hace bailar al mono Coco, que tiene patas largas y cara de pillo. Son algunos de los protagonistas de la fábula. Todos ellos muñecos de cuerpo blandito que hacen gala de «mucha personalidad». Hasta el punto de que «en casos extremos pueden echar un cable a sus dueños». La imaginación es un recurso poderoso para resistir y sobrellevar el dolor. Así se lo dio a entender su padre, «que no era artista pero tenía una gran sensibilidad».
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