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José Manuel Caballero Bonald, el día que recibió el Premio Cervantes en 2013. EFE / ep

Se apaga la voz desobediente de Caballero Bonald

El poeta, narrador y memorialista, premio Cervantes en 2012, era uno de los más destacados representantes de la generación de los 50

Domingo, 9 de mayo 2021, 08:54

La voz «desobediente» de José Manuel Caballero Bonald se ha apagado para siempre. El gran poeta, memorialista y narrador jerezano, premio Cervantes en 2012, murió este domingo en Madrid a los 94 años. Irreverente poeta y narrador de la amargura, ha sido de uno ... los más brillantes maestros en la lengua cervantina en las últimas siete décadas. Destacado miembro de la generación del 50, fue un poeta socarrón, transgresor y políticamente incorrecto. Tenia en Cervantes a su «maestro, guía y espejo continuo».

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Flamencólogo y ensayista, aspiraba a ser tan desobediente como el autor de El Quijote. «Soy tan desobediente como él, como todos los que hacen la gran literatura, en contra de toda convención. Fue valiente, defensor de las causas perdidas y del perseguido. Hacen falta más desobedientes», dijo con admiración el día que recibía el premio mayor de las letras hispanas.

Eterno finalista, tardó muchos años en entrar el selecto 'club Cervantes', el de los Borges, Cela, Delibes o Vargas Llosa y su amigo Brines. Lo hizo con 86 años cumplidos y una montaña de premios en el zurrón. Recibía el desagravio de las letras españolas sin rencores pero con cierto sarcasmo. «Me creará algún enemigo. El gremio de los escritores es muy envidioso», dijo entonces. Casualmente, supo que había ganado el premio «mientras corregía un ensayo sobre Cervantes».

1. Homenaje a Antonio Machado en Collioure, 1959. De izquierda a derecha, arriba: Blas de Otero, José Goytisolo, Ángel González, José Valente y un desconocido. En la parte de abajo: Jaime Gil de Biedma, Alfonso Costabreda, Carlos Barral y Caballero Bonald. 2. Gabriel Celaya, Blas de Otero y Caballero Bonald en 1973. 3. Caballero Bonald, en 1988. R. C.

Para entonces dijo que su obra estaba «cumplida» y que se sostenía «sobre la poesía» y que «no habría más memorias ni novelas». «En el arte de la literatura la mayor temperatura la aporta siempre el poema. Pero un poema viene, llega de cuando en cuando; se aloja en la memoria y se desarrolla. No habrá más libros largos. Pero si los poemas sobrevienen, los aprovecharé», explicaba.

Antes se había quedado tres veces a las puertas de la Real Academia Española (RAE). «Es un capítulo cerrado. Lo olvidé. Tuve garantías de que sería admitido, pero no quiero compartir mesa con ciertos filólogos que no me merecen el menor crédito» despachó la desagradable polémica.

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Poeta «discontinuo e intermitente», su sueño fue «ser matemático». Había estudiado náutica, sentía «un enorme placer estético con las matemáticas y comprendió «que la poesía es la mezcla de música y matemática».

Se despedía de las musas con 'Entreguerras'. Es una suerte de autobiografía en un único poema de 3.000 versos sin rima, métrica o signo de puntuación que publicó 60 años de su primer poemario, 'Las adivinaciones', y medio siglo después de su primera novela, 'Dos días de septiembre'. «Ahí está todo lo que he escrito y vivido; el compendio de mi literatura y mi vida, y eso le da un valor estético especial», dijo el autor de poemarios como 'Manual de Infractores' y 'Diario de Argólida'. «Si soy algo, es poeta, y la poesía soporta toda mi obra», repetía. Admiraba a los poetas «más jóvenes y arrojados, los que exploran nuevos caminos y son transgresores como yo»,.

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Las voces del 50

Nacido en Jerez de la Frontera el 11 de noviembre de1926, de padre cubano y madre de ascendencia aristocrática francesa, Caballero Bonald estudio de Náutica y Astronomía en Cádiz antes de licenciarse en Filosofía y Letras por la Universidad de Sevilla. Fue profesor de Literatura Española e Hispanoamericana durante diez años en la Universidad Nacional de Colombia y en el Bryn Mawr College. A su regreso a España dirigió la empresa editorial Jucar, fue secretario y subdirector de la revista 'Papeles de Son Armadans' y trabajó en el Seminario de Lexicografía de la Real Academia Española. Fue presidente del PEN Club Español hasta 1980, y es miembro correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española. Dirigió también un sello discográfico y editó en 1966 un 'Archivo del cante flamenco', compuesto de una monografía y una serie de grabaciones en directo.

Publicó 'Las adivinaciones', en 1952, tras haber obtenido con él un accésit del Premio Adonáis. Dos años antes había ganado el Platero de poesía, Con sus primeros versos se situó desde el primer momento en el grupo poético de los años cincuenta, articulado en Barcelona en torno a figuras como Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral, Josep María Castellet o José Agustín Goytisolo, y al que también se adscribieron Ángel González, Carlos Bousoño, Francisco Brines, José Ángel Valente y Claudio Rodríguez.

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Con el Cervantes abrochó un brillante palmarés en el que figuraba del Nacional de las Letras (2005), el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2004), el García Lorca y tres veces el de la Crítica, por los poemarios 'Las horas muertas' (1959) y 'Descrédito del héroe' (1977) y el de narrativa por la novela experimental 'Ágata ojo de gato' (1974).

Fue autor de las adaptaciones teatrales de 'Abre el ojo', de Rojas Zorrilla, estrenada en 1979 por el Centro Dramático Nacional, y de 'Don Gil de las calzas verdes', de Tirso de Molina, en 1994 por la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Escribió además los guiones de la serie documental 'Andalucía de Cine', dirigida por Manuel Gutiérrez Aragón para la Radio Televisión Andaluza.

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