Mafalda te espera sentada

Una pequeña estatua de Mafalda forma ya parte de las calles madrileñas. Es la tercera talla del icónico personaje de Quino que hay en España. La primera llegó a Oviedo en 2014, cuando el humorista argentino ganó el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades; la segunda, situada en Santa Coloma de Gramenet (Barcelona), está acompañada por sus amigos Manolito y Susanita desde 2022. Y ahora Mafalda es una madrileña más gracias a la donación de la editorial Penguin Random House al Ayuntamiento de Madrid, en conmemoración del 60 aniversario de la creación de la famosa viñeta.

Mafalda cruzó el Atlántico, desde Buenos Aires hasta Madrid, como si de una pasajera más se tratase. «Lo cruzó como si estuviera a punto de contarnos algo», afirma Marta Rivera de la Cruz, tercera teniente de alcalde de la capital. La pequeña, que parece cobrar vida sentada en un banco, está «feliz, aunque nunca conforme», dice Pilar Reyes, directora editorial de Lumen.

Esta peculiar niña, que mantiene su aspecto de seis años a pesar de tener ya los sesenta, es una pequeña contestataria. Así se llamó el primer libro que recogió las tiras de Mafalda fuera de Argentina. 'Mafalda, la contestataria' se publicó en Italia en 1969, pocos años antes de aterrizar en España de la mano de Esther Tusquets y la editorial Lumen.

Desde entonces, Mafalda sigue siendo un referente. Lola Martínez de Albornoz, editora de Lumen, sentencia que «al final es un personaje y unas situaciones con las que nos identificamos mucho». «Su visión nos ayuda de alguna manera a comprender el mundo. Y, en realidad, nos sigue hablando de lo mismo: los autoritarismos, las desigualdades, la burocracia, las injusticias».

La obra que ahora ha llegado a Madrid para celebrar el cumpleaños de la pequeña pero prestigiosa Mafalda es del escultor Pablo Irrgang y está situada en la Casa del Lector, en el centro cultural Matadero, porque «dónde querría estar Mafalda sino en un sitio cargado de letras», recalca Rivera de la Cruz. Allí espera recibir a niños y mayores, quienes han crecido leyendo sus aventuras, sintiéndose identificados con Mafalda, Felipe, Susanita, Manolito, Miguelito, Libertad o Guille. Aunque, sobre todo, identificándose con Quino, quien usó sus «partes buenas y malas» para inspirar a los amigos de la pequeña contestataria, afirma Guille Lavado, sobrino del humorista gráfico.

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