Al joven periodista Luca D'Andrea, con 19 años, le tocó cubrir un asesinato que le marcó para siempre. La imagen que se quedó en su retina fue la del cabello de la víctima sobresaliendo por los bordes de la sábana que tapaba el cadáver. ... De una imagen similar parte 'La muerte de Erika Knapp' (Alfaguara), la nueva obra de D'Andrea (Bolzano, 1979), uno de los más destacados escritores de novela negra en Europa y autor, entre otros libros, de 'La sustancia del mal', un fenómeno editorial traducido a 35 idiomas.
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«Cuando estaba en aquella escena, la parte oscura de mi ser decía: 'Esto es la realidad. Todo lo que he visto, escuchado, experimentado hasta ahora, es mentira'», cuenta D'Andrea. Y ahí explica su desengaño con el periodismo y su acercamiento a la literatura: «El periodista escribe una crónica y busca la atención del público. El reportero trata de contar, más o menos fielmente, la realidad. El escritor busca entenderla. Y yo quería, y sigo queriendo todavía, entender».
Como en la mayoría de sus obras, D'Andrea ubica la trama de 'La muerte de Erika Knapp' entre las montañas de su región natal, Alto Adigio, también llamada Tirol del Sur, una tierra italiana fronteriza con Alemania, de gran belleza y «aparentemente envidiable», cuenta el escritor, «pero la apariencia es sólo una parte del todo». «Alto Adigio es un microcosmos en el que todos los conflictos son posibles y en el que todos están activos: étnicos, personales, económicos. Es una tierra llena de contrastes y los conflictos y los contrastes es lo que usamos para contar historias».
Cree D'Andrea que el éxito de la novela negra porque atrapa al lector en «la realidad». «Lo que llamamos 'thriller' es la persecución con otros medios de la tragedia. Y la tragedia antigua se preguntaba si tenemos el destino en nuestras manos, si existe la justicia, si la gente buena puede cometer actos horribles. Por eso nos encantan las novelas negras, porque nos plantean preguntas eternas bajo vestidos contemporáneos».
Activista contra el cambio climático además de escritor, D'Andrea cree que la emergencia sanitaria de la covid-19 cuestiona a la humanidad sobre su relación con la naturaleza. «¿Podemos encontrar nuevas maneras de entendernos con el mundo sin destruirlo? ¿Sabremos resistir a nuestra innata avidez? Yo espero que sí porque sería de verdad triste que ese pequeño mamífero sin garras, sin colmillos, sin fuerza física y resistencia, acosado durante miles de años por depredadores que eran superiores en todo, dotado sólo de un pulgar oponible y de una desmesurada ambición, que ha creado los antibióticos, ha esculpido la Piedad, ha inventado la democracia y ha enviado naves al espacio, por primera vez en su largísima historia de valentía se vea privado del coraje para responder a las grandes preguntas porque en la televisión ponen una película divertida», concluye.
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