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Hace unas semanas, el magnate de la industria petrolera David Koch anunció que abandonaba su emporio, Industrias Koch, un conglomerado de empresas que, de alguna manera, han marcado la economía y la política norteamericanas en el último medio siglo. Desde su privilegiada atalaya, situada a ... la derecha de la derecha, David Koch y su hermano Charles han alentado conspiraciones y han financiado todas las opciones que buscaran reducir los recursos del Estado y los impuestos y dar más poder al dinero: la última de ellas, el actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. La periodista de la revista 'New Yorker' Jane Mayer ha indagado en la historia de los Koch y de otros multimillonarios que también han apoyado a la extrema derecha en el libro de investigación 'Dinero oscuro', que Debate ha publicado en España.
Ya los orígenes de la riqueza de los Koch justifican el adjetivo 'oscuro'. Su padre, Fred Koch, ideó un nuevo sistema para refinar el petróleo y en los años 20 del siglo pasado hizo negocios con Hitler y Stalin, hambrientos de combustible para sus maquinarias de guerra. Ahí se sentaron las bases del gran conglomerado Koch, que sus hijos heredarían y expandirían, no sin controvesarias familiares.
Primero, por la educación que recibieron de un padre que les golpeaba con un cinturón si lo desobedecían y de una niñera con simpatías nazis. Después, por las continuas disputas entre los hermanos. Los Koch, en realidad, eran cuatro, pero el mayor, Fred, y Bill, gemelo de David, se alejaron, después de muchos pleitos, de los dos hombres que han abanderado la ultraderecha norteamericana.
En su libro, Jane Mayer cuenta cómo, tras varios fracasos impulsando candidaturas libertarias, David y Charles descubrieron que el mejor modo de influir en la política norteamericana era entrar en los centros de pensamiento. El dinero les abrió las puertas de las universidades más prestigiosas, en las que se cocinó, durante las últimas décadas, el giro neoconservador que ha acabado llevando a Trump al poder. La paradoja es que los Koch se acabaron distanciando del magnate neoyorquino, al que ahora acusan de proteccionista.
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