«Hitler fue un gran actor y un convincente orador. Sin sus dotes oratorias el nazismo nunca habría llegado a ser lo que fue». Así lo cree Juan Eslava Galán (Arjona, Jaén, 73 años), autor de 'Enciclopedia nazi contada para escépticos' (Planeta). Es un tomo ... de 900 páginas profusamente ilustrado y documentado en el que explora todos los perfiles del nazismo y sus terribles consecuencias. Un trabajo monumental sobre el movimiento que degeneró en el Holocausto, una de las mayores tragedias de la historia, pero en el que su autor deja espacios al humor y la ironía.
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Trasplantado de riñón, Eslava Galán fue más que cuidadoso con su salud durante el confinamiento en lo más duro de la pandemia. Encerrado en casa, buceó en su vasta biblioteca, repleta de títulos sobre la II Guerra Mundial y el nazismo. Así fue armando esta enciclopedia que va de la voz 'Abhörverbrecher' (radioescucha furtivo) a 'Zyklon B', el gas a base de cianuro fabricado por la compañía IG Farben, del grupo Bayer, que segó la vida de millones de personas en los campos de exterminio.
Califica Eslava Galán el nazismo como «un traspiés en la historia de Europa», pero no está convencido de que no tropecemos de nuevo en la misma piedra. «La historia me enseña que no siempre damos pasos hacia adelante y que algunas veces, más de las que suponemos, vamos hacia atrás. El riesgo de caer en lo mismo existe», reconoce.
«Hay diferentes grupos que creen que el nazismo es hoy aplicable a la realidad de sus países, pero creo que se trata de algo más folclórico que otra cosa, por más que su revolucionaria estética y la parafernalia nazi aún sigan siendo atractivas para algunos», dice el escritor. Su enciclopedia está plagada «de seres repugnantes», como Heinrich Himmler, el número dos del régimen nazi; o Hermann Göring, un ser inestable designado sucesor del Führer, y quienes «como muchos otros, transgredían cualquier límite moral».
Por encima de ellos está Hitler, a quien Eslava Galán sigue desde su ascenso al poder, «aprovechando los mecanismos democráticos», hasta su escalada militar como «el general que ganaba la guerra sin combatir». El mismo que comete «el inmenso error de invadir Rusia» y de alargar la guerra innecesariamente «para suicidarse cuando los soviéticos cercaban su guarida en Berlín».
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«Hitler es un ser poliédrico. Fue un gran actor que se llevaba a la gente al huerto diciéndoles lo que querían oír. En una Alemania hundida y humillada, inoculó el veneno de las doctrinas racistas y antisemitas que ya estaban en el ambiente», asegura. Recuerda que «sus primeros mítines eran de pago» y que «su estilo ampuloso y grandilocuente, que hoy parece ridículo, estaba entonces de moda». «No estaba bien de la cabeza y sin sus dotes de histrión, ni habría llegado donde llegó ni habría pasado lo que pasó», sostiene Eslava Galán, para quien «el nazismo sin Hitler es inconcebible».
Si Baroja decía que «el nacionalismo se cura leyendo, lo mismo pasa con el nacionalsocialismo», cree Eslava Galán. «La lectura es un vacuna contra todos los extremismos», dice este empedernido lector que trató de penetrar en la mente de Hitler a través de 'Mein Kampf' ('Mi lucha'). «Todo el mundo tenía el ideario de Hitler en su casa pero casi nadie lo había leído. Es ilegible e indigesto. Enseguida comprendes que está escrito por un indocumentado», asegura el escritor, que se ocupa del horror del Holocausto, de la Gestapo, las SS, las SA, las escuelas, la economía, el cine y la arquitectura nazi, de su vertiente esotérica, de las juventudes hitlerianas, de la débil oposición a Hitler o del negacionismo.
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También de la connivencia del franquismo con el Reich antes y después de la II Guerra Mundial, para desmentir «la leyenda de que Franco paró los pies a Hitler en Hendaya». «La propaganda franquista era más franquista que el propio Franco, que llevó a la entrevista su chuleta para reclamar el imperio colonial francés a cambio de entrar en la guerra. Hitler acabó cabreado y echando pestes de aquel enano, que fue como se refirió a él», cuenta el escritor.
España acogió tras la guerra a muchos nazis. «Gente con mucho dinero, con contactos infiltrados en los ministerios franquistas que les alertaban cuando eran buscados», señala Eslava Galán, que ha repasado las crónicas de los periodistas españoles en Alemania y la prensa española «que estaba vendida y era descaradamente germanófila».
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Transcurridos casi 80 años desde el final de la guerra, con los millones de muertos en los frentes de batalla, en los bombardeos sobre civiles y en los campos exterminio, y a pesar de los juicios de Nuremberg, cree Eslava Galán que «los nazis no han purgado sus culpas completamente». «Se hizo el paripé de cara a la galería mientras que muchos jerarcas y torturadores nazis seguían ocupando puestos», dice. Y asegura que fue así «porque en 1945 interesaba una Alemania que taponara el expansionismo de la URSS y de Stalin, que se había convertido en el nuevo enemigo global».
«Me encanta escribir para escépticos. Busco el envés de la historia», concluye Eslava Galán, doctor en Letras, ganador del Premio Planeta en 1987 y que ya contó a sus descreídos lectores la historia de España, del mundo y de las dos guerras mundiales.
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