Primero llegó Juan Torca, luego Kolia y ahora se alza con vigorosa juventud Libertad Guerra, una mujer de armas tomar en la España de principios de los 80'. Una España, eso sí, en la que el golpe de Estado de Tejero y compañía ha triunfado. ... Lo llaman ucronía, y permite al autor aventurar un contexto plagado de lugares comunes, pero a la vez totalmente imaginario, y construir en torno a él una historia de amor, misterio y aventura.
Esas son las señas de identidad de 'La última noche de Libertad Guerra', la cuarta novela del burgalés Leandro Pérez, que acaba de llegar a las librerías de la mano de Planeta. Ahora, dice el autor, la novela «tiene que empezar a vivir su vida». Su trabajo fundamental, que no es otro que escribir, «ya ha terminado» y son los lectores los que tienen el poder.
Pregunta.- A priori, esta cuarta novela no tiene nada que ver con las tres anteriores. ¿Cómo surge?
Respuesta.- Efectivamente, no tiene nada que ver con las anteriores, pero surge exactamente igual que las anteriores. Cuando terminé de escribir Kolia me puse manos al teclado con un personaje en la cabeza, que es Libertad Guerra, que tiró de mí y me llevó de un lado a otro. Es ella la que me hace escribir por primera vez una novela extensa en primera persona.
¿Cómo de difícil y estimulante ha sido meterse dentro de un personaje femenino? Hasta hora no lo había hecho.
La verdad es que es un personaje del que me siento muy orgulloso. Evidentemente, soy un hombre, pero comparto mi vida con una mujer desde hace 25 años, tengo madre y tengo hermana, por lo que creo conocer algo el mundo femenino. En todo caso, esto va más allá. Creo que, por ejemplo, cualquier buena escritora es capaz de escribir la historia de un hombre, igual que cualquier escritor es capaz de construir una historia ambientada hace mil años sin haber vivido esa época. La verdad es que me ha resultado muy sencillo ponerme en la piel de Libertad Guerra e intentar contar su historia siempre desde su punto de vista. Me ha parecido un reto, pero a la vez, algo muy entretenido. Espero que al lector también le guste.
«Me ha resultado muy sencillo ponerme en la piel de Libertad Guerra e intentar contar su historia siempre desde su punto de vista»
La novela parte de la premisa de que el golpe de Estado del 23-F triunfa, pero no estamos ante una novela histórica ni política, ¿verdad?
Eso es. Yo creo que sobre todo es una historia de amor que está ambientada en una época terrible. A partir de ahí, es un amor que se enfrenta, como cualquier otro, a muchas dificultades y alegrías. Básicamente, la historia se basa en que una mujer se enamora de un hombre que desaparece y tiene que buscarle. Y hasta ahí puedo contar sin destripar nada. Que el lector siga los pasos de Libertad.
Vale. Es una historia de amor. Pero un amor juvenil, y por tanto pasional e incluso descerebrado, ¿no?
Sí. Libertad es una chica de 21 años, una mujer liberada que está viviendo en el Madrid de la Movida, donde hay mucho desenfreno y que cuando se entrega, lo hace totalmente. Y cuando cuenta las cosas, no se corta un pelo. Esta no es una novela como Kolia, que quizá estuviera más enfocada hacia adolescentes. Esta es una novela más desgenerada y más adulta.
«Esta es una novela más desgenerada y más adulta»
La España que dibuja en la novela es una España imaginaria, pero que a la vez es muy creíble.
Eso he intentado. Al final, creo que haciendo un pequeño esfuerzo, todos nos podemos poner en la piel de alguien que vive en un país gobernado, por ejemplo, por talibanes. También es relativamente sencillo ponerse en la piel de una mujer que viste burka o en la de un judío en el Berlín de los años 30'. Y obviamente, es fácil ponerse en la piel de alguien que está viviendo una Transición a la democracia que se aborta y que se convierte de nuevo en una dictadura. Yo simplemente cuento que eso pudo pasar, aunque afortunadamente no pasó. Pero más que hablar de derechas o de izquierdas, lo que he pretendido es ponerme en la piel de alguien que de repente sufre una gran opresión y tiene que enfrentarse a ella.
La novela se desarrolla a caballo entre Madrid, Lerma, Burgos y la margen izquierda de Bilbao. ¿Son las cuatro caras de una misma España?
Nunca lo había visto así, pero sí. Son cuatro territorios muy distintos entre sí en los que esta mujer vive sus aventuras y desventuras y que yo conozco bien. En ellos me siento cómodo y me encajaban a la perfección para contextualizar la historia que quería contar. Por ejemplo, me encajaba que Imanol, el otro gran protagonista de la novela, tuviera raíces vascas.
Hablemos de Imanol. ¿De dónde surge ese personaje?
La novela también parte de una declaración que hizo Imanol Arias, en la que contaba que cuando llegó a Madrid dormía en una pensión de la calle Ballesta cuando las prostitutas dejaban libre la habitación. Eso me sirvió de revulsivo para construir el personaje. Evidentemente, el Imanol de mi novela no es Imanol Arias, pero tiene ciertas cosas parecidas a ese Imanol Arias de los años 70' y 80'.
Habla del mundo de la noche del Madrid de la Movida. Un mundo sórdido, pero a la vez poético.
Efectivamente. A pesar de la sordidez, ese Madrid de los 80' tiene un punto romántico que encaja mucho con la historia de los dos personajes.
«A pesar de la sordidez, ese Madrid de los 80' tiene un punto romántico»
La novela también está llena de referencias con las que usted ha crecido en Burgos. Es algo inevitable, ¿no?
Sí. Hablo de las 300 camas, del Cafeto Madrid, el Óliver, la Pécora o el Casino. Yo no soy un escritor excesivamente descriptivo y puntilloso. A mí me gustan los diálogos y me gusta enganchar al lector con cierta acción, pero también me gusta que haya ciertas pausas. Y para ubicar al lector en ciertos lugares, al llegar a Burgos, muestro lugares que me gustan y que conozco.
Hace años apareció Juan Torca. Ahora lo hace Libertad Guerra. Dos personajes con mucho peso.
Son dos personajes con bastantes diferencias, pero unas cuantas similitudes. Los dos son personajes libres, con un punto guerrero, que cuando tienen que remangarse y pelear, lo hacer. Al final, son hijos del mismo padre, que soy yo.
En el caso de Libertad, ¿hablamos de arrojo o de inconsciencia juvenil?
Libertad es una mujer que trabaja en un periódico a principios de los 80' y que, como tantas otras mujeres en aquella época, tiene que derribar muchos prejuicios y enfrentarse a muchos tabúes para desempeñar su trabajo. Tiene ese punto guerrero que fue necesario para que ahora muchas mujeres estén en una situación mucho mejor que la que tenían en aquella época.
La música es algo esencial en la novela.
Sí. La música es muy importante, como lo es el periodismo. Libertad trabaja en Pueblo, donde trabajaron mujeres como Julia Navarro, Carmen Rigalt, Rosa Villacastín o Rosa Motnero, cuya primera novela ha sido muy importante para mí a la hora de escribir este libro. Para hacer que Libertad fuera distinta, decidí que fuera periodista musical. Y cuando alguien sabe mucho de algo o le interesa mucho algo, como es el caso de Libertad, ese algo lo impregna todo inevitablemente.
¿Cómo ha escrito la novela? Las anteriores las escribió casi donde podía.
En este caso he sido más metódico y profesional. La novela es más extensa y requería un trabajo distinto. En este sentido, y aunque suene mal, lo cierto es que la pandemia me ha venido bien. Tenía escrita cerca de la mitad de la novela antes de que llegara la pandemia. Tuve que detenerme abruptamente en ese mes de marzo en el que cambiaron todas nuestras vidas y lo retomé en ese periodo de relativa calma, en el que todavía había muchas restricciones y teníamos mucho tiempo en nuestras casas. Ojalá no hubiéramos vivido todo esto, pero lo cierto es que en ese sentido me vi beneficiado.
¿Qué recepción está tenido la novela?
La primera acogida está siendo muy satisfactoria. Inicialmente, mandé el manuscrito a algunos amigos y me comentaron algo que creo honestamente que he conseguido, que es dar un paso más. Es una novela un punto más ambiciosa y más literaria. Más total. Más desgenerada.
«Es una novela un punto más ambiciosa y más literaria. Más total. Más desgenerada»
¿Temía estancarse como escritor de novela negra?
Con Kolia ya me desligué de la novela negra. Ahí marqué distancias, escribiendo una novela sobre baloncesto con un adolescente como protagonista. Y en este caso, la novela tiene un punto negro evidente, con partes muy sórdidas, pero también hay otros géneros.
¿Ya tiene planes de futuro?
Sí. La verdad es que tengo ya un par de ideas con Libertad Guerra. Y tengo a Juan Torca diciéndome que ya estoy tardando en volver a sacarlo. Cuando pasen estos días de promoción me tengo que poner a ello. Lo que está claro es que este verano estaré escribiendo una nueva novela como muy tarde.