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En una sátira salvaje y profética sobre la división en Estados Unidos, el escritor Chuck Palahniuk (Pasco, Washington 1962) balcaniza su país y lo divide en tres Estados-nación: Negrotopía, la patria de los negros; Gaysia, un paraíso para el colectivo LGTBI, y Caucasia, la ... anhelada tierra de promisión de la supremacía blanca. Es el explosivo argumento del 'El día del ajuste' (Literatura Random House) una fábula macabra y deformante sobre la deriva frentista y guerracivilista de la nación más poderosa del mundo, en la que el autor de 'El club de la lucha' derrocha humor, violencia, sangre e ingenio.
«Cerraron los ojos para imaginarse mejor los altos ventanales del Capitolio o de los tribunales hechos añicos», se lee en el libro de Palahniuk, publicado en su país en 2018, y que anticipa el violento asalto al parlamento en Washington. Un asalto en el que el escritor ve cosas positivas. «Fue un entrenamiento, una especie de prueba y un punto de inflexión a partir del cual aparecerán los líderes 'millennials', los de la siguiente generación, para ocupar puestos políticos», aseguró Palahniuk en un encuentro virtual con periodistas españoles.
«La clase política estadounidense está atrincherada. Son hombres y mujeres que han sido políticos durante toda su vida. Vemos tanto desasosiego porque los 'baby boomers' no quieren renunciar a su poder. Es una generación de políticos muy egoísta. La necesaria transferencia de poder generacional no se produce y eso causa problemas», plantea Palahniuk.
Asegura que ni respira ni duerme mejor desde que Donald Trump ha abandonado la Casa Blanca. «Estoy tan resignado que me da igual quién sea el presidente. Cualquiera puede hacer mucho daño, ser aburrido y no aplicar las leyes. Ignoré a Trump y pasaré cuatro años ignorando a Biden», confiesa. «No importa quién esté en la Casa Blanca: nuestro Gobierno es un desastre», afirma.
Sostiene que su apocalíptica y sangrienta novela sobre la balcanización de Estados Unidos no hace otra cosa que «materializar las fantasías de muchos de los habitantes del mi país, de la izquierda y de la derecha, que sueñan con abolir un gobierno y empezar de cero». «Abordo esa fantasía con toda la violencia y el realismo posible para demostrar, que si se divide Estados Unidos, esos pequeños países se desmoronarían también», plantea.
«Mis novelas son de perdedores que conectan con otros perdedores, de personas que no encuentran su sitio, que no pueden cumplir sus deseos y que son quienes impulsan las revoluciones, que son una forma para dar con su lugar en el mundo», asegura Palahniuk, que tuvo problemas para publicar la última. «Mi editor de toda la vida no se atrevió. Estaba a punto de jubilarse y no quería problemas, así que debí buscar otro más valiente», explica.
Truculenta y sanguinolenta como una película de Tarantino, 'El día del ajuste' es para su autor el contrapunto de 'El club de la lucha'. «Aquella hablaba del empoderamiento. De cómo las personas entraban en ese club para descubrir que podían hacer otra cosa y qué podían soportar. Se capacitaban para salir al mundo como individuos y tener una vida más potente y eficaz. Esta es el envés de ese modelo. Tenemos una sociedad de ciudadanos infelices y la solución es aglutinarlos y enviarlos a una misión. En 'El club de la lucha' se creaban espíritus poderosos y en 'El día del ajuste', las personas crean potentes movimientos sociales».
«Odio decir a la gente cómo debe descifrar mis libros. Es como decirle que es idiota y no ha entendido nada», dice el autor de 'Snuff' o 'Fantasmas', que se tiene por «un romántico antes que por un rebelde o un irreverente».
«Crecí en los setenta, con las películas del movimiento fatalista romántico, con protagonistas que tenía objetivos que no alcanzaban. No olvidemos que Rocky perdió, como todos esos héroes derrotados que aceptaban como pobre recompensa tener buenos amigos. Es algo que viene, quizá, del fracaso de Vietnam, de la mentalidad derrotista que dejaron los sesenta. Fue terrible para mi generación», dice un autor que llevó a sus novelas el aire frenético y violento del punk. «Billy Idol decía que en el punk cada canción es alta y ruidosa y termina como si saltara por un precipicio, y así empecé a escribir mis relatos», dice Palahniuk que escribe ahora de forma «episódica y fragmentaria para captar mejor la atención del lector».
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