Cuatro personalidades. Un hombre. Caballero, tahúr, poeta y un donjuan. Son las cuatro palabras con las que Carlos Aganzo describe al protagonista de su última novela, 'Don de la insolencia'. A lo largo de las páginas del libro, recorre la vida de Juan de Tassis, la gente de la que estuvo rodeado e, incluso, las veces que fue obligado a abandonar España debido a sus sátiras o sus amoríos. Sin embargo, hay un asunto aún pendiente de resolver: el motivo por el que este escritor del Siglo de Oro fue asesinado y quién dio la orden de que se cometiese tal acto.
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Juan de Tassis, explica Aganzo, «fue muchas cosas». A lo largo de sus cuarenta años cargó con la fama de ser un donjuan que, no solo cortejaba a mujeres de la noble e, incluso, a la propia reina, sino que también pasaba tiempo con «las madames de los burdeles». También fue conocido por sus poemas y sátiras, que no siempre fueron bien recibidas y que le llegaron a condenar, en varias ocasiones, al exilio. Pero esos viajes fuera de España, ayudaron a forjar, aún más, su facta de escritor. De hecho, fueron los sonetos amorosos los que engatusaron tanto al autor de'Don de la insolencia', que se presenta el próximo 28 de mayo en el Palacio Real, que decidió pasar meses indagando sobre su vida y sus obras para, posteriormente, plasmarlo en el libro. «Recogen toda la tradición clásica grecolatina pasada por la italiana, la petrarquista, la española y la post-garcilista».
Juan de Tassis, también conocido como el conde de Villamediana, logró también adquirir un alto estatus gracias a su empresa. Y es que no solo dirigía el Correo Mayor en España, es decir, el envío de cartas de un lugar a otro, sino que también regentaba un negocio de alquiler de coches, que acabó derivando en el que actualmente son los taxis. «Por cada carta que se mandaba o por cada alquiler de coche, se llevaba una parte económica importante», explica Carlos Aganzo. Poco a poco, logró a hacer una gran fortuna de dinero que no acabó todo lo bien que podía. Y es que este escritor del Siglo de Oro lo «dilapidó por completo entre mujeres de alta cuna y de baja cama», así como en atuendos y joyas.
Esta forma de vida, su donjuanismo y los excesos que cobraba por el envío de cartas, fue la que le costó estar hasta en cuatro ocasiones desterrado de la corte. Pero aún llegando a ser tan popular como para que los reyes decidiesen intervenir, es un poeta que no ha adquirido la popularidad de otros escritores de la misma época. ¿El motivo? Las parejas con las que le tocó convivir. Y es que, si uno piensa en el Siglo de Oro, los primeros autores que le vienen a la cabeza son Góngora, Quevedo, Cervantes o Lope de Vega. «Un estudiante de hoy no estudia 20 autores de aquel tiempo como lo hacía un alumno hace dos década. Estudia tres», explica Aganzo. «A él le tocó sobrevivir con dos parejas muy bien definidas», continúa. Pero, bajo su punta de vista, es necesario profundizar más para evitar que autores de la talla de Juan de Tassis puedan quedar en el olvido.
Para Aganzo, Juan de Tassis es un claro ejemplo de cómo hay que vivir. Salvando las distancias. Se refiere a la pasión con la que hacía las cosas y con la que sentía cada hazaña. «Es un personaje fascinante», explica. «En este presentismo en el que estamos, en el que nos deshumanizamos, en el que nos alejamos de la piel del otro... volver los ojos a una poesía amorosa tan extraordinaria es un choque brutal», señala. «Es algo que va contracorriente de lo que estamos viviendo ahora», continúa.
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Por ello, anima a todo el mundo a que lean su libro, aunque sobre todo a los jóvenes. Para que, así, comprendan cómo era amar a la manera de Juan de Tassis. «Leer al conde nos hace preguntarnos qué es lo verdaderamente humanos y distinguirnos». Además, define al protagonista de su libro como un auténtico rompedor de los cánones que había establecidos durante su época. Por ejemplo, que los hombre llorasen.
«Juan de Tassis es un hombre que llora permanentemente» y, siempre, por amor. «Es un hombre que, siendo un donjuan, muestra una »sensibilidad espasmódica«. «Es fantástico el pantone sentimenal del conde«, reconoce el autor de 'Don de la insolencia. Define su libro como »una lectura pasional, de apuesta por la vida, pero la de verdad. Y las personas de verdad«, concluye.
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