El músico Alejo Stivel, en un hotel madrileño. José Ramón Ladra

Alejo Stivel sobre las drogas: «Los ahorros me los metía por la nariz»

El compositor publica sus memorias, en las que cuenta su niñez en Argentina y los años de fiesta y desenfreno como miembro de Tequila

Lunes, 10 de junio 2024, 00:12

Alejo Stivel, compositor y cofundador de Tequila, tiene más vidas que un gato. Estuvo a punto de palmarla con cinco años a causa de una tuberculosis. Luego vinieron un accidente de moto, varias sobredosis, un cáncer... Hasta el boxeador Mike Tyson pudo mandarle al otro barrio de un guantazo si hubiera querido cuando se encaró con él en La Habana, susceptible porque supuso que el músico se estaba metiendo donde no le llamaban y le miraba con ojeriza.

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A punto de cumplir 66 años, el rockero ha publicado sus memorias, 'Yo debería estar muerto' (Espasa), escritas pacientemente con un móvil porque al compositor le traen al pairo los ordenadores. Criado en un ambiente de izquierdas, Alejo Stivel llegó a España con 17 años por el miedo de su madre a que los milicos argentinos la emprendieran contra ella y su familia, sobre todo tras el asesinato de su excompañero por la dictadura militar. Aquí, en un país poco acostumbrado a escuchar rock en español, triunfó y se enroló en una carrera frenética de drogas, sexo y disipación. Para su dicha, lleva 30 años sin probar los estupefacientes.

«Llegó un momento en que la cosa empezó a ponerse un poco espesa. O me tiraba en plan 'Leaving Las Vegas', sumiéndome en un proceso autodestructivo hasta morir, o elegía la luz. Gracias a cómo fui criado y a todos los valores que me fueron transmitidos, me pude agarrar a eso», dice el cantante.

Insultantemente jóvenes

Cuando se extinguió Tequila, en 1983, los cinco miembros de la banda eran insultantemente jóvenes. Tenían unos 24 años, eran adictos a la heroína y su cartera estaba tiritando, y eso que ganaron bastante dinero para lo modesto que era entonces el caché de un músico. «Me consumí varios pisos en vivir, en fiestas, en drogas, en lo que fuera... Los ahorros, en vez de tenerlos en una caja fuerte o en un banco, me los metía por la nariz».

Siempre tuvo claro que el toque de corneta no era lo mejor para comenzar el día. Calibró la idea de casarse para evitar el servicio militar argentino, hasta que alguien le dijo que se hiciera el loco, cosa que se le daba muy bien. «Conseguí que tres psiquiatras españoles me diagnosticaran como maníaco-depresivo. Lo gracioso es que por la noche tocaba en conciertos multitudinarios».

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«Conseguí que tres psiquiatras me diagnosticaran como maníaco-depresivo para evitar el servicio militar»

 

 

También es cierto que la carrera de Alejo Stivel no se limita a Tequila. El cantante ahora metido a escritor compuso muchas, muchísimas melodías publicitarias y produjo un sinfín de discos, entre ellos uno que rebasó las mejores expectativas, a saber: '19 días y 500 noches', de Joaquín Sabina, con el que ha vuelto a grabar 'Yo era un animal'.

Gracias a los buenos oficios de Stivel, Joaquín Sabina dejó de impostar la voz y ofreció un timbre más bronco y cascado. Fue un triunfo tan desbordante e imprevisto que el de Úbeda quiso ficharlo para sus cinco discos siguientes, pero Stivel declinó la propuesta. Y el teléfono no volvió a sonar.

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Criado entre artistas

Hijo del cineasta David Stivelberg y de la actriz Zulema Katz, quienes se separaron poco después de su nacimiento, su madre unió su vida al periodista y escritor Paco Urondo, en un hogar donde menudeaban las visitas de artistas y escritores, como Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Mario Benedeti, Juan Gelman, Federico Luppi o Norma Aleandro.

De su madre y padrastro hizo suyos los postulados de la izquierda radical aunque luego, cuando aterrizó en España, Stivel cantó temas como 'Salta' o 'Dime que me quieres', trufados de vitalismo, color y un aire festivo alejado de todo compromiso político. «Me tocó vivir una tragedia muy grande con la dictadura argentina, con muchos caídos muy cercanos. A ello se sumaba el exilio, que es algo bastante dramático. Podemos llamarlo escapismo, podemos llamarlo supervivencia. Lo cierto es que quise de dejar atrás tanto dolor».

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«Tanto Netanyahu como Hamás están cómodos en el enfrentamiento», dice el cantante, descendiente de judíos ucranianos

 

 

Sus abuelos, judíos de Ucrania, huyeron del país antes del nazismo y se afincaron en Argentina en busca de una vida mejor. Imposible no hablar de la guerra de Gaza. ¿Se siente interpelado por el drama? «Hay que parar esta locura y apostar por la paz como sea. Hay que sentarse a dialogar, si aún es posible, pero tanto Netanyahu como Hamás están cómodos en el enfrentamiento. Su hábitat es la guerra».

Es curioso que un hombre que ha ayudado a componer la banda sonora del solar ibérico, no solo con Tequila, sino produciendo a la Oreja de Van Gogh, M Clan, La Cabra Mecánica, Jarabe de Palo, Fito Páez y Estopa, sea un todo desconocido en Argentina. Regresó a su país, natal pero ya nada era lo mismo. «Lo que pasa es que no volví al lugar que yo dejé. Durante la dictadura el país cambió muchísimo».

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