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El mundo del circo carga con numerosos estereotipos y prejuicios. Cuando oímos la palabra circo imaginamos, casi de manera automática, espectáculos con animales. O bien, si nos vamos en la dirección opuesta, se nos vienen imágenes de las llamativas acrobacias del Circo del Sol. Sin ... embargo, entre un extremo y otro existe toda una disciplina artística, cargada de creatividad, que está al alcance de cualquiera de nosotros.
Y bajo esa premisa nace Jugando al circo, una escuela de circo impulsado por cuatro artistas burgaleses (o afincados en Burgos). Quique Méndez (Jean Philippe Kikolas), Yéssica Balbás, Fran Martín y Andrés Vázquez Prada se han lanzado a la aventura de abrir 'Pirouette, zona circo', en la calle San Julián de Burgos, una sala artística en la que desarrollar sin límites espaciales su proyecto circense.
La escuela de circo arrancará en septiembre, una vez se inauguren las nuevas instalaciones, y ofrecerá cursos regulares sobre prácticamente cualquier disciplina circense: juegos aéreos, acrobacias, equilibrios, malabares... Cursos abiertos a todas las edades, desde los cuatro años en adelante, que se combinarán con los cursos intensivos más profesionales, la formación online y otras actividades artísticas.
Piroutte nace como un espacio abierto, a la colaboración artística y a cualquier propuesta, explica Jéssica Balbás. El proyecto Jugando al circo se inició hace dos años en el centro de creación artística La Parrala, pero las limitaciones de espacio que tienen las instalaciones (compartidas con otros grupos artísticos de la ciudad) han impulsado la creación de esta 'zona circo', un espacio propio para escuela de circo y mucho más.
Cursos regulares, cursos intensivos, espacios de entrenamiento, circo social o educativo, actividades para familias y hasta una sala de teatro alternativo son las ideas que se amontonan en las cabezas de estos cuatro artistas, porque los 350 metros cuadrados de las actuales instalaciones van a dar mucho juego. Y son, además, garantía suficiente para arrancar en plena pandemia respetando las medidas de seguridad.
«El espacio nos permite cumplir los aforos», asegura Balbás, pues además empezarán a funcionar con grupos pequeños, de no más de diez personas. Además, son muy conscientes de las exigencias que trae bajo el brazo la covid-19 así que se aprovisionarán de suficientes 'aparatos' para evitar que los alumnos tengan que compartir y se puedan ir dejando en cuarentena los usados sin paralizar la formación.
La escuela de circo es una locura artística, pero cuyo éxito saben que casi tienen asegurado. Es un formato que ya funciona, y muy bien, en otras muchas ciudades españolas. Además, en La Parrala ya pudieron testar el interés de los burgaleses y, ahora, están recibiendo multitud de solicitudes de información. También llevan un buen puñado de inscripciones formalizadas, pese a la incertidumbre que genera la covid-19.
«Tenemos cierta confianza, hay público y hay demanda», afirma Fran Martín, quien insiste en que para iniciarse en el circo no se requiere de ninguna habilidad especial. «Pese a las ideas preconcebidas de que hay que estar en forma, es como cualquier otra actividad física, se entrena, se va cogiendo práctica y forma». Además, las clases se adaptarán a las necesidades de cada alumno, para que vaya avanzando en los retos que se vaya marcando.
Se trata de poner «al alcance de las personas actividades que tal vez nunca se habían creído capaces de hacer«, asegura Martín. Y el circo permite mezclar muchas disciplinas. Junto con las físicas y deportivas están las artísticas, la creatividad, la expresión, pero también el trabajo en equipo, la disciplina, la perseverancia... Así que el circo es una actividad tan completa como cualquier otra.
Y la intención de Jugando al circo es que los burgaleses la entiendan como una posible extraescolar más para los niños, en la que ver un futuro profesional, pues no todo va a ser fútbol y música. Ahí encajan también proyectos como el circo educativo, con los centros escolares. O siendo más ambiciosos, el circo social, para trabajar con jóvenes en riesgo de exclusión social, como se hace en muchos países del mundo, explica Andrés Vázquez.
Así que, sí, Pirouette pretende ser mucho más que una escuela de circo, aunque arrancará con este ambicioso proyecto para que Burgos brille en la escena circense como ya lo hace con otras disciplinas artísticas.
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