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Isabel Martín, autora de 'El bucle infinito'. ÓSCAR CHAMORRO
Isabel Martín fusiona historia y ciencia ficción en 'El bucle infinito'

Isabel Martín fusiona historia y ciencia ficción en 'El bucle infinito'

La novela es el relato del descubrimiento de un secreto que trasciende el tiempo

Viernes, 29 de enero 2021, 00:03

Misterio, aventuras y ciencia ficción son los ingredientes de la novela de Isabel Martín 'El bucle infinito' (Ediciones B), una historia de viajes en el tiempo en el que el pasado y presente se entreveran para urdir una intriga preñada de amores imposibles. ... La novela cuenta las andanzas de Miguel, un historiador que restaura libros antiguos, y Julia, una física teórica que tiene en su poder un libro que ha permanecido en su familia durante generaciones y que les embarcará en un viaje inconcebible. Mientras esto sucede, en el siglo XVI Sabina, una curandera con visiones enigmáticas, sabe que su destino está en un monasterio de la provincia de Salamanca, adonde llega una inclemente noche de invierno.

El relato se arma alrededor de un enigma que ha permanecido oculto durante siglos y la investigación detectivesca de los protagonistas para desentrañarlo. La autora asegura que quería alumbrar una historia que fuera una mezcla de géneros, que combinara la historia con la ciencia ficción, de la que se declara una fanática. «Me atraía mucho la idea de enfrentar a personajes del primer mundo del siglo XXI con la realidad del XVI. Cómo soportarían la falta de higiene y de comodidades, las enfermedades, la represión religiosa… Cómo podría una científica algo huraña y descreída enfrentarse a los retos de una sociedad tan represiva donde la mujer, en el mejor de los casos era una mera incubadora del linaje y en el peor, una burra de carga», argumenta la escritora.

El punto de arranque de esta doble trama parte de una hipótesis, la posibilidad de que lo vivido no sea inamovible. A la novelista le fascina una novela de Isaac Asimov, 'El fin de la eternidad', que especula con el hecho de que el pasado y el presente sean maleables y sujetos a cambios. En la imaginación de Asimov, la mínima transformación de la realidad, como cambiar de lugar un frasco en un laboratorio, podía desencadenar una serie de acontecimientos que evitaran una guerra cien años después. «Dentro de mí sigue existiendo la adolescente que se quedó seducida con esa posibilidad», reconoce Martín.

La escritora se ha decidido a fabular sobre el siglo XVI porque a partir de esa centuria el mundo «se hizo mucho más amplio y confuso». «Se empezaban a romper las rígidas leyes de la sociedad estamental, hubo un gran auge científico en astronomía, en óptica, en química (fue la primera vez que se fabricaron medicamentos en el sentido moderno del término) y, a la vez, fue un momento de gran represión ideológica, la Reforma, la Contrarreforma, la Inquisición… Fue un tiempo muy contradictorio, aunque quizá no más que cualquier otro», alega.

Mujeres enclaustradas

En la novela cobran especial fuerza las vivencias de las mujeres enclaustradas en monasterios. Pese a la reclusión que sufrían, las hay que podían disfrutar de más libertad de acción que la mayoría de sus iguales en el exterior. «De momento, no tenían que someterse al dominio implacable del marido o del padre, y podían dedicarse incluso a labores científicas e intelectuales. Había mucha vida subterránea en los conventos, y también muchos recién nacidos enterrados por la noche en el huerto, mucho misticismo mal entendido, muchas pasiones reprimidas».

Por 'El bucle infinito' desfilan algunos personajes históricos, como fray Luis de León, Bartolomé de las Casas o un joven príncipe Felipe, a punto de casarse con Mariana de Portugal, su primera mujer, un pobre niño rico destinado a dominar el mundo. «Apenas tenía 16 años, y en la noche de bodas, su padre, Carlos I, encargó que los jóvenes fueran vigilados para que el encuentro sexual no se desmadrara, pues por tales excesos se suponía que había muerto un hermano del rey, y eso debía de haber dejado muy traumatizado al monarca».

El viaje en el tiempo es un motivo recurrente en la literatura de aventuras, como 'Un yanqui en la corte del rey Arturo', de Mark Twain y 'La máquina del tiempo', de H.G. Wells. En esta ocasión, Isabel Martín emplea este viejo recurso para enriquecer el texto con encuentros, desencuentros, reconocimientos, penalidades, hijos perdidos, amantes separados y unidos de nuevo por azares del destino.

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