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El Instituto Castellano y Leonés de la Lengua y el Ayuntamiento de Valladolid han presentado este miércoles, 12 de febrero, en la Casa José Zorrilla de Valladolid, los títulos finalistas del 'Premio de la Crítica de Castilla y León'.
José Luis Alonso ... de Santos es candidato con su obra 'Mil amaneceres. Estudio introductorio de Margarita Piñero', editado por el Ayuntamiento de Valladolid. Un trabajo con el que el autor cierra el círculo abierto con su primera obra dramática, '¡Viva el duque, nuestro dueño!', condensando en esta las claves de su teatro. El protagonista es un joven comediante del siglo XVII, Benjamín, que en un intenso monólogo pronunciado ante el ataúd de su compañero de fatigas, Antón, recuerda su vida desde que se conocieron en galeras hasta el presente, en la plenitud del éxito. En sus palabras se expresa todo el proceso de aprendizaje desde el sufrimiento hasta su superación a partir de lo cómico y de la práctica de la piedad. Por la obra desfilan la dureza cotidiana, las conflictivas relaciones con el poder y la sociedad, la solidaridad y una reflexión profunda sobre el teatro.
La segunda finalista es 'Sobre María Zambrano. Misterios encendidos' de Antonio Colinas, editado por Siruela. Maestro de las letras españolas contemporáneas, el poeta Antonio Colinas, asimismo narrador, ensayista y traductor, aborda y desentraña en esta obra los «misterios encendidos» de María Zambrano con esa precisión, austeridad y exactitud de fondo y forma que le caracterizan. Muy unido a la autora de Los intelectuales en el drama de España, Colinas saca a Zambrano del coto privado en que algunos pretenderían mantenerla e ilumina la sabiduría y el humanismo transcendente de una «palabra que arde sin agotarse entre el alba y la noche del ser», palabra escrita «con todas las consecuencias». Indagación profunda y singular esta de Antonio Colinas, inspirada tanto en la luz como en los silencios, en la música y en los símbolos.
El tercero en discordia Alejandro Cuevas por 'Mi corazón visto desde el espacio', editado por Menoscuarto. Esta es su quinta novela, la cual, dando la razón al dicho taurino de que nunca hay quinto malo, se revela jugosamente divertida y, al tiempo, muy crítica, hasta sarcástica y sin concesiones al humor fácil ni a las visiones idealizadoras. Tras seis años en el extranjero, y aquí procede subrayar que el autor ha pasado cinco de los seis últimos años en Estados Unidos, el protagonista regresa a su ciudad, a la que llama Desgracia, de la que se fue huyendo de la ruina y el desamor y de la que ahora traza su crónica, tanto la del pasado como la del presente, incidiendo en realidades de las que casi nunca se habla.
Pablo Andrés Escapa presenta 'Fábrica de prodigios', editado por Páginas de Espuma. Se trata de tres relatos o novelas cortas de quien se ha revelado como uno de los mejores cuentistas de su generación, el leonés Pablo Andrés Escapa, las tres de aliento fantástico, fabuloso e irónico, ambientadas en un espacio mítico de provincias. En la primera, 'Pájaro de barbería', el mutismo y la inmovilidad de un loro, encerrado en la jaula de una barbería pueblerina sin clientes, atraen la atención y obsesionan a un viajante de comercio, con un final absolutamente inesperado; la segunda, Continuidad de la musa, acoge un despliegue metalitario y se cierra sobre un apunte de metempsicosis; y la tercera, El diablo consentido, se desarrolla entre equívocos que mezclan realidades y sueños.
Emilio Gancedo con 'La Brigada 22' de Pepitas de Calabaza, y cuya historia se desarrolla en 1980 en una ciudad de provincias, donde Francisco Munera, oficinista de vida gris y ordenada, de repente descubre, a través de un encadenamiento de azares, a los integrantes, ya muy entrados en años, de una antigua partida de maquis, anclados en sus ideales. A partir de ahí, Gancedo despliega con ironía y entrañablemente una historia que en el fondo incide en la incapacidad de la sociedad española para cerrar las heridas.
'Una tumba en el aire', editado por Galaxia Gutenberg, de Adolfo García Ortega. En la relación de horrores de ETA, tan desbordada de episodios espeluznantes, sobresale el triple asesinato de la noche del 24 de marzo de 1973, cuando tres jóvenes gallegos cruzaron la frontera de Francia para ver en Biarritz 'El último tango en París'. Para su desgracia, los etarras, que entonces campaban a sus anchas por el sur del país vecino, los tomaron por policías, cayeron sobre ellos y nada ha vuelto a saberse, salvo que murieron en la tortura.
Juan Antonio González Iglesias es finalista con su obra 'Jardín Gulbekian'. El poeta González Iglesias, latinista de prestigio de la Universidad de Salamanca, aúna en el bosque de sus versos la herencia de la tradición y el fulgor de la modernidad. Jardín donde todo se entiende sin decir nada, en el que perderse para encontrarse por unos senderos en los que laten la serenidad y los enigmas. Jardín, también, para refugio, pero para refugios sin huida. Como aquellos jardines de fray Luis de León, donde «el aire se serena/ y viste de hermosura y luz no usada», jardines plantados por la mano del hombre, principio y fin de una poesía que se mide en la causa de la armonía.
Mauricio Herrero Jiménez accede a la final con 'Todos los tiempos' de Difacil. Nuevo poemario, al parecer el segundo, de Mauricio Herrero, paleógrafo en la vida oficial y poeta en la vida escondida de los que desgranan en sus versos la arena de los relojes para rescatar la memoria sin tiempo de laberintos, naufragios y cenizas. Cántico del viento cuando el viento nos devuelve las sílabas del silencio. Desde las entreluces y en el otoño de la despedida, con el corazón calcinado y en la hora de las derrotas, los poemas se deslizan por las sombras y se precipitan en pozos sin agua, haciendo inmortal el dolor de la partida final de quien guio al poeta por las inquietudes y las alegrías.
'Lumbre y ceniza', editado por Devenir, es la obra con la que es finalista Yolanda Izard Anaya y, por último, 'Juventud de cristal', editado por Alfaguara, la última novela de Mateo Díaz. En esta ocasión Armenta, a orillas del río Margo, donde una mujer (Mina) levanta inventario de las inquietudes, ansías o desasosiegos que se apoderaron de las vidas de unos personajes tan vistos como entrevistos a partir de sus rememoraciones. Es portentosa la capacidad de Mateo Díez para construir historias, crear personajes, alumbrar situaciones y trazar escorzos inesperados.
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