Un menú quijotesco
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En 1884 un traductor y estudioso inglés de Cervantes fue agasajado con un banquete enteramente inspirado en la comida mencionada en El QuijoteAna Vega Pérez de Arlucea
Sábado, 19 de junio 2021, 07:47
La hemeroteca de la Biblioteca Nacional y sus tesoros digitalizados nunca dejan de sorprenderme. Andaba yo el otro día buscando recetas antiguas de salsa picante cuando me topé con un descubrimiento gastroliterario de tomo y lomo: un menú de 14 platos servido en el año ... 1884 y completamente basado en la novela más famosa de la literatura hispana, Don Quijote de la Mancha (1605).
La noticia, publicada por el periódico 'El Día' el 7 de abril de 1884, se titula «Un al-muerzo clásico» y describe el fastuoso y cervantino banquete que ese mismo día se había ofrecido en Madrid en honor a un visitante llegado de Londres, Henry Edward Watts. El señor Watts, inglés nacido en India y curtido como periodista en Australia, era un gran conocedor de la obra de Miguel de Cervantes y andaba preparando una ambiciosa traducción de Don Quijote a su idioma nativo. 'The ingenious gentleman Don Quixote of La Mancha' vería la luz en 1888, dividido en varios tomos e incluyendo una biografía de Cervantes además de miles de doctas notas al pie redactadas y documentadas por míster Watts durante sus viajes por España. Uno de ellos fue en abril de 1884, cuando recaló en Madrid invitado por su amigo el historiador y bibliógrafo sevillano Pascual de Gayangos y Arce (1809-1897). Gayangos se había casado con una inglesa y durante sus largas estancias en la capital londinense había trabado amistad con Watts y otros hispanistas.
La erudición y el buen humor del sevillano se tradujeron en un convite muy especial con el que sació la curiosidad que su colega inglés sentía por probar los platos mencionados en las aventuras de Alonso Quijano. La convocatoria era en la residencia de los señores de Riaño (hija y yerno de Pascual Gayangos), al mediodía. Se ve que doña Emilia Gayangos Revell era aparte de conocida dama de la alta sociedad madrileña, gran anfitriona y buena conocedora tanto de la novela de Cervantes como de la gastronomía del Siglo de Oro, porque a ella se debió la elección del menú y las orientaciones acerca de cómo confeccionarlo. Tal y como contaba el periódico, la colección de antigüedades de los Riaño-Gayangos había servido para adornar el comedor y vestir la mesa al más puro estilo del siglo XVII con porcelana antigua, vasos de cristal veneciano e incluso yelmos originales de la época, dentro de los cuales se sirvieron de postre requesones con fresas.
«La mesa estaba cubierta con adamascado y blanquísimo mantel guarnecido de encajes del siglo XVI; en el centro se elevaba una estatua de D. Quijote leyendo un libro de caballería y el servicio era de plata repujada, los platos, las fuentes y ensaladeras de loza de Talavera unas e hispano-çarabes de reflejos metálicos las otras». Para que vean el nivel de detalle con el que la comida estaba planificada, el menú se presentó escrito con caligrafía antigua sobre una piel de vitela «ilustrada con viñetas copiadas de la edición castellana del Quijote de 1765».
¿Qué comieron? Catorce platos regados con cuatro vinos, todos ellos sacados de las páginas del Quijote e interpretados de la manera más fiel posible a como debieron ser en 1605:
-Aperitivos: Salpicón con salsa picante, mojama ahumada, aceitunas en escabeche. Platos
-Platos: Potaje de lentejas con jugo de jamón, duelos y quebrantos, Quijote de buey con criadilla de tierra, palominos, magras con cabello de ángel.
-Postres:: Requesones con fresas, tortas de Alcázar, huevos moles rosados, queso de Criptana, pestiños con miel, frutas.
-Bebidas: Mazanilla de Sanlúcar, jerez Pedro Ximénez, Valdepeñas añejo, aguardiente de Monóvar.
A este almuerzo histórico acudieron como invitados el señor Watts, su compañero de viaje Mr. MacCarthy (artista encargado de realizar las ilustraciones para su traducción), el escritor y gastrónomo José Castro y Serrano y el mismísimo Emilio Castelar, ex-presidente de la Primera República y gran gourmet aficionado. Quién pudiera viajar en el tiempo y colarse en esa fiesta…
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