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El misterio de la Mirinda

El misterio de la Mirinda

Gastrohistorias ·

¿Fue esta marca de refrescos auténticamente española? ¿Le robaron la idea a su inventor o se le vendió a Pepsi? ¿Qué relación guarda con el esperanto?

Ana Vega Pérez de Arlucea

Sábado, 3 de octubre 2020

Maravilloso, asombroso, magnífico, soberbio, grandioso, estupendo, fenomenal, formidable, portentoso… Todos esos adjetivos se traducen al esperanto como «mirinda», palabra fetén que para muchos de ustedes estará indisolublemente asociada a una mítica marca de refrescos que partió la pana en España durante los años 60 y ... 70.

De Mirinda se ha escrito mucho, casi tanto como se ha añorado su sabor inclasificable a naranja y limón. Aquí llevamos décadas huérfanos de Mirinda, a pesar de que este nombre comercial siga vivito y coleando en Hispanoamérica y muchos otros países del mundo donde todavía existe. Hay Mirinda desde México hasta Malasia pasando por Rusia, China, Egipto, Israel, Nueva Zelanda, Polonia o Brasil. En todos esos sitios es simplemente una de las marcas pertenecientes a PepsiCo (como Kas, por ejemplo) y se vende con distintos sabores como fresa, manzana, uva, piña, mandarina, guaraná o pomelo, sin olvidar los clásicos naranja y limón. Las dos últimas fueron las únicas variantes conocidas en España además de la tónica Mirinda, que salió al mercado en 1965 para ser consumida sola o como ingrediente en coctelería.

Detalle de un anuncio de tónica Mirinda, 1967. Ana Vega

¿Por qué desapareció Mirinda en España y no en otros lugares? Simplemente por estrategia empresarial: mientras que Coca Cola introdujo a Fanta como su estandarte en cuanto a refrescos de naranja, en nuestro país existían ya otros productos equiparables como Trinaranjus, Kas o Schuss. PepsiCo, eterno rival de Coca Cola, había entrado en el mismo terreno de juego con Mirinda, marca que se batió el cobre contra todas los demás burbujas cítricas hasta el año 1992, cuando la empresa matriz adquirió también a la vitoriana Kas. Dos marcas, dos refrescos similares. Ante la disyuntiva Pepsi prefirió apostar con la que mayor implantación tenía, que no era otra que Kas. Mirinda salió del panorama español para dejar paso libre a su antigua competidora, pero no fue abandonada por la compañía. Al contrario, se convirtió en su emblema en el resto del mundo. Por eso pueden encontrar ustedes Mirinda en los supermercados extranjeros (vale, también en alguno canario o en grandes ciudades) y no en el de su barrio.

Anuncio de Mirinda, 1968. Todocolección

Más interesante es la historia del origen de Mirinda. En la mayoría de fuentes de internet que tratan el tema –incluyendo Wikipedia– se dice que Pepsi compró Mirinda en 1970 a un desconocido dueño español. ¿Qué hay de cierto en ello? Poco, en realidad. Mirinda sí que es genuinamente española ya que fue aquí donde primero se registró como nombre comercial, pero nada indica que la inventara un sufrido y anónimo esperantista sino directamente la estadounidense Pepsi Cola Company, que es como se llamaba la empresa cuando solicitó oficialmente el 31 de enero de 1957 registrar las marcas 316.448 y 316.449. Tal y como se recogió en el Boletín Oficial de la Propiedad Industrial ambas se distinguían por el mismo logotipo gráfico: una gran M mayúscula verde con la palabra «Mirinda» sobreimpresionada en blanco. Una marca serviría para denominar «jarabes y concentrados de los mismos para el uso en la fabricación de bebidas carbonatadas no alcohólicas» y la otra, por si acaso, abarcaría todo tipo de bebidas carbónicas no alcohólicas.

La Oficina Española de Patentes y Marcas aprobó la solicitud 316.448 el 23 de mayo de 1957, de modo que desde ese momento Mirinda fue una realidad. En ningún documento aparece ningún supuesto inventor original, y mucho menos ningún otro producto alimentario anteriormente llamado «Mirinda». La misma Pepsi Cola Company había registrado el uso de su nombre y logo en España a finales de 1956, así que que ya ven que entre lo primerísimo que hicieron después de aterrizar fue crear Mirinda. No obstante la empresa tardó un tiempo en sacar realmente el refresco al mercado y en 1959 solicitó de nuevo otra marca relacionada, la 344.475, con la que esta vez se registraría textualmente la palabra Mirinda y no solamente un dibujo.

La marca triunfó realmente a mediados de los 60, cuando llegó a inundar las tiendas españolas en formato de botella de cristal o lata y con una potente campaña publicitaria que incluyó promociones musicales (LPs de grandes éxitos del momento a cambio de tapones) e infantiles, como suscripciones a la revista Super Mortadelo. ¡Qué tiempos! El misterio de la Mirinda se ha solucionado en parte, pero seguimos sin saber a quién en Pepsi se le ocurrió lo de usar el esperanto para bautizar un refresco…

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