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Composición Ana Vega.
Menaje a prueba de bigotes

Menaje a prueba de bigotes

Gastrohistorias ·

En la segunda mitad del siglo XIX fueron populares las tazas y cucharas bigoteras, utensilios que impedían que los mostachos masculinos se estropearan al beber o comer

Ana Vega Pérez de Arlucea

Sábado, 8 de agosto 2020, 00:16

Si tienen ustedes barba o bigote frondosos seguro que lidian diariamente con el problema de manchárselo al comer o beber y, consecuentemente, de tener que limpiárselos a la menor ocasión o llevar olor a pitanza pegado a la nariz. Por mucho que en los últimos ... años el vello facial se haya vuelto a poner de moda entre la población masculina este inconveniente capilar fue realmente grave hace 150 años, cuando el mostacho espeso no era la excepción sino la norma estética.

El bigote largo y densamente poblado fue uno de los símbolos de la civilización occidental entre 1850 y 1920, y para domarlo o darle forma era habitual emplear cera, pomadas –¿recuerdan los desvelos bigotiles de Hércules Poirot?– e incluso adminículos tan específicos como la bigotera, una especie de funda de gamuza o lienzo con la que se cubrían los bigotes a la hora de dormir y así se evitaba que se despeinaran. Este singular artilugio dio nombre también a otros aparatos no menos curiosos, especialmente ideados para esquivar los desastrosos efectos que la humedad de la comida y la bebida causaban en aquellos bigotes tan trabajosamente esculpidos.

Taza de porcelana de Limoges, Haviland & Co. ca. 1880. Pinterest

Las tazas y cucharas bigoteras dieron solución al problema y formaron parte hasta los años 30 quizás no del menaje doméstico básico, pero sí ciertamente popular. Su truco estaba en que su diseño incluía alguna forma de barrera física para que el bigote no entrara en contacto con el líquido caliente (ya fuera té, café o sopa), como una solapa de porcelana o metal. Al beber el labio superior se apoyaba en esta parte del utensilio y el contenido de la taza o cuchara pasaba limpiamente a la boca a través de una pequeña abertura inferior. De este modo el bigote no se manchaba y la cera empleada en modelarlo ni se derretía ni se mezclaba con el té.

Taza con bigotera de Crown Devon, principios del siglo XX. Todocolección

Creada en torno a 1860 por el fabricante británico de porcelana Harvey Adams, la taza bigotera se popularizó extraordinariamente en el Reino Unido y también en otros países como Francia, Alemania o Estados Unidos. A nuestro país llegó de la mano de las modas extranjeras, que poco después rizaron el rizo con la invención de la protección mostachera portátil (para acoplar en cualquier tipo de tazas) y sobre todo con las cucharas bigoteras. Nacidas en EE UU en 1868, estas cucharas se convirtieron en el complemento perfecto de la taza para señores bigotudos y se fabricaron tanto en tamaño pequeño para el café como de postre o sopa. En caso de que el plato en cuestión contuviera tropezones no funcionaban muy bien, pero por algo se dice que para presumir hay que sufrir…

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