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ana vega pérez de arlucea
Sábado, 26 de junio 2021, 12:58
En marzo de 1967 TVE ya emitía en dos canales, pero su programación duraba menos de doce horas al día: desde la emisión de 'Carta de ajuste' a las 13:30 y hasta las 00:30, momento en que comenzaba un programa para la meditación ... y el examen de conciencia titulado 'El alma se serena'. Créanme, es verídico. El telediario del mediodía era a las 15:00, como ahora, y el vespertino comenzaba a las 21:30, duraba media hora e incluía avances informativos, deportes y alguna que otra pildorita informativa más. Uno de esos microespacios de actualidad –importado de la televisión hispanoamericana por los directivos del ente público– se estrenó precisamente en aquel mes de marzo del 67 y dio, sin saberlo, el pistoletazo de salida a uno de los géneros más populares de la pequeña pantalla, el de la cocina televisada. O más bien el de la gastronomía hablada, porque en 'Vamos a la mesa' no había fogones ni cucharas, sino únicamente una presentadora, una cámara y unas ilustraciones un tanto chuscas.
Ella era Maruja Callaved (1921-2018), locutora y realizadora oscense que a mediados de los 60 había sido una de las pocas caras femeninas del Telediario y que con aquel brevísimo espacio culinario (su duración no llegaba a los 7 minutos) se hizo tremendamente popular en todo el país. A diferencia de otros programas de cocina posteriores como 'Con las manos en la masa' o los de Karlos Arguiñano, en 'Vamos a la mesa' no se guisaba. A falta de medios, su enfoque era informativo y pedagógico. Lo mismo se hablaba de los productos de temporada que de las propiedades nutricionales de tal o cual alimento, de noticias relacionadas con el mundo de la alimentación o directamente se compartían recetas y menús con los espectadores.
El 13 de marzo de aquel lejano año 1967 el estreno del programa recibió su primera reacción negativa. La 'Hoja Oficial del lunes' (único periódico que salía el primer día de la semana por descanso de los demás diarios) insertó un breve en su sección televisiva para anunciar que «dentro del Telediario nocturno ha dado comienzo un nuevo espacio titulado Vamos a la mesa. Entendemos que la hora elegida no es demasiado buena para el tema, que encajaría mejor en los programas del mediodía o de la tarde». El problema no era tanto la hora de emisión del programa –a las 21.53–, sino que la cocina se entendía como un asunto que interesaba sólo al público femenino y, como tal, hubo muchos comentaristas que creyeron que su inclusión en el horario generalista o «prime time» no tenía sentido. El 18 de junio en ABC lanzaban la idea de que «un cambio de horario daría al cometido de Maruja Callaved su autentica dimensión y su audiencia más idónea ya que situado inmediatamente después del Telediario convoca a un público menos atento y específico. El de sobremesa se nos antoja más femenino y la prueba está en que es el momento en que, de siempre, TVE ha puesto en antena las emisiones dedicadas a la mujer. Y la mujer es la destinataria sustantiva de Vamos a la mesa». Ejem.
En TVE escucharon estas recomendaciones y en julio de 1967 acabaron pasando el espacio al mediodía, pero las críticas no acabaron ahí. 'Vamos a la mesa' recomendaba un menú cada día que, ciertamente, solía ser abundante y a veces un tanto sofisticado. El único que conocemos (RTVE no tiene más que dos breves vídeos del programa disponibles online) constaba de puré de lentejas presentado con trocitos de pan y tocino como primero, pollo asado frío con gelatina por fuera y una capa intermedia de zanahorias cocidas y pepinillos como segundo plato. De postre, sandía. La cena se aconsejaba empezarla con una ensalada «en la que hagamos comparecer todas las verduras disponibles a buen precio en el mercado», proseguir con atún guisado en salsa de cebollas y tomates y terminar con queso o fruta.
Mientras que a nosotros de esta minuta lo que nos puede sorprender es su abundancia y tiempo de preparación, lo que llamaba la atención hace 50 años era la inclusión del pollo. Aunque en los 60 su carne se había abaratado bastante, el pollo seguía siendo un alimento propio de domingos y fiestas. Si tenemos en cuenta que además Callaved recomendaba servirlo profusamente decorado y cubierto por gelatina, resulta normal que aquella sugerencia se entendiera como extravagante o fuera de lugar en el menú diario de una familia normal.
La predilección de 'Vamos a la mesa' por las recetas cosmopolitas hizo que el programa fuera tachado de elitista. Desde sus inicios se comentó en prensa que los menús comentados por su presentadora eran «para millonarios». Según la 'Hoja del Lunes' «convendría que nuestra televisión no deslumbrara a sus clientes con excesos de fantasía en cuanto a lujo, comodidades y tendencias de la vida actual. Las imágenes crean un mundo irreal que deforma los conceptos al salirse de las posibilidades propias». El diario 'Arriba' también se quejó amargamente en otoño de 1967: en un país en el que no todo el mundo tenía frigorífico ni agua corriente hablar diariamente de bocados exquisitos era frívolo y prácticamente inmoral. Por esas mismas fechas la periodista Olga Cristina escribió una demoledora reseña en el diario 'Norte Exprés' de Vitoria: «Los menús que cada día nos ofrece no son realizables en economías débiles, en las medianamente pasables y ni aun en las de clase media un poco acomodada. Un día… aún se podría confeccionar alguno de los menús, pero todos… Eso únicamente en las casas que tienen una buena cocinera, en cuyo caso para nada necesitan la guía que TVE les ofrece. Los de 'Vamos a la mesa' son menús para ricos que no necesitan orientación, porque suelen tener excelentes trabajadoras a su servicio. Si se tiene en cuenta el público de TVE, si se piensa en el nivel medio económico de las familias españolas, se llega enseguida a la conclusión de que este programa con las recetas que da está fuera de lugar. A no ser que lo que se pretenda sea poner los dientes largos a las amas de casa, hablándoles de unos platos que ellas no podrán preparar».
Prefiero no pensar lo que hubieran dicho de haber podido echar un vistazo a lo que hoy en día se hace en 'Masterchef'…
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