El futuro del turismo gastronómico, a debate en Lanzarote

Seis horas de mesas redondas, en las que los participantes se fundieron con el público para crear un foro de discusión diferente y hablar, entre otros, del fenómeno de Instagram y las redes sociales en la cocina, «aunque las fotos banalicen la gastronomía y la conviertan en espectáculo», para el periodista y presidente de la División de Gastronomía de Vocento, Benjamín Lana; de las tendencias millenials, «el público con menos inquietudes gastronómicas», según José Carlos Capel, de El País; del nuevo lector de Internet, «que hace click a cualquier post con una lista pero no a un artículo de reflexión sobre, por ejemplo, gastronomía y sostenibilidad», comentó Julia Pérez, de Gastroactitud; o de la misión del periodista.

Ese empleo tan vocacional como sacrificado y mutante al que algunos «cargaron» con el peso que ahora se impone a los chefs de ser adalides de la sostenibilidad fue motivo de controversia. Óscar Caballero (corresponsal de La Vanguardia en París) abrió ojos: «El periodismo no tiene que convertir a la gente ni luchar para que el turismo o la gastronomía sea mejor. Somos meros transmisores». A la yugular. Orteos rebatían: «Sí debemos ayudar a llenar la palabra gastronomía», «a compartir valores», «a sumar para cambiar el mundo». Debate eterno.

Enzarzados en la ética, la visión foránea centró el debate para volver al turismo gastronómico y contextualizar. «En España hace falta marketing. Melbourne, por ejemplo, era un destino sin cultura gastronómica y ahora se ha vuelto un punto caliente culinario. ¿Por qué? Por el marketing, y por el poder de quién lo maneja: los media americanos e ingleses. Vosotros sí tenéis cultura, y gastronomía en mayúsuclas. Solo tenéis que saberos vender», explicaba Eoghan Corry, editor de Travel Extra, Irlanda.

¿Lo hacemos mediante el fenómeno de las tapas? «Pero no como cocina si no como cultura», respondía Caballero, quien añadía lo que siempre comenta a sus colegas internacionales cuando le preguntan para montar un bar de tapas: «Si lo quieres, no traigas al cocinero, trae al público». El menosprecio de lo propio y el saber foráneo para llamar la atención. Benjamín Lana (Grupo Vocento), Carlos Maribona (ABC) o Xavier Agulló (El Mundo, y director del congreso) disertaron con causa.

«En la cocina se cocinan ideas, no productos, y esto es marketing. Sí, sabemos cocinar; tenemos que saber vendernos» (Lana). «Los daneses, por ejemplo, lo han hecho muy bien y han creado un relato que viaja» (Agulló). «Y a los periodistas nos han colado la moto» (Maribona). Punto de crítica. «¿Y si a mí me gusta esa moto?» (Agulló). Otra vez la misión de la profesión.

El congreso finalizaba con tecnología. «El viaje de un turista gastronómico empieza mirando webs y, en España, tenemos las peores webs de restaurantes del mundo», espetaba el crítico de ABC. El problema de la digitalización. «No está bien nuestra puerta de entrada, que es la web del restaurante o del productor», certificaba Rubén López, director de la Oficina de Turismo de España en Dublín. Pero creamos misterio como los viajeros de antaño…, porque de eso se trata viajar. Con misterio, los participantes acordaron mejorar para hacer crecer el turismo gastronómico del país. A nivel periodístico, ese cambio ha empezado en Lanzarote.

'International Food Writers Meeting 2019' (IFWM19 en sus siglas en inglés), impulsado desde el área de Turismo del Cabildo Insular de Lanzarote y de su marca Saborea Lanzarote, arrancó el pasado año con el objetivo de convertirse en un foro mundial de debate sobre un pujante sector, como es el de la gastronomía, que se ha tornado parámetro decisivo en la elección de destino por parte del viajero actual con inquietudes culturales y hedonistas.