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Darío Menor
Lunes, 23 de diciembre 2024, 17:06
Los romanos y las decenas de miles de turistas que viajan en estas fechas a la capital italiana para pasar las fiestas navideñas pueden volver a contemplar la Fontana de Trevi en todo su esplendor. Tras ser sometida a una restauración extraordinaria durante los últimos dos meses y medio, la más grande y famosa de las fuentes de la Ciudad Eterna fue reabierta este domingo con un nuevo sistema de gestión de los visitantes que trata de evitar las masificaciones y mejorar la conservación del monumento. Los accesos están ahora gestionados por personal municipal de manera que en el entorno de la Fontana de Trevi sólo pueda haber 400 personas de manera simultánea. De momento no es necesario pagar un billete ni contar con una reserva, pero el Ayuntamiento baraja imponer estas medidas a medio plazo.
«El objetivo es lograr que todo el mundo pueda gozar mejor del monumento sin aglomeraciones. Valoraremos si es necesario ajustar el aforo», comentó el alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, que durante la reapertura pasó unos instantes de tensión debido al largo tiempo que tardó el agua en volver a fluir desde que dio la orden para que así fuera. La instalación hidráulica también ha sido renovada en este proyecto que ha costado 375.000 euros en total, una cantidad proveniente del fondo de 500 millones de euros destinados a rehabilitar el patrimonio artístico de Roma y de su región, el Lacio, con motivo del inicio del Jubileo. El Año Santo, en el que se espera que acudan más de 30 millones de peregrinos a Roma, arranca este martes con la apertura de la Puerta Santa de la basílica de San Pedro por parte del Papa. Gracias a esta iniciativa se han restaurado infinidad de fuentes, plazas y monumentos en la capital italiana.
A la Fontana de Trevi el 'maná' de los fondos del Jubileo le ha permitido liberarse de la pátina de cal, restos biológicos e incluso vegetación que amenazaban su conservación. También se ha reducido el impacto de los visitantes, que ya no podrán sentarse en el borde de la fuente y tampoco se les permitirá comer, beber o fumar en su entorno. «Es posible sentarse en las escaleras, pero no en el borde, como se hacía antes habitualmente. Los restauradores me han enseñado los daños que eso provocaba», explicó el alcalde. «Esta fuente es casi un pequeño teatro: hay un escenario y las personas quedan delante para admirarlo. Así que uno puede sentarse en las escaleras, pero no en el escenario. Es lo mismo que ocurre en el teatro», contó Gualtieri.
Inaugurada en 1762 y proyectada por el arquitecto Nicola Salvi, la Fontana de Trevi es una parada obligatoria para los turistas y peregrinos que viajan a Roma, hasta el punto de que se calcula que el año pasado fue visitada por unas 5 millones de personas. Las aglomeraciones que se producen en la céntrica plaza donde está ubicada han hecho que los romanos eviten habitualmente pasar por este lugar, lo que llevó al Ayuntamiento a estudiar un plan para reducir las masificaciones.
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