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J.M.Lacuna
Cuenca
Lunes, 22 de marzo 2021, 13:10
La villa amurallada de Moya (Cuenca), declarada Conjunto Histórico-Artístico, es hoy una ciudad medieval en ruinas que sigue deparando sorpresas a los arqueólogos e investigadores. La última, la aparición de restos de lo que fue un gran palacio adosado al castillo. El palacio, que ... se construyó en la Edad Moderna, se vino abajo con el paso del tiempo después de tres siglos de historia.
«Hemos descubierto que el castillo se convirtió en palacio hacia el siglo XV y que eso afectó a la torre del homenaje, que quedó oculta durante ese tiempo. El palacio, construido en mampostería, tuvo tres plantas y en las excavaciones hemos localizado una estancia empedrada», explica Michel Muñoz, uno de los arqueólogos que está trabajando en un proyecto de la Diputación de Cuenca para restaurar la muralla de la vieja ciudad y la torre del homenaje y hacerla visitable a los turistas desde lo más alto de la edificación.
Estos trabajos también han permitido descubrir porqué se remodeló la torre del homenaje en el siglo XVIII: «Sufrió un incendio de grandes dimensiones y se destruyó una de las plantas de la torre».
Situada sobre un cerro, a 1.155 metros de altitud, la villa de Moya era conocida como «llave de reinos» pues estaba enclavada en la frontera de los reinos de Castilla, Aragón y Valencia, lo que le hizo testigo de numerosas batallas en la Edad Media para hacerse con su control. La invasión napoleónica, las guerras carlistas y las desamortizaciones eclesiásticas supusieron su decadencia y sus habitantes fueron marchándose poco a poco a poblaciones vecinas. Después llegaron los expolios de buena parte de sus edificios y el olvido.
En su mejor época llegó a ser cabeza del Marquesado de Moya y en el siglo XVI contó con doble muralla, siete puertas, siete iglesias, un hospital y dos conventos además del castillo con su torre del homenaje que ahora está siendo rehabilitada y a la que se podrá acceder cuando finalicen estos trabajos de restauración y se garantice la seguridad los visitantes, algo que no es posible con las pasarelas instaladas en la década de los 80 del siglo pasado. Desde lo alto se divisan amplios territorios de las provincias de Cuenca, Teruel y Valencia.
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