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Dario menor
Roma
Lunes, 30 de agosto 2021, 00:17
En la antigua Herculano los hombres comían mucho pescado y mariscos, mientras que las mujeres basaban su alimentación en las verduras, las frutas y los productos de origen animal. Esta es la principal conclusión a la que ha llegado un grupo internacional de investigadores tras ... estudiar los aminoácidos conservados en los huesos de 17 personas adultas (11 hombres y 6 mujeres) fallecidas en esta ciudad cercana a Nápoles debido a la erupción del volcán Vesubio en el año 79 después de Cristo, que también devastó la vecina Pompeya.
«Nos ha impresionado descubrir que había diferencias entre hombres y mujeres. En ocasiones se piensa que la dieta en la antigüedad era monolítica y que solo el sexo masculino y las clases sociales más altas tenían acceso a la carne, pero los datos obtenidos nos muestran que la alimentación variaba según los siglos y la localización geográfica», explica a este diario Francesco Sirano, director del Parque Arqueológico de Herculano.
Esta institución, junto a su homóloga de Pompeya, el Museo de las Civilizaciones de Roma y la Universidad de York son los responsables de este reciente estudio, publicado en la revista científica 'Science Advances'. Silvia Soncin, arqueóloga biomolecular de la Universidad de York y una de las autoras de la investigación, explica las diferencias halladas entre los huesos de los hombres y los de las mujeres porque la pesca solía ser una actividad reservada a los varones.
«Estaban más implicados directamente en las actividades marítimas», apunta como hipótesis Soncin. Su colega Oliver Craig destaca por su parte la importancia de obtener «informaciones directas» como la que ofrecen los huesos acerca del acceso diferenciado a los recursos alimenticios en la sociedad romana, al que ya aluden las fuentes históricas.
No es la primera vez que el yacimiento de Herculano ofrece datos valiosos sobre qué comían los habitantes de esta región del Imperio Romano. En 2017 la arqueóloga Erica Rowan, de la Universidad de Londres, publicó en la revista científica 'Environmental Archeology' un detallado artículo tras estudiar los restos de alimentos conservados en las alcantarillas de Herculano. Su descubrimiento fue sorprendente: trazas de 94 plantas, cereales y legumbres distintas, así como de un centenar de pescados y moluscos diversos.
«Aquellas personas llevaban una dieta mediterránea más variada que la que tenemos nosotros ahora, con muchos más tipos de pescados en el menú cotidiano, gran variedad de cereales y una presencia notable de legumbres como judías, garbanzos y lentejas», cuenta Sirano. El artículo científico de 2017 explicaba la falta de restos de alimentos como queso o carne por la facilidad para degradarse completamente.
Otra de las conclusiones de aquella investigación es que la población de los barrios más modestos de Herculano también tenía acceso a un amplio abanico de comidas. «Tal diversidad de la dieta resulta inesperada para aquellos que vivían en las zonas más densamente pobladas», escribe Rowan. Incluso los más pobres gozaban de alimentos baratos gracias a la privilegiada posición de la ciudad, situada en la orilla del Golfo de Nápoles y rodeada de las fértiles tierras de las laderas del Vesubio. «En Herculano incluso los propietarios de tiendas pequeñas podían permitirse a menudo el pescado y el marisco», apunta Rowan.
El nuevo hallazgo en esta ciudad devastada por la erupción del Vesubio se une al que tuvo lugar el pasado diciembre en la vecina Pompeya, donde fue desenterrado un antiguo restaurante en el que se encontraron restos de pato, cerdo, cabra, oveja, pescado, caracoles de tierra y vino, cuyo color y sabor era a veces adulterado por los comerciantes echándole habas trituradas.
Se calcula que en Pompeya, que contaba con unos 20.000 habitantes, había unas 80 de estas tabernas, pero hasta diciembre no había sido encontrado ninguna con el mostrador completamente pintado.
«Los hombres de la Antigua Roma solían hacer un almuerzo rápido en la calle en estos restaurantes, mientras que la comida principal era la cena, donde sí solían juntarse las familias. Hará falta más estudios para terminar de saber las causas de las diferencias en los huesos que hemos estudiado en Herculano», reconoce Sirano.
Éstos fueron localizados en la playa donde los habitantes de la ciudad esperaron la llegada de los barcos de rescate comandados por Plinio el Viejo, una misión que no pudo cumplir su cometido. Los 17 esqueletos forman parte de un grupo de 300 que los investigadores esperan ahora poder examinar al completo.
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