Los libreros de Burgos salen a la calle este domingo, 23 de abril, para celebrar su fiesta grande. Once librerías, algunas nuevas y otras que se suman a la propuesta por primer vez, instalarán sus puestos en la Plaza Mayor para presentar a los burgaleses ... las novedades editoriales con las que celebrar el Día del Libro.
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La oferta literaria es «muy interesante», admite el presidente de la Asociación de Libreros de Burgos, Álvaro Manso. Para empezar, es muy amplia pues las editoriales suelen lanzar las novedades para hacerlas coincidir con San Jordi y la Feria del Libro de Madrid, que se inaugurará a finales del mes de mayo.
Y, para seguir, «es muy variada, con multitud de propuestas de literatura juvenil e infantil», que son las que acercan la literatura a los más pequeños, los lectores más exigentes. Así, Joana Marcús y Alice Keller son «los más vendidos» entre los jóvenes, mientras que Elísabet Benavent, Eva García Sáenz de Urturi o Javier Castillo son los autores que estrenan.
Todo ello sin olvidar a María Orduña, Fernando Aramburu, Elvira Roca o Pierre Lemaitre. Pero Manso insiste en que «hay opciones para todos los públicos», lo que unido a una jornada primaveral como la que se espera (sin la lluvia que obligó el año pasado a los libreros a volver a las librerías) y el 10 % de descuento, augura buenas ventas.
El presidente de los libreros de Burgos asegura que este 2023 continúa una «buena tendencia» de ventas, con crecimiento, aunque sin llegar a los datos «espectaculares» de 2022. «La calidad de la oferta, las novedades y la variedad de autores» hacen que el día se presente «muy interesante», animado para pasear entre libros un domingo.
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El Día del Libro la asociación de libreros cuenta con la colaboración de Flojabur, la asociación de floristas, que estarán vendiendo flores para acompañar a los libros. La iniciativa se incorporó años atrás y ha funcionado muy bien, admite Manso, quien celebra que también haya nuevas librerías, como Carlin, o que Música y Deporte se sume este año.
Lo que no habrá son actividades complementarias, como las que se hacían en ediciones anteriores, y nada tiene que ver con la pandemia y sus consecuencias. Al igual que les ocurre a otros colectivos, a los libreros las normativas de los planes de seguridad y emergencia les lastran, con exigencias poco lógicas y difíciles de cumplir.
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«Si las cosas fueran de una forma más razonable nos plantearíamos hacer otras actividades», pero es «imposible» organizarlas ahra. De entrada, ya les cuesta preparar todo el Día del Libro y encajar los puestos en la Plaza Mayor, reservando un paso de emergencias y conviviendo con otros elementos, como el carrusel.
Se les obliga, por ejemplo, a tener un plan de emergencias y evacuación; contar con extintores por cada dos casetas para apagar cuadros eléctricos cuando no tienen cuadros eléctricos; pedir permisos de las mini-instalaciones; o tener por duplicado la cobertura de los seguros. Y todo para una actividad de un día, de 11:30 a 20:00, con puestos de venta de libros. «Es ilógico».
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Aún así, los libreros buscarán fórmulas para enriquecer el Día del Libro y, luego, la Feria del Libro está a la vuelta de la esquina. Se celebrará del 25 de mayo al 4 de junio, y se organiza un amplio programa de actividades, con diferentes escenarios, bajo el paraguas único del plan de emergencias de la feria, que ya cuesta lo suyo.
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