El curioso origen de los apellidos en España

Cuando el latín fue quedando de lado y surgieron las lenguas romances con sus acentos y, teniendo en cuenta que la mayoría de la gente no sabía leer y escribir, era el escriba quien transcribía oficialmente los nombres en un registro. En este momento se crearon nuevos apellidos por errores en la transcripción o malentendidos del escriba.

En el siglo XIII se estableció el poner apellidos y esto se ha mantenido hasta nuestros días. Si bien es cierto que a partir del siglo XV era muy importante tener apellidos 100% cristianos, aunque hecha la ley, hecha la trampa y era relativamente frecuente que los ciudadanos depurasen o cambiasen sus apellidos.

También empezó a ser importante tener un censo y un apellido, sobre todo para llevar la cuenta de qué ciudadanos habían pagado los tributos correspondientes y quiénes tenían deudas.

A partir del siglo XVI se perdió ya la parte descriptiva del apellido, porque el Cardenal Cisneros instauró que cuando se bautizara a un niño debía tener su nombre y el de sus padres y sus abuelos aunque no era rígido, porque después uno podía cambiarse el apellido.

Esto ocurrió hasta el siglo XIX con la primera ley de registro civil, que hizo obligatorio poner el apellido de los padres y cuya norma, más o menos, ya se ha mantenido hasta nuestros días.