«'Baby' es un cuento que se dirige al inconsciente»
Juanma Bajo Ulloa | Director de cine ·
Estrenado en Sitges su nuevo largometraje sobre el tráfico de bebés usa un lenguaje metafórico para un «público harto de palabras»Secciones
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Juanma Bajo Ulloa | Director de cine ·
Estrenado en Sitges su nuevo largometraje sobre el tráfico de bebés usa un lenguaje metafórico para un «público harto de palabras»Ramón Albertus
Lunes, 12 de octubre 2020, 01:22
Cinco años después de su última película, el director Juanma Bajo Ulloa estrenó en Sitges 'Baby', un largometraje cargado de metáforas sobre una joven drogadicta que se arrepiente de haber vendido su bebé a una extraña mujer. En esta cita cumbre del cine fantástico de ... España, la obra compite en la sección oficial. Receloso del acelerado consumo de audiovisual que hace que el espectador no recuerde «ni lo que ha visto una hora antes», el realizador mantiene su sempiterna censura al 'Sistema' –con mayúscula, como él mismo especifica– que persigue adormecer la conciencia crítica del ciudadano.
–¿Qué supone presentar 'Baby' en Sitges?
–En realidad 'Baby' no es exactamente una película de género, sino una fábula, así que tal vez los fans nos linchen… He acudido antes a Sitges como espectador y como autor, pero nunca en unas circunstancias tan emocionantes como esta, con una 'première', pero tan adversas en lo social. Es un festival extremadamente cinéfilo y eso es muy de agradecer tras comprobar cómo la cultura y los festivales se han vuelto reductos ideológicos, donde lo importante no es el cine, sino seleccionar autores que defiendan el discurso oficial.
–¿En esta cinta se prescinde más de diálogos porque basta con la fuerza de las imágenes? ¿Está cansado de películas que dan todo masticado al espectador?
–El cine actual es mayoritariamente manejado desde el 'Sistema', que lo usa para preservar su poder, adoctrinando al ciudadano en el pensamiento único y la corrección política. Manipula así el gran potencial de la cultura audiovisual, y el ciudadano crece sedado, cada vez más polarizado y falto de criterio, consumiendo bulímicamente sin recordar ni lo que ha visto una hora antes. Pero mucha gente ha tomado consciencia de este régimen autodestructivo y desea encontrar obras que muevan a la reflexión, aunque resulten tal vez dolorosas. 'Baby' se dirige a ese público harto de palabras. Por eso no necesitamos hablarles.
–Uno de los temas de la película es la compraventa de bebés. ¿Es la excusa para ahondar en otros temas?
–Un bebé nos provoca la máxima empatía y sentimiento de protección. Representa además la continuidad de la vida y del legado familiar. Perder un bebé provoca un dolor y un temor profundo que conlleva rabia e impotencia. Pero 'Baby' es esencialmente un cuento, por tanto se dirige al inconsciente y retrata nuestros miedos y deseos más profundos. 'Baby' surge como una fábula que describe el doloroso viaje desde el temor hasta el amor.
–Sus seguidores entienden que con 'Baby' vuelve a un cine más personal e intimista. ¿Es así?
–En realidad no he vuelto de ningún sitio. Sigo tratando de contar, cuando es posible, historias que me suponen un esfuerzo emocional y visceral más que racional. Lo puramente racional ha convertido el arte en basura, por eso las máquinas se encargan ahora de ello. Igual que lo puramente emocional ha convertido la política en un patio escolar, por eso colegiales se ocupan ahora de ella.
–Han pasado cinco años desde 'Rey gitano'. ¿Ha dedicado este tiempo a levantar 'Baby' o también a otros proyectos?
–Poner en marcha una película es una larga odisea y muchas veces se queda en el camino o no se estrena. Hemos dedicado estos últimos años a escribir, financiar y realizar 'Baby', y también a poner los cimientos del siguiente proyecto 'El mal'. Una película que ahondará en la extraordinaria resistencia del ser humano para asumir su evidente lado oscuro.
–¿Es su película con más vocación internacional?
–'Baby' es una película sin patria. No pretende ubicar la narración ni a sus personajes en un tiempo ni en un espacio concreto.
–Cuenta con un gran reparto, con Rosie Day, Harriet Sansom Harris y Natalia Tena.
–Ha sido definitivamente complejo. Estas actrices gozan de un prestigio internacional que las convierte en profesionales muy solicitadas. Ya es dificultoso cuando proceden de Gran Bretaña, como Rosie Day y Natalia Tena, pero ha sido aún más complicado el caso de Harriet Sansom, ya que la industria norteamericana y sus exigencias consiguen volverte loco. Afortunadamente ella nos ha hecho olvidar con su talento y humanidad todas nuestras contingencias previas.
–¿La autocensura que denuncia en su biografía ha ido a más?
–El poder siempre trata de controlar al creador, pues su mensaje puede ayudar a reflexionar a la población. Cada 'Sistema' y época usa su mecánica. Conocíamos la derecha censora y beata 'de toda la vida', y ahora soportamos una pseudoizquierda neopuritana e inquisidora, ante la que una mayoría de presuntos artistas autoconsiderados progresistas callan por oportunismo o temor a ser señalados. Mientras perpetúan l a actual esclavitud al 'Sistema'. Como casi siempre, la libertad creativa agoniza.
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