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Carmen Alborch Bataller, fallecida el pasado miércoles, se convirtió este lunes en patrona del Museo del Prado con carácter póstumo. El Pleno del Real Patronato de la institución aprobaba un nombramiento decidido hace tiempo pero que no llegó a tiempo, ya que se hacía ... efectivo cinco días después del fallecimiento de la exministra de Cultura que jugó un papel crucial en la expansión del Prado.
La propuesta, que había sido presentada por el presidente del patronato, José Pedro Pérez-Llorca en nombre de la Comisión Permanente, recibió el apoyo unánime del máximo órgano del museo público. El reconocimiento se fundamentó «en los muchos servicios que a lo largo de toda su carrera Carmen Alborch hizo en defensa del Museo del Prado y de la cultura española».
Con su decisión, el patronato quiso también dejar constancia de su consideración hacia «una mujer extraordinariamente culta, valiente, de enorme simpatía» que fue también directora de IVAM y un referente del feminismo. El Museo del Prado en cuya primera ampliación Alborch jugó un papel determinante, considera que «desde su perfil profesional y su trayectoria política Carmen Alborch siempre supo ser un ejemplo de diálogo, tolerancia, creatividad y entusiasmo al servicio de todos los españoles»
El nombramiento como patrona efectiva se había programado tiempo atrás y figuraba en la orden del día de la reunión de este lunes, pero la muerte se anticipó a la burocracia e impidió gozar en vida de este honor a la exministra, diputada, profesora y escritora, nacida en la villa valenciana de Castellón de Rugat el 31 de octubre de 1947 y fallecida en su domicilio de Valencia a los 71 años, tras luchar con el cáncer sin perder la sonrisa.
Fue Alborch quien, como ministra en los Gobiernos de Felipe González, logró sembrar el consenso en torno al Prado y concitar el apoyo del Partido Popular y las demás fuerzas políticas para el proyecto de ampliación del Museo del Prado en el concurso que ganaría Rafael Moneo. También en la reordenación de la colección permanente del Reina Sofía, que pilotaría uno de sus pupilos, José Guirao, ex director del museo de arte contemporáneo y hoy el frene de la cartera de Cultura.
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