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Participantes del encuentro Bogotá Madrid Fusión.

Bogotá Madrid Fusión abre la cocina colombiana de raíz al mundo

GASTRONOMÍA ·

«Colombia no es un país, es un continente gastronómico», asegura Benjamín Lana en la apertura del vanguardista certamen culinario

Julián Méndez

Jueves, 7 de noviembre 2019, 21:06

«La comida colombiana es una atmósfera, una acuarela, un cuadro... Dentro de cada casa hay oculto un tesoro porque la cocina colombiana no solo está en el plato, en una receta o en la olla. Está en las historias que unen el campo con ... la ciudad. Aquí vamos a trabajar en el conocimiento y en la transmisión de nuestras leyendas, de nuestra historia y de nuestra tradición a partir de este encuentro Bogotá Madrid Fusión». Con esas palabras, pronunciadas por Julián Guerrero Orozco, viceministro colombiano de Turismo, abrió este jueves sus puertas en el pabellón Coferias el encuentro gastronómico llamado a situar al país americano en la vanguardia culinaria mundial a partir de una mirada a sus cocinas de raíz.

Una vanguardia a la que llegará desde el pasado, desde la recuperación de esas cocinas populares que, salvo contadas excepciones, ha permanecido en la trastienda. «Para todo Colombia hoy comienza simbólicamente el camino del autodescubrimineto culinario y del enamoramiento colectivo. Ojalá pronto sea tan profundo como el que los colombianos sentís por vuestra música y vuestra literatura», alentó Benjamín Lana, presidente de la División Gastronómica de Vocento. «Ojalá pronto los tiempos en que los grandes restaurantes del país no servían cocina colombiana sean solo tiempos pasados. Ojalá pronto la cocina pastusa o de Leticia tengan un espacio en Bogotá al menos tan grande como la peruana o japonesa, aunque para eso haya antes que darlas a conocer y también actualizarlas a los tiempos y a los formatos que se demandan. Y para eso estamos aquí, rodeados de cocineros de todo el mundo, para dar a conocer, para compartir y para aprender unos de otros», añadió Lana.

Benjamín Lana, presidente de la División Gastronómica de Vocento.

¿Por qué Colombia y no Perú o México?, se preguntó luego Lana. «Porque acá tienen una de las mayores despensas del planeta, casi todos los ecosistemas a excepción de los polares, que guardan miles de productos que el mundo aún no conoce y que, fruto de la diversidad cultural étnica y de la geografía que las ha mantenido aisladas, sin hibridarse, hay un número ingente de cocinas regionales e identitarias. Como aprendí del maestro Julián Estrada (homenajeado en el acto inaugural) Colombia no es un país, es un continente gastronómico».

Once cocinas tradicionales

En el mismo sentido se manifestó Mónica de Greiff, presidenta de la Cámara de Comercio de Bogotá, al ponderar la existencia en el país de «once cocinas tradicionales», fruto de la herencia española, africana e indígena. Un talento que busca incrementarse gracias a la presencia en la ciudad de «43 de los mejores chefs y talentos y colombianos del mundo en este evento, uno de los más influyentes del mundo».

El chef Mario Sandoval.

En las ponencias inaugurales, Harry Sasson sacó al escenario a dos de sus proveedores de palmito, campesinos que abandonaron «la bonanza cocalera» -un cultivo que alteró sus relaciones vecinales, las «mingas» de campesinos que se ayudaban entre sí acabaron «matándose entre ellos»- por este cultivo. Luego, la pasión por el producto local de la eslovena Ana Ros (Hisa Franko), y el trabajo con los cochinillos criados en casa de la raza John Dallas y la recuperación de recetas familiares de Mario Sandoval (Coque). Con un cochinillo local de ocho kilos, Sandoval mostró a los asistentes el aprovechamiento integral del gorrino: desde paté de lechón con el hígado a las asadurillas pasando por el costillar, las orejas, el jarrete, el morrillo, el rabo o la aguja.

En el exterior, numerosos stands donde se ofrecen desde habas de cacao a trufas de otoño francesas, vinos españoles, arroz Castellano especial para sushi, salsas industriales o preparados para hostelería en una mezcolanza absoluta de aromas y colores. Junto a sesiones de cocina en vivo y nuevas técnicas, estudiantes de cocina, alumnos y alumnas del Centro de Formación en Tecnologías Agropecuarias de Mosquera, con sus impecables trajes negros y corbatas, se demoran entre quesos San Ubatense, tostados quesos de cabra de Arequipe y otros con forma de corazón, en un universo singular. Colombia daba así un paso adelante para poner su cocina en el escaparate del mundo.

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