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Nadie puede cuestionar dos cosas de Jheronimus Bosch, El Bosco (1450-1516): su vena satírica y su minuciosidad. En 'El jardín de las delicias' hay un detalle que pasa desapercibido para muchos: un hombre desnudo lleva una partitura estampada en sus nalgas. Movida por la ... curiosidad, la estudiante de Oklahoma Amelia Hamrick y un compañero transcribieron las notas de la partitura de tan impúdico individuo, quien hace de su culo un atril. A saber lo que quería transmitirnos El Bosco con el pentagrama. Es todo un enigma. El grupo Atrium Musicae se inspiró en las flamencas posaderas para componer en 1978 un disco con el elocuente título de 'Codex Gluteo'. Anécdotas al margen, lo que en verdad importaba al holandés era reflejar su visión pesimista del mundo, esa que sostiene que los pecados y pasiones ciegan a la humanidad y son su perdición. A partir de ahora este y otros pormenores se podrán ver con más detenimiento y cercanía, porque la sala dedicada a El Bosco está más preparada para evitar aglomeraciones.
No se sabe por qué el Bosco fascina tanto a los visitantes del Museo del Prado, pero lo cierto es que la sala 56 A del edificio Villanueva, que acoge seis de las 20 obras que se atribuyen al genio, era una de las más transitadas antes de su cierre a causa del coronavirus. Ayer se reabrió el emplazamiento en el que se muestran 'El jardín de las delicias' y otras obras maestras de un pintor que era adorado por el rey Felipe II. Sus demonios, monstruos y criaturas delirantes se pueden observar con más comodidad y holgura, gracias a los nuevos soportes que sostienen los trípticos -los cuales permiten observar la parte trasera de las tablas- y una mejor iluminación que evita el deslumbramiento del espectador. «El Bosco estaba muriendo de éxito. La voluntad de ver sus cuadros era tal que las visitas se habían vuelto incómodas. Por eso hemos decidido modificar la presentación. No estamos solo ante un cambio de soportes, sino ante una renovación integral. Ahora la sala 56 A es una de las más modernas del Prado», aseguró Andrés Úbeda, director adjunto de Conservación e Investigación del centro. El aforo permitido no superará el 75%, de manera que solo podrán estar presentes 40 personas a la vez.
Nada más cierto que los devotos de El Bosco amenazaban con asfixiarle. En la muestra monográfica dedicada al maestro en 2016 acudieron a la convocatoria 600.000 visitantes. Los llamativos colores y la fecunda imaginación del artista atrajeron 7.000 espectadores al día. 'El jardín de las delicias' subyuga a los curiosos. Por algo es una de las cinco obras más escuchadas por los usuarios de audioguías del Prado, solo por detrás de 'Las Meninas'.
Era hora, pues, de dar un respiro al bueno de Jheronimus Bosch e infundir fluidez al tránsito de visitantes. Los anteriores soportes adolecían de un volumen excesivo, de modo que entorpecían el paso. Los actuales, entre otras ventajas, están dotados en su interior de una manta ignífuga de varias capas que protege las tablas del agua y el humo y que se despliega en apenas dos minutos y medio. Son además desmontables, lo que hace posible la sustitución de piezas averiadas.
Uno de los cambios más llamativos es la colocación de una pantalla que exhibe fragmentos de las tablas. El monitor, aportado por Samsung, socio tecnológico de la pinacoteca española, facilitará al espectador recrearse en imágenes hasta 12 veces mayores que el original.
Aprovechando la modernización de la sala, se han incorporado nuevas cartelas y textos. El que sirve de prólogo a la exhibición incluye la firma autógrafa del pintor, un artista que según Alejandro Vergara, jefe de Conservación de Pintura Flamenca, gozó de tal éxito en su tiempo que inspiró a Pieter Brueghel el Viejo. De él se ocuparon además escritores de la talla de Lope de Vega, Quevedo y Baltasar Gracián, entre otros.
La figura de El Bosco cayó en el olvido en el siglo XVIII, por no encajar dentro de los ideales clasicistas de la época. «Sin embargo, en el Romanticismo del XIX se redescubre su obra», alegó Vergara. «Cuando uno va al Prado, busca a Velázquez, Goya y el Bosco». 'La Adoración de los Magos' es la obra que mejor se conserva.
El nuevo color del espacio, de un verde más oscuro que en el anterior montaje, realza la gráfica y los tonos de las pinturas e incide más en la iluminación. Así, los proyectores están orientados para que las pinturas gocen de una luz personalizada.
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