Tanto Sofonisba Anguissola como Lavinia Fontana fueron pintoras muy notables en su tiempo. La primera fue una gran maestra del retrato, tan conocida que hoy sería una 'celebrity'. La segunda cosechó un enorme éxito comercial, hasta ser considerada como la primera gran pintora profesional. La ... dos desafiaron a su destino y su época y ambas fueron olvidadas. Sus obras fueron relegadas y su indiscutible talento sepultado por un machismo secular que alcanzó a críticos, estudiosos, instituciones y museos.
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En su bicentenario, el Museo del Prado quiere enmendarse, saldar su deuda con ambas, y de paso paliar la contraída con todas las artistas relegadas en cualquier época. Lo hace con una exposición histórica de la que es comisaria Leticia Ruiz, jefa del departamento de pintura española hasta 1500. Una experta que destaca como estas maestras, «sin ser las primeras artistas de la historia, ascendieron varios peldaños en la visibilidad del las mujeres artistas» y lo hicieron «con una obra parangonable a la de cualquier pintor de su momento».
«Paliamos una deficiencia histórica, como es la escasa presencia de mujeres en todos los museos del mundo», reconocía Miguel Falomir, director del Prado que ahora revisa y confronta las obras de este dúo de «rarezas» del Renacimiento y el primer Barroco italiano para presentarlas como «dos de las mujeres más notables de la historia del arte occidental».
En la colección del Prado hay obras de 33 pintoras, aunque solo cuelgan en sus salas obras de Artemisia Gentileschi, Rosa Bonheur, Angelica Kauffmann, Clara Peeters y Sofonisba Anguissola, con un total de 12 obras expuestas entras las 1.724 exhibidas. De las más de 9.000 obras del Prado, solo 69 son de las 33 artistas citadas.
Es la segunda vez en los dos siglos de historia del museo que las mujeres son protagonistas exclusivas de una exposición, después de la que la pinacoteca dedicó a la neerlandesa Clara Peeters en 2016. «Es el segundo paso en un proceso de normalización», dijo Falomir al presentar una exposición que en su seis secciones reúne 65 obras, 56 de ellas pinturas prestadas por una veintena de colecciones y europeas y americanas. De Anguissola se conservan apenas 50 obras y de Fontana 155, lo que hace que reunir en el Prado 26 obras de la primera y 24 obras de la segunda sea más que excepcional. El Prado prepara para 2020 una gran exposición sobre el papel y la visión de la mujer en el siglo XVI y XVII, y está estudiando la compra de una artista mujer importante, según anticipó Falomir.
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Nacidas en Cremona y Bolonia, donde se formaron, ambas participaron de lo que se cocía en sus ciudades, centros artísticos relevantes por sus propias tradiciones históricas sociales y culturales. Partieron de perfiles familiares y biográficos distintos, aunque en ambos casos el papel paterno fue crucial para sus carreras. «Ambas supieron romper con los estereotipos que la sociedad asignaba a las mujeres en relación con la práctica artística, el arraigado escepticismo sobre las capacidades creativas y artísticas de la mujer y las dos se valieron de la pintura para alcanzar un papel significativo en la sociedad que les tocó vivir», dice Ruiz.
Amilcare Anguissola, noble venido a menos y padre de Sofonisba (Cremona,1535 - Palermo,1625), valoró pronto el talento de su hija. Con más contactos que dinero, escribió a Miguel Ángel en 1557 rogándole que tutelara a su hija y que valorara un dibujo de un crío sonriente que ahora exhibe el Prado. Buonarroti accedió y encargó a Sofonisba el retrato de un crío llorando. Ella pintó 'Niño mordido por un cangrejo', con su hermano Asdrubale como modelo, trabajo que le abrió las puertas de taller del genio renacentista.
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Con cinco hermanas en su familia de la pequeña nobleza cremonense, Sofonisba halló en la pintura el modo de alcanzar la posición social que corresponde a la familia Anguissola-Ponzony. Su talento, su personalidad y el empeño paterno, la convirtieron en una dama afamada y respetable, «lo que posibilitó la práctica artística de las mujeres y forjó un mito femenino que aún perdura», destaca la comisaria.
Practicó sobre todo el retrato. El duque de Alba apreció su genio y recomendó a Sofonisba en la corte de Felipe II, a la que llegó en 1559 como dama de compañía de la reina Isabel de Valois, un cargo que enmascaró su papel como pintora. Tanto triunfó con sus retratos, que el gabinete real pidió a su pintor de cámara, Alonso Sánchez Coello, que copiara sus lienzos. Eso hizo que muchas obras de Anguissola se atribuyeran a este pintor. Lo mismo ocurrió con Tiziano y Juan Pantoja de la Cruz, a quienes se atribuyeron sendos retratos de Felipe II y de Isabel de II, hoy en la colección del Prado.
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Lavinia Fontana (Bolonia 1552 - Roma,1614) admiró desde niña a Anguissola. Hija del pintor Próspero Fontana, su padre también apreció pronto su talento, la formó en su taller y la casó, a los 25 años, con otro pintor, Gian Paolo Zappi. Alumbrar once hijos no le impediría seguir pintando con más maestría que su marido. Por extraño que parezca, este reconoció su superioridad y asumió la crianza de los hijos para que Lavinia abriera su propio taller en Bolonia.
Con encargos en Florencia y Roma y un puesto en la Academia de Roma, «fue la primera pintora profesional y totalmente autónoma», insiste Leticia Ruiz. «La pintura fue el ámbito natural que acabó por convertir, en su 'modus vivendi'», agrega Ruiz de este pintora capaz de traspasa los límites y los géneros impuestos a las mujeres. Amplia y variada, su producción incluye retratos y pinturas religiosas para iglesias y oratorios privados. Pero también se ocupó de asuntos mitológicos, género en el que el desnudo tenía marcado protagonismo, como se ven en la muestra, que se abre con su sensual 'Minerva desnuda'. «La elección de esta obra es toda una declaración de intenciones y una llamada de atención», destaca la comisaria, que combate el prejuicio de que las mujeres «solo pintaron bodegones, cuadros con flores o retratos devocionales». «Pintaron desnudos cuando era un tabú en la enseñanza de las mujeres y atentaba contra el decoro femenino», concluye Ruiz.
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Qué: Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana. Historia de dos pintoras
Cuándo: del 22 octubre al 2 de febrero de 2020
Dónde: Museo del Prado. Paseo del Prado s/n. www.museodelprado.es
Cuánto: Entrada general 15 euros
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