Paula Rego, retratos de la rabiosa dignidad de sus mujeres
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El Museo Picasso Málaga inaugura este miércoles una ambiciosa exposición sobre la magnética y descarnada obra de la artista portuguesaANTONIO JAVIER LÓPEZ
Martes, 26 de abril 2022, 16:06
Existe un dolor que sólo calma la rabia, una tristeza que aprieta los dientes hasta conjugarse con el orgullo, incluso con la altivez de quien sabe que ha tomado una decisión y asume las consecuencias, aunque sean duras, como la mirada de esa muchacha de camisa blanca y corbata a juego con la falda levantada por encima de la cintura para sentarse desnuda sobre un cubo negro, un pozo sin fondo colocado sobre una toalla raída en el suelo. Una colegiala, quizá, entre una cama deshecha y una butaca vacía. Una mujer sola, como el resto de las que desfilan por la serie sobre el aborto que Paula Rego pintó como un puñetazo en el estómago en 1998. Porque en 1998 la interrupción voluntaria del embarazo seguía siendo ilegal en Portugal, su país de nacimiento, y Rego pintó toda la miseria y el miedo, la soledad cruda de pasar por semejante trance de manera clandestina.
Aquella serie sobre el aborto supuso una de las bofetadas más certezas que ha descerrajado Paula Rego (1935) a lo largo de más de medio siglo de trayectoria artística. Una travesía tan personal como palpitante a la que ahora se asoma el Museo Picasso Málaga (MPM) en la exposición que abrirá sus puertas el próximo miércoles y que ofrece el trabajo de una de las artistas contemporáneas más notables y subversivas. Organizada por la Tate Britain con la colaboración del Kunstmuseum Den Haag holandés y el MPM, la muestra que podrá verse en Málaga hasta el próximo 21 de agosto reúne una selección que supera las 80 piezas de una autora que ha marcado a fuego un relato propio de la mujer contado por una de ellas, sin concesiones ni efectismo, con valentía y dureza.
Nacida en Portugal y criada en Reino Unido, la obra de Rego ya visitó hace un lustro la pinacoteca malagueña en el potente montaje que el museo dedicó a la Escuela de Londres. Rego se sentaba entonces a la mesa de Francis Bacon, Lucian Freud, David Bomberg y Frank Auerbach. Ahora ocupa la presidencia de un banquete que deja un nudo en el estómago y otro en la mirada.
Porque no hay la menor concesión a la comodidad estética o intelectual en la obra de Rego, capaz de ofrecer una representación de la mujer universal y propia, atemporal y de plena actualidad, lírica y política al mismo tiempo. Porque si Virginia Woolf pidió para las mujeres una habitación propia, Rego exige para ellas una representación también propia. «Indiscutiblemente, la obra de Rego es un referente del feminismo, pues buena parte de su discurso se ha centrado en poner de manifiesto las desigualdades que sufre la mujer, con dureza y dignidad. Recuerdo haber leído que le preguntaron en una entrevista si era feminista y ella contestó 'Sí, inconscientemente'. Está claro que la defensa a la mujer y la denuncia de sus circunstancias es algo que está artista lleva en el ADN», sostiene la profesora de la Universidad de Málaga (UMA) y especialista en arte contemporáneo María Jesús Martínez Silvente.
MARÍA JESÚS MARTÍNEZ SILVENTE
Profesora de la UMA y especialista en arte contemporáneo
¿Estamos, entonces, ante una exposición feminista en el Museo Picasso Málaga? El director artístico de la institución, José Lebrero, regatea la cuestión: «Aunque su obra pudiera ser útil para estimular el tan actual debate que delata los antagonismos evidentes entre interpretaciones culturales ginocéntricas que operan como modelos de resistencia a la tradicional visión masculinista del arte, a nosotros nos toca en primer lugar subrayar la riqueza expresiva y la complejidad conceptual de un trabajo realizado por quien sin duda es una gran mujer y una excelente artista».
Una autora que representa además el eslabón más reciente en la cadena de exposiciones monográficas que en los últimos años ha dedicado el MPM a mujeres artistas contemporáneas. «No siempre sin dificultades –sigue Lebrero–, a lo largo de la última década hemos ido mostrando en el Museo Picasso Málaga retrospectivas dedicadas a grandes mujeres artistas del siglo XX. Sophie Tauber Arp, Hilma af Klint, Lousie Bourgoise, Meret Oppenheim o la colectiva dedicada a las mujeres artistas del surrealismo han precedido a la actual exposición de quien se considera hoy en día como la artista viva más importante de Portugal».
«Coinciden todas ellas –añade Lebrero– en proclamar una visión diferente del mundo a la hegemónica y su obra muestra la pasión comprometida con la que afrontaron su trabajo que no contó cuando hubiera correspondido con el reconocimiento apropiado y la visibilidad merecida en un sistema del arte que poco deseaba integrarlas».
Recoge el guante Martínez Silvente para añadir: «Afortunadamente se está llevando a cabo, por parte de artistas, intelectuales e instituciones, una revisión de la imagen de la mujer y de los papeles asignados por la cultura y la sociedad. Artistas como Paula Rego facilitan, influyen e inspiran a artistas jóvenes que ven en su obra un punto de partida».
Así, el eco de Rego suena con fuerza en la obra de muchas jóvenes artistas contemporáneas. El ascendente es claro, por ejemplo, en el caso de Ivana de Vivanco, la joven creadora chileno-peruana nacida en Portugal. «¡Claro que aprecio su influencia!», concede De Vivanco desde su estudio en Alemania. «Es una artista de un grandísimo valor para mí. Me impresiona mucho cómo logra compatibilizar una imaginación desbordante con una observación muy aguda de la realidad, la manera en que conecta los escenarios que compone, su forma de trabajar la luz, el color, el trazo...», ofrece la autora que ha presentado su trabajo en Málaga de la mano de la Galería Isabel Hurley.
«Para mí, el gran desafío es cómo contar una historia, pero hacerlo a través de la imagen. Si pudiésemos contar la escena con palabras, no valdría la pena empezar a pintar. Paula Rego es una maestra por la forma en la que logra trasladar ese dramatismo de la historia a la pintura y hace que esa historia tenga que ser contada de esa manera, con esas imágenes. En ese sentido, es uno de los ejemplos que te da esperanza como artista y como artista mujer de que la lucha que se lleva a cabo en el taller puede ir más allá», ofrece De Vivanco.
«Además, Rego sigue siendo muy radical, me interesa mucho ese potencial subversivo, el hecho de que una obra de arte debe desestabilizar al espectador y poner en crisis las estructuras que trae de casa. Lograr eso a través de una imagen que no necesita palabras es algo que también me impresiona de su trabajo», apostilla la artista.
JOSÉ LEBRERO
Director artístico del Museo Picasso Málaga
De Vivanco surge como una de las herederas más notables de la pulsión figurativa de Paula Rego, una apuesta mantenida a lo largo de toda su trayectoria y destacada tanto por Lebrero como por Martínez Silvente: «Siempre me ha llamado mucho la atención –aporta la profesora de la UMA– que se trate de una pintora figurativa, porque, a veces, eso significa en la historia del arte, ir a contracorriente. Por otra parte, es un lenguaje que le ha facilitado ser una 'contadora de historias', una cronista de su tiempo que muestra realidades que no son para nada cómodas».
«Esta idea –abrocha la profesora de la UMA– enlaza con otra característica sobresaliente en su obra: la conversión de lo personal en universal y, como consecuencia, la capacidad de interpelar al espectador directamente. Esto sólo lo logran los y las grandes artistas. Además sus trabajos gozan de una atemporalidad pasmosa ¿Quién no va a pensar en las mujeres ucranianas cuando vean la obra 'Fuga'?».
Porque cuando le preguntaron, hace casi 25 años, por aquella serie sobre el aborto, Rego contestó: «No me interesa eso de ser artista. Quiero decir cosas, denunciar situaciones». Luego calló un instante. Y zanjó: «Yo sé de lo que estoy hablando». Porque existe un dolor que sólo calma la rabia. Y quizá, con suerte, también el arte.
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