«Buenas, soy el asesino de los tres hermanos de Morata»

Este periódico, en exclusiva, ha tenido acceso a la primera declaración del sospechoso ante los agentes del instituto armado que investigan este crimen bajo la denominación de 'Operación Calvario'. Según la versión de Chouhdary -nacido el 7 de mayo de 1981 en Vehari (en la provincia del Punyab)- el móvil del asesinato fue la «venganza por el dinero prestado y no devuelto» de 50.000 euros, que les hizo en 2022 para las gestiones para el supuesto cobro de la herencia de uno de los dos falsos militares estadounidenses con los que Amelia y Ángeles creían mantener una 'relación sentimental' por internet, que en realidad era la conocida 'estafa del amor'.

Los atestados e informes de la Guardia Civil revelan que, en realidad, Chouhdary -que desde el principio fue el principal sospechoso y que durante unos meses vivió como inquilino en una de las habitaciones de la casa de Morata de la calle Travesía del Calvario 3- había agredido en dos ocasiones a Amelia por la negativa de ésta a devolverle el dinero prestado con unos importantes intereses de usura. La primera vez, según los informes policiales, fue el 10 de enero de 2023, cuando propinó a la mujer un «bofetón», «acudiendo efectivos de la Policía Local al domicilio, si bien ella decidió no presentar denuncia».

La segunda agresión –revelan los documentos oficiales del instituto armado- tuvo lugar a las 9:45 horas del 24 de febrero del pasado año, cuando el paquistaní, conocido como 'El Negro' en Morata, se abalanzó contra Francisca Amelia cuando ésta volvía a su casa y «le golpeó con un martillo en la cabeza» y luego, cuando la mujer cayó al suelo, le propinó una patada. Amelia sufrió «tres lesiones inciso contusas en la región craneal», una de ellas de siete centímetros de longitud. Por estos hechos sí que se instruyeron diligencia previas (las 89/2023) en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 3 de Arganda.

En febrero, el paquistaní, que regentaba un locutorio en Arganda, entró en prisión acusado de un «delito de lesiones con instrumento peligroso», pero el 12 de septiembre salió en libertad después de que el Juzgado de lo Penal 2 de Alcalá de Henares le condenara (por una sentencia de conformidad) a dos años cárcel y a la pena de alejamiento de Amelia Gutiérrez de 500 metros durante dos años y seis meses. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid insistió este lunes que el paquistaní fue puesto en libertad al «reunir los presupuestos legalmente exigidos» para no cumplir los dos años íntegros, puesto que no tenía antecedentes y había satisfecho los 2.900 euros que el juzgado le impuso como indemnización a la mujer por las heridas causadas por los martillazos.

Desde el inicio de las investigaciones todo apuntaba a Chouhdary. Y no solo por sus agresiones previas, sino por el 'modus operandi' del triple asesinato: los tres hermanos fueron muertos a golpes con un arma contundente similar a un martillo que no se halló en la vivienda, que estaba cerrada por dentro, lo que apuntaría a que alguien entró con las llaves de la casa.

En las inmediaciones de la escena del crimen los funcionarios sí que encontraron una pistola simulada (de fogueo). La pistola –apuntan los informes- probablemente fue comprada por los hermanos para defenderse tras conocer que el pasado septiembre Chouhdary había salido de la cárcel.

El paquistaní fue trasladado este lunes al Acuartelamiento de Rivas Vaciamadrid para su interrogatorio, pero los agentes no tienen ninguna duda de la veracidad de su confesión. Aun así, para cerrar el caso el juzgado que lleva el caso ordenó el pasado 19 de enero el «tráfico completo de conexiones a los repetidores que dan cobertura al lugar en el que sucedieron los hechos» para confirmar la presencia del paquistaní en Morata en fechas recientes y conocer la fecha exacta del triple asesinato, que todavía se desconoce.

Los agentes -que también están a la espera de recibir el «tráfico completo de llamadas» de las dos hermanas (Pepe Gutiérrez, que era discapacitado mental, no tenía) y del que la Guardia Civil ya denomina «autor confeso»- registraron este lunes el domicilio de Dilawar Hussain Fazal Chouhdary en busca de más pruebas para afianzar su acusación, más allá de su propia declaración incriminatoria.

El paquistaní, no obstante, no fue el único personaje al que los hermanos pidieron dinero. Los informes del instituto armado confirman que, tal y como se sospechaba, los hermanos pidieron dinero prestado a varios vecinos de la localidad, siendo que alguno de ellos, efectivamente, se lo prestó, y todo ello a pesar de que varias personas les advirtieron que seguramente estaban siendo víctimas de una estafa».

Los documentos oficiales insisten que los tres asesinados pedían dinero para hacer «envíos» con el fin de hacerse con la «herencia» que un «militar estadounidense fallecido» había dejado a su «novia» (Amelia), «motivo por el cual los tres hermanos necesitaban dinero para desplazarse a recoger la herencia, así como para diversas gestiones relacionadas con la misma».

Los informes de la casusa confirman que en todo momento las dos hermanas creyeron a pies juntillas mantener una «relación sentimental con sendos soldados estadounidenses destinados en Afganistán».

Según fuentes de la investigación, en todos los casos la que embarcó a los Gutiérrez Ayuso en la vorágine de deudas fue la menor de la familia, la anticuaria Amelia (de 68 años) , que tenía una fuerte influencia sobre sus dos hermanos mayores: la maestra jubilada Ángeles (de 70) y Pepe (72), que sufría una minusvalía mental. Los tres siempre habían vivido juntos.

Fue Amelia la que en 2015 se enamoró de Edward, un falso militar estadounidense supuestamente destinado a Afganistán, al que, según fuentes de la investigación, llegó a enviar cerca de 400.000 euros durante estos ocho años como respuesta a todo tipo de peticiones, aunque la mayoría eran para desbloquear los trámites sucesorios para cobrar una herencia de siete millones de dólares, que el militar iba a compartir con Amelia. Algunas veces, incluso, la mujer llegó a remitir remesas de 30.000 euros de una tacada, como cuando los hermanos vendieron la casa familiar en el distrito de Ciudad Lineal en Madrid.

Amelia -afirman los investigadores- llegó a creer a pies juntillas todas las mentiras del estafador como que en la cumbre de la OTAN de Madrid en 2022 se había encontrado con Joe Biden y que tenía una estrecha relación con Pedro Sánchez.