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Ocho animales amenazados que ayudan a entender España
Ciencia | Biología

Ocho animales amenazados que ayudan a entender España

'Lagarta', el último libro de Gabi Martínez, rinde homenaje a la fauna salvaje española y a quienes la protegen

Lunes, 22 de agosto 2022, 00:25

Hizo falta una pandemia para darnos cuenta de que la naturaleza está más cerca de la sociedad de lo que nosotros lo estamos de ella. Durante los meses de confinamiento muchos animales tomaron las ciudades. Se oía más el canto de los pájaros y por las calles vagaba todo tipo de fauna, desde gatos a patos, pavos, jabalíes, ardillas, zorros, e incluso corzos, recordándonos lo mucho que nos hemos alejado del espacio natural desde que abandonamos la vida rural.

Esta circunstancia coincidió en tiempo con el momento en el que el escritor y periodista Gabi Martínez se encontraba viajando por toda la geografía nacional, tras el rastro de ocho animales que representan gran parte de la idiosincrasia de España. En concreto, ejemplares difíciles de ver, por su situación vulnerable y cercana a la extinción, como el lagarto gigante de El Hierro, la ballena vasca, el urogallo de la Cordillera Cantábrica o la cigüeña negra de la Siberia extremeña. Su viaje se publica ahora en su último libro 'Lagarta. Cómo ser un animal salvaje en España' (GeoPlaneta), en el que reivindica la fauna salvaje española y a las personas que dedican su vida a proteger a las especies más amenazadas.

La obra es un paso más dentro del proyecto 'Animales invisibles', que el autor lleva desarrollando varios años. «Tenía dos libros publicados sobre animales de todo el mundo cuando me di cuenta de que en España hay una carencia enorme de relato sobre el medio natural y de libros en los que los protagonistas sean los animales y su relación con las personas», expresa Martínez. «Lo que pretende 'Lagarta' es establecer que tanto los humanos como los animales son igual de protagonistas en la historia del lugar en el que habitan, y no solo los más icónicos, como el lobo o el toro, sino también otros de los que se habla menos, pero que son igual de fundamentales para mantener la biodiversidad y la salud de nuestros ecosistemas».

«En casi cualquier lugar puedes encontrar animales que te ayuden a explicar la sociedad que los rodea»

Gabi mARTÍNEZ

Escritor de viajes

Al utilizar el nombre de un reptil en el título, una clase de animal mucho más olvidado que otros, como los mamíferos; y hacerlo en femenino, Martínez ha querido destacar que «aquí jugamos todos,animales y personas, grandes y pequeños, y seamos del sexo que seamos».

Así, por estas páginas también transitan ambientalistas, forestales, comunicadores, científicos, sabios populares, e incluso anónimos, que han contribuido a la conservación de la fauna nacional. «Cada vez son más quienes se mueven para defender a seres vivos no humanos a los que consideran vecinos, y por eso hay propuestas para que los incendios provocados del Amazonas sean declarados crímenes de lesa humanidad. En Nueva Zelanda lo entienden tan bien que han concedido estatus de persona a un parque nacional, a un río y a sus afluentes, de modo que quien agreda a esos espacios será juzgado como si atacase a un humano», relata Martínez. «Todo tiene que ver con el respeto, y el lenguaje juega un papel clave en este aspecto. La forma en la que nos comunicamos influye en cómo interactuamos con el medio que nos rodea, de modo que al considerar a la naturaleza como a nosotros mismos (que pase de ser 'algo' a ser 'alguien') la trataremos de manera distinta y más respetuosa».

Su narración, cargada de emoción, pretende eso mismo, abrir un diálogo sobre la crítica situación que vive la naturaleza y despertar la empatía de los lectores, con el fin de que se animen a cambiar esta realidad.

Asturias

El urogallo

Un ejemplar de urogallo. Efe

Con una escasísima población actual, el urogallo es un ejemplo del impacto que la caza puede tener en ciertas especies. Hasta en lugares donde este animal es un símbolo regional, se le ha perseguido y matado incluso tras prohibir su caza. ¿La razón? «Por un mes en la mina ganabas 800 pesetas y por un urogallo te podían pagar mil», cuenta Martínez en su libro. Y también era un buen regalo para los médicos.

El urogallo Mansín, sin embargo, fue un ejemplo de cómo cuando nos acercamos a la naturaleza esta nos empieza a improtar. En 2008, este ejemplar conoció la fama tras pasearse pacíficamente durante días por las calles de la localidad asturiana de Tarna. Era de esperar que alguien lo cazara en cuanto lo viera, pero no fue así. Los vecinos le cogieron cariño, se convirtió en un atractivo turístico y cuando falleció, atacado por un perro, lloraron su muerte.

El urogallo Mansín paseando por las calles de Tarna, Asturias. EC

Aun así, casi todos los especialistas coinciden en que el urogallo no se va a poder salvar, ni siquiera a pesar de que el programa europeo 'LIFE' ha invertido siete millones de euros para labores de mejora de su hábitat. Al mismo tiempo, la 'Casa del Urogallo', una infraestuctura construida en el Parque Natural de Redes (Asturias) que iba a permitir a los visitantes presenciar el comportamiento de los urogallos criados en cautividad o en fase de recuperación, lleva una década abandonada. La viva imagen del fracaso de la lucha por salvaguardar esta especie.

País Vasco

La ballena franca glacial

Una ballena franca glacial con su ballenato. NOAA

No fue hasta que la canadiense Selma Huxley se puso a buscar (y encontró) el pecio 'San Juan', en Red Bay (Canadá), cuando los vascos recordaron el esplendor y hegemonía mundial que tuvo la industria marítima vasca en el siglo XVI y que habían sido los primeros en cazar ballenas a escala industrial.

De hecho, la ballena franca glacial recibió el sobrenombre de 'vasca' por el origen de sus cazadores, y esta región esconde historias a la altura de 'Moby Dick'. Además, aunque Herman Melville no menciona a los vascos en ningún momento de su novela, el ballenero que capitanea Ahab, el Pequod, es un barco factoría producto de la ingeniería cantábrica. Pero, ¿quién asocia hoy a los vascos con las ballenas? «Moby Dick ejemplifica la facultad de algunos pueblos para proyectar mundialmente ideas o historias que, sin ser originalmente propias, acaban pareciéndolo», lamenta Martínez.

Arriba, obras de construcción del pecio San Juan. Abajo a la izquierda, un buceador explora el pecio San Juan hundido en 1565. Abajo-derecha: Escudo de Getaria.
Imagen principal - Arriba, obras de construcción del pecio San Juan. Abajo a la izquierda, un buceador explora el pecio San Juan hundido en 1565. Abajo-derecha: Escudo de Getaria.
Imagen secundaria 1 - Arriba, obras de construcción del pecio San Juan. Abajo a la izquierda, un buceador explora el pecio San Juan hundido en 1565. Abajo-derecha: Escudo de Getaria.
Imagen secundaria 2 - Arriba, obras de construcción del pecio San Juan. Abajo a la izquierda, un buceador explora el pecio San Juan hundido en 1565. Abajo-derecha: Escudo de Getaria.

Para recuperar esta memoria, está en marcha el proyecto de reconstrucción de una réplica de la Nao San Juan en la Factoría Marítima Vasca Albaola. Además, aunque muchos lo hayan pasado por alto, la imagen de la ballena aparece en muchos símbolos vascos, como el escudo de Getaria.

Las principales amenazas que se ciernen actualmente sobre la especie son: las colisiones con buques, el escaso número de ejemplares por sus bajas tasas de natalidad, la ingestión de basura y contaminación del mar, y los problemas de comunicación que tienen para socializar entre ellas por los efectos del ruido producido por las actividades humanas.

Valencia

El murciélago

Un murciélago.

Que aparezca un murciélago en el escudo de Valencia, de su club de fútbol local o en las tapas de su alcantrarillado tiene una explicación. Cuenta la leyenda que este animal permitió la victoria de Jaime I de Aragón ante los musulmanes mientras acampaban en el barrio valenciano de Ruzafa. «Cuando todos dormían, un murciélago cayó del cielo sobre la tienda del rey y provocó un estrépito de armas y armaduras. Jaime I se despertó a tiempo de percatarse de que los musulmanes estaban a punto de atacar su posición. Espabiló a su ejército y se libró de la derrota. Según cuentan, el rey incluyó al murciélago en el escudo para agradecerle el aviso decisivo», relata Martínez.

Arriba, escultura de Jaime I de Aragón. Abajo a la izquierda, alcantarilla de Valencia. Abajo a la derecha, escudo del Valencia C.F.
Imagen principal - Arriba, escultura de Jaime I de Aragón. Abajo a la izquierda, alcantarilla de Valencia. Abajo a la derecha, escudo del Valencia C.F.
Imagen secundaria 1 - Arriba, escultura de Jaime I de Aragón. Abajo a la izquierda, alcantarilla de Valencia. Abajo a la derecha, escudo del Valencia C.F.
Imagen secundaria 2 - Arriba, escultura de Jaime I de Aragón. Abajo a la izquierda, alcantarilla de Valencia. Abajo a la derecha, escudo del Valencia C.F.

Aunque actualmente asociamos su imagen a Drácula y lo culpabilizamos de la transmisión de enfermedades, como la Covid-19, su presencia en las ciudades cumple una función esencial en la polinización de las plantas y el control de plagas. De ahí que hayan surgido campañas para proteger a este animal y que incluso los arquitectos y diseñadores urbanos de Valencia construyan refugios en las fachadas de los edificios para facilitar la vida a estos animales en la ciudad.

Canarias

El lagarto gigante de El Hierro

Lagarto gigante de El Hierro. Carlos Teixidor

Tuvo que llegar un extranjero llamado Werner Bings para hacer ver a los canarios que la existencia del lagarto gigante de El Hierro no era un mito. Más tarde, el biólogo Carlos Silva consiguió convencer a los herreños sobre la necesidad de proteger a animales como aquel, que formaban parte de la identidad insular, y la imagen de este lagarto pasó a formar parte del escudo de La Frontera.

La tarea de vigilar la especie recalló en un joven llamado Juan Perico, que de tanto convivir con los lagartos acabó adoptando algunas de sus costumbres. A día de hoy, es una estrella naturalista local y el propio Cabildo le ha reconocido ese mérito, llamándole «el padre de la recuperación de la especie».

Juan Perico sostiene a un lagarto gigante de El Hierro. GACETA DEL MERIDIANO

También se dice que este animal, habituado a vivir en entornos hostiles, ejemplifica la fortaleza de los autóctonos, que han aprendido a vivir en una isla casi olvidada del resto del país.

Extremadura

La cigüeña negra

Una cigüeña negra pescando.

«La cigüeña ha sido muy importante en el imaginario español. Sus nidos en los campanarios de los pueblos, el crotoreo que acompaña las tardes de sol implacable, las leyendas de París, su planeo constante y la sombra que proyecta sobre la tierra seca (...) Es decir, es el animal con el que el país empezó a mirar al cielo de otro modo», afirma Martínez en 'Lagarta'.

Vídeo. Cigüeña negra en vuelo. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación

A pesar de todo, la cigüeña negra siempre ha estado a la sombra de la blanca, al asociar el color negro a una injusta mala fama. Así, este es un pájaro solitario que habita en bosques, riscos y paisajes poco humanizados. Por eso padece la deforestación mucho más que su pariente pálida.

Huesca

El bucardo

Recreación de un grupo de bucardos. Joseph Wolf

El 5 de enero del 2000 murió en nuestro país el último ejemplar de bucardo, una bucarda llamada Laña, símbolo de Parque Nacional de Ordesa, convirtiéndose así en el primer animal extinguido del siglo XXI. La fatídica noticia recorrió el planeta, procurando una publicidad fúnebre para Ordesa (Huesca) y para España. Sin embargo, algunos científicos vieron la oportunidad: descongelar las células de bucarda que tenían almacenadas y lograr la primera desextinción de la historia.

Se hizo. El material genético de Laña revivió el 3 de julio de 2003, pero el animal murió minutos después del nacimiento. Aun así, la fiebre de la desextinción se propagó entre parte de la comunidad científica y se probó también con otros animales.

Hembra de bucardo disecada en el parque nacional de Ordesa.. José Miguel Pintor Ortego

Esto es algo con lo que muchas personas no están de acuerdo. Tampoco Martínez, que ve la idea de jugar a ser dioses muy arriesgada. «Cuando un ser vivo se esfuma es porque su biología ya no soporta un espacio. En este caso, la Tierra. Lo natural sería despedirse de la vida dignamente (...). Tratar de revertir esa inercia nos sitúa en un lugar peligroso, al creernos por encima de los flujos del espacio y del tiempo. Juagar con la muerte supone un coqueteo arriesgado que siempre tiene consecuencias».

Andalucía y Cataluña

El lince ibérico y el lince boreal

Ejemplar de un lince ibérico. Efe

Símbolo indiscutible de las especies en peligro de extinción en España, el lince estaba a punto de desaparecer cuando hubo una reacción insólita que lo salvó. Su primo norteño, el lince boreal, no había corrido la misma suerte. ¿Qué pasó?

Una razón de que el lince ibérico pasase de ser perseguido a convertirse en un símbolo protegido se ha atribuido al nacionalismo. Al apellidarse 'ibérico', el sentimiento de pertenencia ante su inminente desaparición pudo haber aflorado y la gente empatizó más con él y su protección.

Otro desencadenante fue su naturaleza. Si se extinguía, sería el primer felino desaparecido en la historia moderna. De haber sido un insecto quizás la historia habría sido distinta, pues como como coinciden en señalar los naturalistas, no es lo mismo concienciar sobre los animales más bellos, como el lince, que sobre aquellos que no cuentan con ese aliciente estético.

Vídeo. La población del lince ibérico alcanza los 1.000 ejemplares Atlas

Eso llevó a la Comisión Europea a aportar la mayor suma económica que había concedido nunca aun proyecto de esta índole a través del fondo LIFE, lo que lleva a la conclusión de que nuestra predisposición a salvar ciertas especies está condicionada, en gran parte, por la estética y la emoción que nos genera. Sea como fuere, gracias a ello la población de estos animales en España ha superado los mil ejemplares, según el último censo de lince ibérico, correspondiente al año 2020.

Segovia

El desmán

Desmán disecado. Tylwyth Eldar

Más difícil lo tiene el desmán. Un icono del antiglamour que, a pesar de apellidarse 'ibérico', como el lince, no levanta las mismas pasiones ni preocupaciones por salvarlo. Es una especie que solo puede vivir en aguas limpias, por lo que su escasez guarda una estrecha relación con el aumento de la contaminación de los ríos y arroyos.

Así, el desmán es un indicador de la pureza de los ecosistemas, y de cómo una localidad como Valsáin (Segovia), que en la década de los 80 era rica en desmanes, perdió casi todos sus ejemplares tras el aumento del turismo, el numero de censados y la creación de presas y minicentrales eléctricas.

Vídeo. El desmán ibérico en el Sistema Central. Confederación Hidrográfica del Duero

Pero que sea feo, o pequeño, no significa que su desaparición no importe. Martínez recuerda que: «Aunque la cadena trófica sitúe a ciertos animales en la cúspide, eliminar a cualquier animal de los eslabones inferiores repercutirá en todos los demás, especialmente en los que están en lo alto, que son los más vulnerables porque suelen ser los más grandes, los más pesados y los que más necesitan al resto para continuar respirando».

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