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J. Arrieta
Sábado, 14 de septiembre 2024, 01:15
Más de 150 países, España entre ellos, se han comprometido a reducir sus emisiones de metano en un 30% durante esta década, pero la realidad demuestra que esta obligación se queda solo en las buenas intenciones, puesto que un nuevo estudio asegura que en los últimos cinco años las emisiones de este gas han aumentado más rápido que nunca.
Puesto que el metano es uno de los gases que producen el efecto invernadero –es decir, es uno de los causantes del calentamiento global–, esta tendencia «no puede continuar si queremos mantener un clima habitable», subrayan un grupo de investigadores en un artículo publicado en el último número de 'Environmental Research Letters', que incluye otro texto con los datos en los que estos científicos basan sus afirmaciones. Los autores de ambos estudios forman parte de Global Carbon Project, una iniciativa presidida por Rob Jackson, científico de la Universidad Stanford (EE UU), que realiza un seguimiento de las emisiones de gases de efecto invernadero en todo el mundo.
Las concentraciones atmosféricas de metano son ahora más de 2,6 veces superiores a las de la época preindustrial y las más altas desde hace al menos 800.000 años. Las tasas de emisión del gas siguen aumentando y, según estos expertos, el ritmo actual conduce a un calentamiento global superior a 3 grados a finales de este siglo. Esto convierte buena parte de los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030 en una entelequia. «Ahora mismo, los objetivos del Compromiso Mundial sobre el Metano parecen tan lejanos como un oasis en el desierto», dice Jackson, autor principal del artículo publicado en 'Environmental Research Letters'.
El metano procede tanto de fuentes naturales como de fuentes humanas –o antropogénicas– como la agricultura, los combustibles fósiles y los vertederos. Es un gas de efecto invernadero de vida corta que calienta la atmósfera casi 90 veces más rápido que el dióxido de carbono en los primeros 20 años tras su emisión al aire, lo que lo convierte en un objetivo clave para limitar el calentamiento global a corto plazo.
Sin embargo, a pesar de los compromisos políticos reiterados, las emanaciones anuales totales de este gas «han aumentado 61 millones de toneladas o un 20% en las dos últimas décadas», según las nuevas estimaciones. Las emisiones procedentes de la minería del carbón, la producción y uso de petróleo y gas, la ganadería bovina y ovina, y la descomposición de alimentos y residuos son las causas de estos aumentos. En 2020, casi 400 millones de toneladas o el 65% de las emanaciones mundiales de metano procedían directamente de las actividades humanas.
«Solo la Unión Europea y posiblemente Australia parecen haber reducido las emisiones de metano procedentes de actividades humanas en las dos últimas décadas», dice Marielle Saunois, de la Universidad París-Saclay (Francia) y autora principal del documento 'Earth System Science Data'. «Los mayores aumentos regionales han procedido de China y el sudeste asiático». El mundo ha alcanzado el «umbral de 1,5 grados de aumento de la temperatura media global en superficie, y sólo está empezando a experimentar todas sus consecuencias», concluyen los autores del artículo.
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