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El derretimiento del hielo y el desprendimiento de icebergs son los dos mecanismos que disminuyen la masa helada de la Antártida y aumentan el volumen del océano Austral. Los icebergs tienen distintos tamaños. Los denominados 'tabulares' (con forma de tabla) son algunos de los más ... grandes y abundantes. Al desprenderse, se desplazan por el mar al tiempo que se derriten, y también pueden romperse si chocan con el lecho marino. Lo que no se sabía, hasta ahora, es que las corrientes oceánicas fuertes también pueden partirlos en pedazos.
Así lo ha descubierto un equipo de investigadores de la universidad de Princetone, Nueva Jersey (Estados Unidos). En su estudio, publicado en la revista Science Advances, tomaron como referencia la evolución del iceberg tabular A68a, de 4.200 km2, que experimentó dos eventos de ruptura de grietas en diciembre de 2020. El primero se desencadenó cuando el iceberg chocó brevemente con el fondo marino. El segundo, sorprendentemente, tuvo lugar ocurrió en aguas profundas. Para saber qué pudo provocar esta segunda partición, los científicos desarrollaron un nuevo modelo de investigación, llamado Kinematic Iceberg Dynamics (iKID), que los llevó a la conclusión de que la corriente oceánica pudo inducir tensiones horizontales en el iceberg que generaron la rotura, una causa que hasta entonces no se había tenido en cuenta.
Comprender la evolución de los icebergs tabulares, como el A68a, es importante porque su tamaño y ruptura determina dónde depositan el agua de deshielo en el océano a medida que se desplazan, lo que tiene efectos en el clima. «Esta agua de deshielo puede influir sustancialmente en la circulación oceánica, la formación de hielo marino, el estado de la biosfera marina y, potencialmente, producir cambios en el clima», afirma Alexander Huth, investigador de la Universidad de Princeton y autor principal del estudio.
Por ejemplo, las corrientes oceánicas son las que permiten que Europa tenga un clima relativamente cálido, más incluso que la costa Este de Estados Unidos que, a pesar de estar a una latitud similar, padece un clima mucho más frío. Por otro lado, la zona donde se derriten los icebergs influye en la formación de aguas profundas y en la de liberación o acumulación de CO2 en los océanos.
Sin embargo, los modelos climáticos actuales solo representan aquellos icebergs con áreas menores de ~3,5 km2, y no los más grandes, como el A68a, incluso aunque los icebergs gigantes con longitudes superiores a 18,5 km representan el 98% del volumen total de todos los icebergs antárticos. «Esto se debe a que, en estos modelos, un iceberg generalmente se representa como una 'partícula puntual' que se desplaza y se derrite sin tener en cuenta la fractura y la ruptura, pero este enfoque no es adecuado para modelar icebergs tabulares», explica Alex Huth, autor del estudio e investigador postdoctoral asociado de la universidad de Princetone.
La omisión de la información sobre los grandes icebergs hace que los modelos sobre la distribución del agua del deshielo sean inexactos, pues el tamaño de estos bloques helados influye en su trayectoria y su descomposición. Por ejemplo, los icebergs pequeños se derriten más rápido que los icebergs grandes. «Nuestro nuevo modelo es apropiado para modelar icebergs de cualquier tamaño, incluso el más grande registrado, que tenía un área superior a 10.000 km2. Por lo tanto, esperamos que la implementación de nuestro método dentro de los modelos climáticos avance en nuestra comprensión del papel de estos icebergs en el sistema terrestre y cómo pueden interactuar con el clima cambiante», declara Huth.
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