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«Desde que el tsunami arrasó la central nuclear de Fukushima, en 2011, los técnicos han tenido que enfriar el reactor dañado con agua. Ese agua queda contaminada por diferentes elementos, algunos de los cuáles son radiactivos, y se ha ido almacenando en grandes contenedores. ... Ya suman más de mil, que guardan más de un millón de toneladas de agua, y, como no hay espacio para más, Japón ha decidido filtrarla y verterla al mar. El problema es que este sistema no logra eliminar el tritio, un isótopo natural del hidrógeno que es radiactivo durante 12,33 años». Así explica Sebastián Vera, uno de los socios fundadores y actual director técnico de Water Challenge, la polémica que enfrenta al país del Sol Naciente con China y Corea del Sur, que han puesto el grito en el cielo y prohibido la importación de pescado nipón.
Las autoridades en Fukushima y la Agencia Internacional para la Energía Atómica (AIEA) afirman que el vertido no supone ningún peligro y que la concentración de tritio está dentro de los parámetros de seguridad, pero Vera señala que el asunto tiene truco: «Lo único que están haciendo para alcanzar esos niveles es diluir el agua contaminada con más agua de mar y verterla después». El ingeniero señala que para que ese vertido fuese seguro y pudiese ser absorbido por la naturaleza sin problema, tendría que estar limitado a un máximo de 50 metros cúbicos por semana: «O sea, que tardarían 416 años en liberarse de todo el agua almacenada». Y Fukushima, que inició el proceso el pasado jueves, lo va a hacer en siete años y medio. «Claro que va a contaminar y que la flora y la fauna lo va a absorber», afirma el científico.
Vera, sin embargo, asegura que su empresa ha desarrollado una tecnología que permitiría sustraer por completo el tritio radiactivo del agua pura en poco más de un año. «Hay dos formas para descontaminar el agua. La primera, la que se usa desde hace siglos, es la evaporación. El problema es que consume mucha energía, unos cien kilovatios por cada metro cúbico. La otra es la filtración (ósmosis). Es mucho más barata porque solo requiere 3,5 kilovatios, pero el rendimiento únicamente llega al 50%. Nosotros hemos patentado el sistema ASE&C que fusiona la evaporación y la cristalización en un solo proceso y en continuo, optimizado, adiabático y sónico. Requiere unos 20 kilovatios por metro cúbico y separa el agua pura de los sólidos secos», explica.
Entre esos últimos estaría el tritio, que es una de las sustancias más caras del planeta. Se cotiza en torno a los 30.000 dólares el gramo y Fukushima podría venderlo. «Hicimos un piloto con el CSIC y funcionó», asegura Vera. Entonces, ¿por qué no ha presentado Water Challenge una propuesta para limpiar el agua contaminada de la central? «Preparamos una para la convocatoria de ideas que se hizo, pero había que ir en consorcio con una empresa nuclear y otra de tratamiento de aguas y tuvimos desavenencias porque los grandes siempre se quieren aprovechar de los pequeños y querían hacerse con nuestra tecnología», cuenta Vera. El problema, por lo tanto, no estuvo en Japón sino entre los propios socios españoles.
Otro problema podría ser económico. «Fukushima va a gastar unos 27 millones de euros en el proceso de vertido del agua contaminada. Eso no es nada», cuenta Vera. Con el sistema de Water Challenge, la factura ascendería a un importe entre 100 y 150 millones de euros. «Claro que hay que tener en cuenta el coste de iniciar un conflicto con los países vecinos y con los propios japoneses, que se oponen al plan», sentencia el director técnico.
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