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«Solo una barrera cultural nos impide comer insectos»
Andy Zynga, consejero delegado de EIT Food

«Solo una barrera cultural nos impide comer insectos»

La industria alimentaria se enfrenta a numerosos retos en los que la tecnología puede aportar soluciones. Y Euskadi puede ser un pilar de esta nueva era

Jueves, 13 de octubre 2022, 18:58

El agroalimentario va a ser uno de los sectores en los que más impacto va a tener el cambio climático, porque la sequía o las inundaciones serán cada vez más habituales y extremas. Pero la forma en la que producimos nuestra comida también puede ser ... parte de la solución. Es lo que sostiene Andy Zynga, consejero delegado de la división agroalimentaria del Instituto Europeo para la Innovación y la Tecnología, que tiene su oficina para el sur de Europa en el Parque Tecnológico de Zamudio y que ha celebrado en Bilbao su congreso Fun&Fan, en el que se busca que los avances tecnológicos revolucionen un sector en el que la carne fabricada en laboratorio ya no sorprende y se acepta debatir sobre los insectos como fuente de proteína.

- ¿Por qué cree que Euskadi puede convertirse en un centro neurálgico de la agricultura sostenible?

- En primer lugar, porque el Gobierno vasco está implementando buenas políticas para incentivar la innovación y el emprendimiento. En segundo lugar, porque el País Vasco es uno de los faros de la industria alimentaria. Hay una buena colaboración entre los sectores público y privado para hacer de Euskadi una potencia del sector, y los consumidores también están concienciados. Con esos mimbres, creo que puede jugar un papel relevante en la agricultura regenerativa, en la que está avanzando con paso decidido.

- Agricultura intensiva, tradicional, ecológica y ahora regenerativa. ¿No es todo un poco confuso?

- Sí, en este último caso todavía no hemos alcanzado una definición universal y, por lo tanto, no existen estándares certificables. En su ausencia, la industria publicita todo tipo de elementos en las etiquetas, lo que es peligroso y puede generar confusión entre los consumidores, que no saben en qué consiste la agricultura regenerativa. En términos generales, se trata de una agricultura que protege el suelo y que, según han probado diferentes estudios, es más eficiente a la hora de capturar carbono, por lo que ayuda a combatir las emisiones, y más resistente ante fenómenos extremos como la sequía o las inundaciones. Si una pequeña parte de la tierra cultivable se explotase mediante agricultura regenerativa, nuestros problemas con el CO2 se habrían acabado.

- ¿Pero está la industria concienciada?

- En conversaciones con grandes corporaciones agroalimentarias me encuentro con directivos que están buscando escalar este tipo de explotación. Uno de ellos me dijo que antes pasaba la mayor parte del tiempo trabajando en innovación, y ahora lo hace en sostenibilidad. Hay suficientes incentivos y motivaciones, y la regulación también está provocando una reestructuración de la cadena alimentaria para que sea más sostenible.

- ¿Es rentable este tipo de agricultura?

- Cuando un agricultor pasa de técnicas tradicionales a regenerativas, la rentabilidad cae durante un periodo que se puede alargar varios años. Pero luego se pone a la par. La clave está en el uso de tecnología para reducir ese periodo. Imágenes por satélite y técnicas de agricultura inteligente basadas en sensores que toman datos de todo tipo de variables, combinadas con sistemas de inteligencia artificial incrementan la productividad. Y ahora estamos estudiando si la comida que se produce de esta forma tiene una mayor densidad de nutrientes.

- Parece que el suelo explotado con técnicas respetuosas tiene una productividad menor que la de la agricultura intensiva. ¿Podríamos alimentar al mundo de esta manera?

- Tenemos que ver por qué sucede eso. Puede que sean los fertilizantes o la irrigación. Pero ya existen alternativas orgánicas capaces de ofrecer una productividad similar. Y tenemos que entender que no hay alternativa, porque, si no cambiamos la forma en la que producimos nuestros alimentos, no vamos a cumplir con los objetivos medioambientales que nos hemos marcado.

- ¿Son los insectos también parte de la solución?

- Sí. Solo una barrera cultural nos impide comerlos. Por eso, de momento el enfoque está en utilizar su proteína para alimentar al ganado y en acuicultura sostenible. Estaría bien que chefs o figuras relevantes alentaran un cambio cultural. Por ejemplo, con una semana gastronómica en la que restaurantes de Bilbao utilicen proteína de insectos en sus platos.

- ¿Es la carne fabricada con proteína vegetal un ejemplo del camino que se debe seguir?

- Sin duda. Esas alternativas a la carne son productos deliciosos que se han abierto camino en el mercado. Hay más demanda y, por lo tanto, más oferta. Y esa es la clave para que los productos crezcan y sean adoptados en la dieta de la gente.

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