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Carlos fue a llevar una peluca. Luz se acercó para buscarla. Los dos salieron de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) con el compromiso de colaborar, de echar una mano para convertir en éxito la marcha que hoy recorrerá el centro de la capital ( ... más de 50.000 inscritos) y que recaudará fondos para la investigación oncológica. Carlos y Luz son dos de las personas que durante los últimos quince días han recogido nombres y entregado dorsales de la Marcha contra el Cáncer, la más multitudinaria de España, la demostración del compromiso de Valladolid en la lucha contra la enfermedad.
Carlos fue a llevar una peluca. Era de su esposa.Falleció hace año y medio. Cáncer de pulmón. «Se lo detectaron muy tarde. En septiembre de 2016. Ella tenía muchos dolores de espalda. El médico le decía: 'Haz pilates, prueba con la natación'». Cuenta Carlos que los dolores no se le iban, pero que su mujer «no se miró más». «Lo fue dejando, lo fue dejando. También porque ella no quería saber lo que tenía. Cuando ya visitamos al oncólogo, cuando le hicieron un escáner, no quiso conocer los detalles. El médico me dijo: 'Carlos, está mal, muy mal'. Pero ella prefirió no saber. Llegó un momento en que ya no podía andar y decía:'Vaya ciática que tengo'. Estaba convencida de que se iba a curar. De que su caso sería como el de tantos cánceres de mama, que se recuperaría». Pero... Pero el suyo era de pulmón, muy agresivo. No toleró bien la quimio. Se le cayó el pelo y compraron la peluca. «Seis meses duró la pobre. Se fue apagando. En marzo del año pasado se nos fue».
Carlos recuerda que intentó hacerse el fuerte, que solo una vez las lágrimas se escaparon delante de su esposa, que prefería salir a por el pan, que se bajaba al garaje, que se metía al coche y, con el motor apagado, las manos en el volante, sin arrancar ni encender luces, se ponía a llorar. «Luego llegaba a casa, ella me miraba y me preguntaba que por qué tenía los ojos llorosos. Será la alergia, le contestaba». Será la alergia. «En mi familia nunca habíamos tenido casos de cáncer. Hasta que nos pilló de lleno».
Con tantas huellas de ella por casa, la peluca era una herida abierta, un recuerdo sin cicatrizar. Por eso decidió llevarla a la Asociación Contra el Cáncer, por si pudiera serle útil a otra persona. Y ya que estaba allí, Carlos preguntó si podía echar una mano. Si podía ayudar. «Ya era socio de la asociación, todos los meses colaboraba con una aportación económica, pero nunca había dado un paso más. Hasta hace año y medio». Ahora es voluntario. «De momento, con las inscripciones para la marcha. Me han dicho que podía colaborar en el hospital, pero hoy por hoy no creo. Todavía se me cae el alma a los pies cada vez que voy al Clínico y me vienen los recuerdos. En mi casa todo es ella. Todo está colocado igual. Ha pasado año y medio y aún me despierto por las noches y doy vueltas y vueltas». Tal vez con el tiempo, dice, porque tiene claro que su vínculo con la AECC se hará cada vez más fuerte.
«Es tan importante lo que hacen, lo que consiguen. Gracias a ellos se avanza en la lucha contra el cáncer. No hay más que ver lo que se ha conseguido. Se ve muy fácil con el cáncer de mama. Hace veinte años la tasa de supervivencia era muy baja. Y ahora llega a casi el 90%. Esto te demuestra que colaborar sirve para algo, que si se destina dinero a investigación se consiguen resultados». Por eso, dice, es tan relevante la marcha de este domingo. Más de cincuenta mil personas en la calle para hacer visible el compromiso de toda una ciudad en los avances científicos contra la enfermedad.
Carlos fue a llevar una peluca. Luz se acercó para buscarla. Su hermana (casada, dos hijos) ha superado un cáncer de ovario. Diagnosticado en 2016. «Al día siguiente de que el médico nos diera la noticia, vinimos a la AECC para informarnos. Nos dieron un folleto de la asociación, nos explicaron los servicios que tienen, las ayudas que prestan. En aquel momento no lo necesitábamos, era muy pronto, pero por tener algo en la mochila, por saber a quién acudir si hacía falta». Cuando comenzó el tratamiento de quimioterapia y la hermana de Luz dijo adiós a su pelo, a las cejas, las pestañas... recordaron que la AECC dispone de un banco de pelucas. Y se acercaron a por una.
«Había una que le encajaba. Estaba guapa. Era media melena. Mi hermana nunca había tenido el pelo tan corto, pero estaba guapa, supergraciosa, le quedaba bien. Ella, durante la quiomioterapia, se quedó sin pelo, pero no dejó de ser coqueta, se pintaba. Llegó un momento, eso sí, en el que no aguantó más la peluca y se puso pañuelos». Recuerda Luz que dos meses después de a su hermana, le diagnosticaron a una prima carnal el mismo tipo de cáncer. Idéntico. Eso hizo que compartieran dudas y experiencias. «Operaron a mi hermana en julio de 2016. Estuvo diez horas en el quirófano y solo dos semanas en el hospital. La respuesta a la quimio fue una pasada. Los marcadores bajaron muy rápido».
Así que, explica Luz, «de alguna manera, tenía una cuenta pendiente con la asociación contra el cáncer. De algún modo tenía que devolver lo mucho que hacen por personas como mi hermana». Este verano, en una marquesina de El Palero, cuando iba a visitar a su hermana, Luz vio un anuncio de la marcha. La AECC buscaba voluntarios. Y decidió ser uno de ellos.Durante estos días ha atendido los puestos de inscripción para la marcha. «Es increíble la respuesta de Valladolid. Tanta gente que se acerca. Los hay que te cuentan su historia, que también quieren hablar, que han tenido el cáncer cerca». Y que quieren caminar para combatirlo. Regalar sus pasos para, con cada una de sus huellas, conseguir dinero para investigar la enfermedad. «Porque se ha avanzado mucho en tratamientos, en detección precoz. Ypodemos conseguir mucho más», concluyen.
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