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Calle que conecta la plaza en la que está el monolito con la campa, totalmente despejada. R. Gómez
Villalar de los Comuneros vive el 23 de abril más silencioso y solitario de sus 45 años de historia

Villalar de los Comuneros vive el 23 de abril más silencioso y solitario de sus 45 años de historia

Las iniciativas virtuales intentan mantener la llama de la fiesta, suspendida ante el estado de alarma por la covid-19

Susana Escribano

Valladolid

Jueves, 23 de abril 2020, 09:42

Villalar revienta de verde y de silencio. El color es el acostumbrado en esta época, tras semanas de lluvias, en una localidad rodeada por campos de cereal. Lo otro no. Es 23 de abril y si algo define a la villa comunera en esta ... fecha es la bulla. El griterío. Las dulzainas y tamboriles. Los conciertos en la campa. Las arengas políticas junto al monolito. Las reivindicaciones callejeras de colectivos o trabajadores de empresas con problemas. Y también los abrazos y apretones de manos de miles de personas que comparten jornada festiva en una localidad que pasa de poco más de 350 habitantes reales, con pernocta en el pueblo, a 10.000 visitantes, si la lluvia y el frío se cuelan en el programa, y más de 20.000 en caso de que el tiempo acompañe.

«Para mucha gente es una liturgia vivir el día 23 de abril en Villalar, un rito, un encuentro... Seguro que hoy les va a faltar algo. Es el primer año que vamos a estar solos desde 1975», lamenta Luis Alonso Laguna, alcalde de la localidad a la que el estado de alarma que el Gobierno de España declaró hace seis semanas largas (39 días) para combatir la expansión del coronavirus mantiene en silencio hoy.

Es un 23 de abril, raro, inusual, insólito. No hay atascos para aparcar ni en las ofrendas florales ante el monolito. Un ramo casero, de lilas, amapolas y flores de soja, tricolor republicano, rinde homenaje desde principios de semana a los capitanes comuneros decapitados en la localidad en 1521. «Villalar en nuestro corazón. 2020», se lee en la banda morada que ata el adorno. «Confío en que en 2021 la gente acuda con más fuerza, es el quinto centenario de la batalla y todavía hay que hacer los deberes para su conmemoración», subraya el regidor.

«Para mucha gente es una liturgia vivir el día 23 en Villalar, un rito, un encuentro... Seguro que les va a falta algo hoy», remarca el alcalde, Luis Alonso Laguna

Las palabras de Luis Alonso denotan reivindicación de alcalde, pero también malestar con la institución que debe encarrilar el programa de ese aniversario comunero, que es la Fundación Villalar-Castilla y León. Villalar, de momento, porque perderá el nombre en los próximos meses. El presidente de las Cortes, Luis Fuentes, preside esa fundación. Rebautizó en otoño el 23 de abril como «san Ikea» y anunció su intención de suprimir la entidad porque no había logrado forjar un sentimiento de pertenencia a la comunidad. La práctica totalidad del resto de patronos frenaron esa liquidación exprés, pero sí se abrió un proceso de repensado de una fundación que se encarga, entre otras actividades, de organizar el programa del 23 de abril.

El presidente de las Cortes, Luis Fuentes, conmina a superar la situación actual «con el arrojo de una tierra que siempre se crece ante la adversidad»

Luis Fuentes dirigió ayer una carta a la ciudadanía en la que recordaba el luto por las víctimas de la pandemia y conminaba a superar la situación actual «con la fuerza que nos ha caracterizado a lo largo de nuestra historia y con el arrojo de una tierra que siempre se ha crecido frente a la adversidad». No hay alusión alguna a Villalar en esa misiva.

«Yo defendía un aplazamiento, más que una suspensión de los actos», señala Alonso Laguna, que se muestra convencido de «hacer algo» en la localidad cuando la situación lo permita.

El programa que ha malogrado el coronavirus contemplaba una exposición sobre Miguel Delibes y la ampliación del 'videomaping' que pone en imagen una alegoría sobre la comunidad autónoma partiendo del famoso cuadro 'Los Comuneros' , de Gisbert, que disfrutan los diputados en el Congreso, donde está colgado.

El concierto de la víspera proyectaba reunir a grupos de la comunidad como Celtas Cortos, Atraque Barraque y La Regadera, y desde la todavía Fundación Villalar avanzaron que iban a rejuvenecer el programa con una 'batalla de gallos', incorporando duelos de rap. Todo eso pasó a mejor vida ante el doloroso rastro que está dejando la crisis sanitaria.

Libro de Firmas con la dedicatoria que escribió José María Aznar en agosto de 1990 y loseta con su nombre junto al monolito. R. Gómez

Aznar se cuela en el 'paseo comunero' de placas que rodea el monolito

Villalar de los Comuneros. Están Juan y María de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado, pero también Gabinete Caligari o Sabino Fernández Campos. ¿Qué tienen que ver los capitanes comuneros con el grupo que hizo famoso el camino a Soria y el que fuera jefe de la Casa Real? Que todos tienen su loseta en Villalar de los Comuneros.

No son las estrellas del paseo de la fama, pero el entorno del monolito emula el recorrido cinematográfico con tapas metálicas con el nombre de personalidades que han dejado su impronta en el libro de firmas del Ayuntamiento comunero o personajes de relevancia histórica relacionados con la localidad. A las figuras de hace siglos se unen dirigentes de todo el arco político, artistas, escritores, académicos y periodistas.

Y allí está José María Aznar, presidente de la Junta entre 1987 y 1989 y que deshizo el hilvanado institucional que Demetrio Madrid articuló en torno a Villalar y planteó una fiesta de rotación provincial. «Sinceramente no se merecía estar aquí en absoluto, fue el máximo opositor a la fiesta», explica el alcalde, Luis Alonso. Pero el expresidente popular dejó su dedicatoria en el libro de firmas municipal, como lo hizo José Luis Rodríguez Zapatero después, y ahí está, junto al monolito comunero. «Al Ayuntamiento de Villalar de los Comuneros, villa histórica de la historia entera y verdadera, con los mejores deseos de prosperidad», rubricó José María Aznar en agosto de 1990, durante las fiestas patronales.

Comparte espacio con el cantante Ramoncín, el Nobel José Saramago, los Celtas Cortos y el Nuevo Mester, políticos como Julio Anguita, Marcelino Oreja Aguirre, Juan Vicente Herrera o Juan José Lucas (este como presidente del Senado, no de la Junta) y periodistas comoLuis Miguel de Dios Maribel Rodicio, una institución de la profesión desde las páginas de El Norte de Castilla hasta que un accidente la retiró de su cita diaria con su 'De ayer a hoy' en 2002.

La localidad ha cambiado hoy el jaleo festivo por silencio trapense y la hectárea de carpas y puestos que habitualmente se cubría en la inmediaciones de la campa está hoy totalmente despejada. Las lluvias auguran una buena temporada de setas, «extraordinarias» en esa era. Los carruseles para los niños nunca dejaron adivinar el palomar derruido que hoy se ve al fondo de esa zona. Parajes insólitos para un 23 de abril, en Villalar, que también extrañan los bares, cerrados «hasta nueva orden», y los despachos de alimentación y pan de la villa.

Toñi Jiménez sirve pan tras una mampara de urgencia. Cuenta que la panadería tenía clientes habituales de las carpas, aunque los encargos no eran como los de hace años, «cuando había gente que venía con quince días de antelación». En las últimas ediciones, además, llegan camiones con pan a la campa, explica mientras recomienda unas rosquillas de palo, que «son muy de aquí, de toda la vida».

Toñi Jiménez despacha pan en la Panadería Laguna, en Villalar de los Comuneros. R. Gómez

Las hogazas que salen de ese horno no las catará este año Demetrio Madrid con el arroz a la zamorana que almorzaba cada 23 de abril en la carpa de los artistas. El expresidente de la Junta está abonado a Villalar, municipio que le nombró hijo adoptivo por el respaldo que dio a la fiesta en sus inicios.

Demetrio Madrid envió ayer, a través de un vídeo, un mensaje de ánimo en la lucha contra el «virus que atosiga a medio mundo», pero sin obviar el recuerdo de lo que simbolizan los comuneros y Villalar con ellos en la aspiración de hacer «de España un país moderno, avanzado y libre». El primer presidente de Castilla y León pone voz a la fraternidad del 23 de abril: «El año que viene, volveremos, hasta entonces, un gran abrazo, un saludo comunero y salud para todos».

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