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Silencio. Consternación. Pero también esperanza. En Traspinedo y en toda la provincia de Valladolid. Era como si todo el pueblo se hubiese quedado mudo, sin palabras. Apenas se escuchaba el ruido del motor de algún coche que apuraba –minutos antes de las cinco de la ... tarde– su llegada a la plaza mayor, que este domingo se llenó de cientos de personas que querían arropar a la familia de Esther López, su vecina de 35 años a la que se perdió el rastro el pasado miércoles 12. Llevan 18 días sin noticias de «la chica de la eterna sonrisa», como se refirió una amiga íntima, Iria, pero no cesarán hasta dar con su paradero.
Lo reiteró el alcalde, Javier Fernández, y los vecinos lo ratificaron no solo con su presencia, sino también con calurosos aplausos y muestras de afecto hacia los padres y la hermana de la joven desaparecida. «No vamos a parar hasta encontrarte, Esther. Tu sonrisa es nuestra esperanza», reivindicaba Fernández, que aprovechó la «masiva» concentración para agradecer a las fuerzas y cuerpos del Estado su «enorme implicación» con el caso. «Se están dejando la piel día tras día», añadió.
En un emotivo y sencillo acto –que apenas se prolongó durante quince minutos–, el poeta local Rubén Ruiz leyó tres conmovedores poemas que estos días ha escrito para recordarla. «Aquí te esperamos, preciosa, al calor de Traspinedo», decía, visiblemente nervioso.
Miguel, el padre, se erigió de nuevo portavoz de la familia y se llenó de entereza para subir al escenario y agradecer públicamente a su localidad el trato recibido. También a la Guardia Civil, que «está haciendo lo imposible por encontrarla». «Estamos pasando unos momentos de angustia gravísimos. Es un mal que no tiene cura ni medicación, es la peor enfermedad que uno puede padecer. Que aparezca mi hija, por favor», lamentaba.
También tomó la palabra, en nombre de su grupo de amigos, Iria, de nuevo para mostrar su agradecimiento por todos los «esfuerzos», y recordó los momentos vividos en la infancia junto a su amiga, aquella que «siempre paseaba por las calles con una sonrisa».
Es Traspinedo un pueblo «roto», sumido en la angustia, tristeza y preocupación, pero también «más unido que nunca». Solo así, con esa «unión y entereza» –como se refirió el regidor– lograrán sobrellevar el paso del tiempo hasta encontrar a Esther López. Lo evidenciaron este domingo, colmando la plaza de apoyos, alzando al cielo los carteles con la imagen de su vecina. Pero lo llevan demostrando desde el momento en el que su entorno pidió ayuda. No hay calle que no esté empapelada con la sonriente foto de Esther. Solo les queda esperar, pero no perderán la «esperanza» hasta volver a saber de ella.
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