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Su madre hizo las maletas hace casi tres lustros desde su Colombia natal y recaló junto a sus tres hijos en la capital vallisoletana, donde aún reside y donde recibió la llamada de Scotland Yard informándole de que uno de sus vástagos, David Martínez, de ... 26 años, falleció acuchillado en la tarde del pasado miércoles a escasos metros de la vivienda en la que residía en el barrio londinense de Leyton. El joven, de nacionalidad española y vallisoletano de adopción, presentaba varios cortes de arma blanca y lesiones en la cabeza cuando fue localizado por un vecino tambaleándose por la calle mientras pedía ayuda. Falleció cuarenta minutos después. Los agentes buscan ahora al autor del crimen y consideran que fue «obra de un conocido». Tanto es así que fuentes próximas a la familia han concretado hoy que todo apunta «a un allegado de la mujer que le había alquilado la habitación de la casa en la que vivía David, puede que uno de sus dos hijos», desde que emigró a Londres hace cinco meses.
El caso es que el autor logró huir después de golpear y acuchillar a David, al parecer, en el portal o a la puerta del bloque de viviendas sociales, situado en la misma calle, North Birkbeck Road, en la que tenía alquilada una habitación y en la que murió. El vecino que le encontró en plena vía pública avisó a los servicios de emergencia a las 16:26 horas y los sanitarios certificaron su fallecimiento a las 17:10, según informaron fuentes de Scotland Yard en un comunicado en el que confirmaron la identidad de la víctima, «el español David Martínez, de 26 años».
El joven, en efecto, tenía la nacionalidad española después de casi quince años afincado en el domicilio familiar de Huerta del Rey, al que llegó desde Bogotá, donde nació, junto a su madre y sus dos hermanos. Aquí se formó en el Instituto Zorrilla y aquí cursó después, entre otros, estudios de cocina. «David era un chico muy trabajador, buena gente, que llegó de Colombia con su madre cuando aún era un niño y que ahora, después de unos meses trabajando en Fasa, había decidido emigrar a Londres para trabajar (en un restaurante) y aprender inglés», explicaron sus allegados en la capital.
Así que el joven encontró una habitación barata de alquiler en un barrio humilde de Londres, como es Leyton, donde residía junto a la propietaria y sus dos hijos en las inmediaciones del cementerio de San Patricio. «Nos han contado que uno de los chicos había discutido con él por que decía que si le había quitado la novia», relataron las fuentes consultadas. Y la propia policía británica confirmó ayer que descartan que el crimen estuviera «relacionado con un incidente entre bandas».
Los agentes, además, apuntaron que el ataque tuvo lugar en un «bloque residencial cercano» y que «la víctima lo abandonó antes de caerse en la calle –su casa estaba muy cerca del lugar en el que le encontró un vecino–». También incidieron en que David conocía a su asesino. Y esto último quizás pudo llegar a contarlo la propia víctima. El vecino que le encontró moribundo, aunque consciente, declaró en un medio londinense que «hablaba español» y la propia Scotland Yard añadió que los sanitarios intentaron mantenerle despierto y que continuara hablando antes de su muerte.
«Su madre está completamente destrozada, aunque agradece el contacto que están manteniendo con ella desde la Embajada de España para mantenerle informada sobre la investigación y los trámites para que pueda repatriar el cuerpo de su hijo lo antes posible», añadieron los allegados de la víctima antes de lamentar que la mujer, en la actualidad, vive sola en la capital después de que sus tres hijos emigraran a Suiza, Bélgica e Inglaterra. En este último país encontró la muerte David.
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