La Santa Sede reconoce abusos en un colegio de Zamora y suspende diez años al sacerdote que los cometió

Tras ese periodo, la sentencia determina que el sacerdote José Manuel Ramos Gordón podrá volver a la Diócesis para residir en la casa sacerdotal y solo podrá celebrar la Eucaristía fuera de ella con autorización expresa. Se trata, según el prelado, de una pena «muy dura», aunque la máxima sería la expulsión del estado clerical.

La víctima presentó la denuncia en febrero de 2017, 35 años después, por lo que penalmente los hechos están prescritos. El sacerdote, detalló el obispo, «no aclaró ni reconoció explicitamente los hechos, pero todas las circunstancias que concurrían concluyeron que había una altísima certeza moral de que esto había ocurrido».

En este sentido, Menéndez expresó «su dolor por la gravedad del delito cometido» y pidió perdón a la víctima. Asimismo, se ha puesto a su disposición para acompañarle espiritual y humanamente y, «en comunión con el papa Francisco», quiso manifestar su «firme condena y repulsa a estos hechos execrables y vergonzosos, al mismo tiempo que reafirmo mi decisión de luchar contra estos delitos por todos los medios legítimos».

Por último, reclamó «a los cristianos y a la sociedad» que se haga todo lo posibles para que se garantice y se proteja a los menores y a las personas vulenarables, además de que se implementen las medidas para que se evite que situaciones así se repitan.