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En el consultorio médico de Santas Martas, el teléfono no deja de sonar. Tanto la médica como la enfermera toman los datos de los diferentes pacientes al otro lado de la llamada, a quienes consultan sobre sus síntomas, su temperatura o si están manteniendo ... el aislamiento. La batalla contra el coronavirus en esta población leonesa se está perdiendo y las dos profesionales de la salud tienen muy claros los motivos que han llevado a este descontrol.
«Es imposible controlar un virus de estas características cuando las personas no siguen las recomendaciones ni sus obligaciones. La mejor prevención es la mascarilla y la distancia de seguridad, y una vez que hay contacto estrecho, el aislamiento. Pero la gente no lo hace y, así, es imposible», explican a Leonoticias, con visibles gestos de hartazgo ante la situación. «Estamos muy indignadas con la irresponsabilidad de algunos».
Señalan que el brote que afecta a medio pueblo nace de la desobediencia constante de los mandatos sanitarios por parte de los vecinos de Santas Martas. «A finales de agosto, una pareja que vino a pasar el verano celebró aquí una comida familiar y uno de los asistentes de fuera contagió al dueño de uno de los bares del pueblo», afirman. «A partir de ahí, en su bar se jugaba la partida o iban las señoras a tomar el fresco. Todos sin mascarillas», apuntan.
Tras los primeros positivos, las dos sanitarias se pusieron manos a la obra para rastrear a todos los contactos estrechos, «muchas veces fuera de tu jornada porque no te daba tiempo a todo», porque además «te quitan tiempo que no dedicas a otras patologías, a tomar la tensión o para hacer curas», y fue en ese momento donde comenzaron a encontrar respuestas de lo más sorprendentes.
«Llamabas a un paciente, que se supone que estaba aislado, y te decían que se había ido a comprar el pan cuando no debía abandonar su domicilio. Hay otro que ha dado positivo dos veces y sale a sacar el perro todos los días. Otros te los encuentras sin mascarilla jugando la partida en el bar. Uno incluso se presentó aquí para decirnos que había sido contacto estrecho sin mascarilla de un positivo y no entienden que otros pacientes que vienen pueden contagiarse», lamentan.
Para ellas, «aquí ya no tienen la culpa ni el Gobierno ni los políticos ni el personal sanitario» pues los que deben asumir que «son los primeros que deben ser responsables» son los ciudadanos. Y es que «la única prevención eficaz que conocemos son las medidas higiénicas», que en muchos casos «puede pasar sin grandes incidencias», pero en una población envejecida como Santas Martas «que tiene casi 80 años de media», las circunstancias cambian.
«En la gente joven como la mortalidad es leve, no son tan vulnerables. Pero lo que no se dan cuenta que pueden contagiar a otros más vulnerables, como los mayores o los que sufren enfermedades crónicas. De esos sabes que un 10% acabará en el hospital y un 5% va a morir», protestan las profesionales de la salud que ya tienen un caso grave: «Tenemos a un vecino en la UVI. Llegó el otro día con un 'resfriado' y ya está ingresado».
«Hemos tenido que recomendar esto para intentar controlar esto», acaban. «No nos hacían casos con las recomendaciones, no eramos capaces de controlar los contagios. Hay que entender que aislarse no significa ir a dar un paseo al campo, comprar el pan y jugar la partida».
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