La delegada del Gobierno en Castilla y León, María José Salgueiro, animó ayer en su pregón de la Cofradía Penitencial de Jesús Nazareno «a ser Cirineos de los desvalidos, de los que padecen, de los que viven sin esperanza, del que sufre y ... busca justicia». En un templo abarrotado, Salgueiro solicitó el ingreso en la Penitencial para aportar los mejor de su «experiencia, aprendizaje y trabajo, comprometiéndome con humildad y disciplina». Desde sus primeras palabras, la representante del Ejecutivo de Mariano Rajoy en la comunidad quiso dejar claras sus profundas creencias religiosas y evocó su infancia en la localidad lucense de Viveiro, donde, desde muy pequeña, vivió de forma intensa la Semana Santa, un sentimiento que le inculcó su madre «una maestra nacional, que ejercía su profesión con gran dedicación y amor por su trabajo».
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También tiró de recuerdos para relatar cómo conoció la Iglesia de Jesús, el templo que acogió el acto. «Mi hija estaba fuera de España estudiando y como casi todos, en esos momentos de inquietud, es cuando más nos agarramos al Señor, si me permiten la expresión; yo quería pedirle que protegiera y la cuidara y un día estaba en la Plaza Mayor y tenía prisa por asistir a Misa y me dijeron aquí en Jesús la tienes a las ocho y cuarto, y eso hice», relató. Aunque conocía el templo, fue ese día «el primero de muchos y siempre con la sensación de estar en el lugar adecuado, donde se respira un sosiego que te permite mirar hacia dentro, esa introspección necesaria para ponerte en presencia del Señor».
La delegada del Gobierno ensalzó la celebración de la Pasión en la capital vallisoletana y del resto de actos que tienen lugar en Castilla y León. Así, recordó desde la Procesión General del Sagrada Pasión del Redentor, que recorre el Viernes Santo las calles de la ciudad, a la oración del Miserere de Aliste de Bercianos de Aliste, en Zamora. «Carguemos el madero del Nazareno sobre nuestros hombros y escoltemos a Dios en estos días santos. Hagamos de su protección nuestra dicha y demos la batalla por el bien de la humanidad», instó. «Será allí donde encontrar a los hombres modélicos del nuevo siglo. Allí veréis –tras su efigie de túnica morada y pan de oro–, la escolta fiel y perpetua de la comandancia de la Guardia Civil, hermana de honor, porque no pueden existir mejores protectores del pueblo que ellos», recalcó antes de concluir con una oración.
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