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Castilla y León es el laboratorio que ha elegido Pedro Sánchez y la dirección federal socialista como banco de ensayo de sus políticas para alcanzar el Gobierno de España. Si hace ocho días dejó muy claro en la villa burgalesa de Oña que esta ... comunidad es territorio más que perfecto para probar sus programas de lucha contra la despoblación y de impulso del medio rural, y así quebrar el mantra de que el centro-derecha es quien mejor puede conseguirlo, hoy y mañana visualiza en la capital del Pisuerga que las municipales y autonómicas de 2019 serán el paso previo que necesita para hacer realidad su entrada en La Moncloa en 2020 como presidente del Gobierno. Esta semana Mariano Rajoy se ha mostrado partidario, una vez más, de agotar la legislatura y si la mayor amenaza para no conseguirlo era el desafío catalán, el propio Sánchez le ha servido al líder de la derecha en bandeja de plata el respaldo suficiente (no inequívoco, solo suficiente) para que los planes independentistas se hayan ido al traste vía el artículo 155. Además, estos días se está comprobando que sin desafío independentista en las primeras páginas y los telediarios, los casos de corrupción rodean al PP de manera suficientemente grave como para sacar al aire las vergüenzas de unos episodios a los que solo le faltaban las lindezas que les dedican a Rajoy y a Aznar dirigentes otrora de su confianza, con términos tan zafios que abochorna repetirlos (las descalificaciones que recogen las grabaciones de los investigadores de la Policía y la Guardia Civil son sonrojantes).
En este escenario cobra peso el plan de Pedro Sánchez camino de las municipales y autonómicas de 2019. Y en ese plan, la principal parada está, de momento, en Castilla y León, para las autonómicas, y en Valladolid, para las municipales. Valladolid tiene desde junio de 2015 un gobierno de izquierdas encabezado por el PSOE. El peor resultado municipal de los socialistas en una municipales vallisoletanas no ha sido impedimento para que un dirigente socialista curtido en la política municipal (y absolutamente entregado a ella, como pone de manifiesto semana a semana), Óscar Puente, portavoz además de la ejecutiva federal de Pedro Sánchez, sea el rostro visible de una manera de gobernar que, pese a cómo se ha dividido el voto de izquierdas, está dando resultados a este partido.
Siempre las municipales y autonómicas han sido la antesala de las generales. El partido que ha ganado en las primeras ha acabado entrando en La Moncloa y dirigido el Gobierno de España. En esa clave hay que leer el hecho de que Pedro Sánchez haya decidido convertir a Valladolid en la capital del socialismo español durante este jueves 16 y mañana viernes 17. Además, la presencia de los miembros de la ejecutiva federal en la capital del Pisuerga constituye un espaldarazo para el alcalde y secretario local socialista, Óscar Puente, y su partido. Espaldarazo que se corresponde con la importante presencia vallisoletana en el 'sancta sanctorum' socialista, nada menos que tres dirigentes (el propio Óscar Puente, Javier Izquierdo e Iratxe García tienen asiento en la ejecutiva federal del partido).
Los socialistas son conscientes de que el rearme municipal y autonómico del centro-derecha (PP y Ciudadanos) acabará llegando en los próximos meses. Para entonces, el PSOE quiere tener terreno avanzado con el fin de que sean las urnas las que, en 2019, decidan si estos años de ensayo en el laboratorio político municipal vallisoletano constituyen el aval necesario ante los ciudadanos para consolidar el Consistorio, hacerse con la confianza para gobernar la comunidad y alcanzar el Gobierno de España, en 2020.
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