No han sido unas semanas sencillas. Ni mucho menos. La expansión de la pandemia de la covid-19 ha obligado a la Agencia de Protección Civil a redoblar sus esfuerzos para dar respuesta a las necesidades derivadas de una situación completamente novedosa para la que ... casi nadie estaba preparado. O al menos no del todo.
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Así lo defiende la mirandesa Irene Cortés, directora general de la Agencia de Protección Civil de Castilla y León, que ha vivido en primera línea una pandemia que le ha obligado a «vivir en el edificio del 112» y estar en «tensión permanente».
Y es que, la exigencia ha sido máxima. Ya lo es habitualmente, pero ahora más. «El equipo de la Agencia está acostumbrado a trabajar en situaciones de emergencia, pero jamás nos habíamos enfrentado a algo así», relata.
A pesar de ello, la experiencia es un grado, y la Agencia ya estaba sobre aviso. «En cuanto se vio el primer caso en España» se puso en marcha la maquinaria y se estableció un protocolo de actuación ante un eventual brote en Castilla y León. Y el brote llegó. Lo hizo a principios de marzo, precisamente en Miranda de Ebro, tierra natal de Cortés. «En esas primeras jornadas, antes del estado de alarma, aún no había mando único y podíamos decidir nosotros mismos. Y decidimos cerrar Miranda», recuerda.
Irene Cortés
A partir de ahí, sin embargo, la pandemia se expandió por todo el territorio. «Las experiencias que nos llegaban de la provincia de Burgos en las primeras jornadas nos sirvieron para ajustar los protocolos», que han ido modificándose a medida que avanzaba la pandemia. No en vano, las necesidades han ido cambiando a medida que se extendía la enfermedad. «Ha sido un proceso de aprendizaje constante» en diferentes ámbitos, subraya.
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Sea como fuere, los planteamientos básicos ya estaban protocolizados, en base a la creación de sendas comisiones de coordinación de las diferentes administraciones y fuerzas de seguridad (Cecopi). En este sentido, Cortés destaca la «extraordinaria colaboración» de «todos los equipos», que «han sacado lo mejor de sí mismos» en una situación «muy exigente», que ha obligado a redirigir esfuerzos y personal a actividades poco habituales, como la desinfección de espacios. «Se han desinfectado residencias y espacios públicos en toda la comunidad en coordinación con la Delegación del Gobierno, la UME, los parques de Bomberos o las agrupaciones de voluntarios de Protección Civil», recuerda.
Durante las últimas semanas se han sucedido momentos «muy complicados» en todos los frentes. Incluso en los personales. En este sentido, Irene Cortés, que como muchos otros se ha pasado varias semanas alejada de los suyos, relata algún caso concreto.
Quizá, el más emotivo fue el vinculado a la atención que se prestó a un Policía Nacional destinado en Tenerife cuya madre había fallecido por covid-19, su mujer estaba embarazada y su padre era dependiente. «Se le atendió y, al menos, el agente pudo quedarse más tranquilo».
También fue especialmente duro el ingreso de uno de los compañeros de la propia Agencia, que tuvo que ser trasladado a la UCI tras haberse contagiado de covid-19. «Ya ha salido de la UCI, pero ha estado muy grave», concluye Cortés.
Además, la Agencia ha coordinado los protocolos de reparto de medicinas a enfermos crónicos, de asistencia psicológica para atención telemática o de suministro de material de protección a los diferentes cuerpos, actuación ésta que tampoco ha sido sencilla. «Los primeros días fueron un poco desesperantes en cuanto al suministro, pero muchas empresas donaron material y la Junta centralizó las compras, lo que permitió que empezaran a llegar los aviones pronto». Y todo ello, matiza, en un escenario «casi bélico», con un mercado mundial «colapsado».
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Mención aparte se merece la gestión propia del 112, que también tuvo que redoblar esfuerzos para atender todas las llamadas que llegaban todos los días. «Tuvimos que ampliar el 112 con dos salas más», que se unieron en todo caso a las otras dos salas habilitadas temporalmente para emergencias y otra adaptada «por si acaso se registraban contagios» entre el personal. Al final, eso sí, «en la sala no ha habido problemas, aunque sí que ha habido un caso en la Agencia».
Su papel ya era fundamental en la organización de eventos y colaboración en multitud de situaciones. Sin embargo, a lo largo de las últimas semanas, las diferentes agrupaciones de voluntarios de protección Civil se han erigido como pieza «fundamental» en la lucha frente a la covid-19. «No me cansaré de repetirlo. En Castilla y León tenemos 2.583 voluntarios que han dado el callo al máximo», subraya Cortés.
«Tenemos que estar orgullosos de los voluntarios que tenemos», ya que «han hecho de todo» y han estado operativos «para todo lo que se les ha pedido». Y siempre, con «la máxima profesionalidad». «Son profesionales del voluntariado», matiza la directora general de la Agencia.
De hecho, a lo largo de las últimas semanas se ha registrado un incremento de las solicitudes para participar en el voluntariado, pero se han tenido que restringir al no poder realizar procesos de selección y formación pertinentes.
Todo ese despliegue sirvió para dar cobertura a la ingente cantidad de avisos que se recibieron las primeras semanas de pandemia. «Normalmente atendemos 2.800 llamadas al día y llegamos a recibir hasta 4.700. Los avisos de índole sanitario se incrementaron en un 1.000% y los vinculados a servicios sociales, en un 200%». En las primeras semanas, también se registró un significativo repunte de los avisos por intoxicaciones de monóxido de carbono o por molestias de ruidos del vecino (un 53%). Esa circunstancia obligó a habilitar un teléfono específico para atender casos covid-19 y garantizar así la atención del resto de emergencias. «Nuestra principal preocupación ha sido que no quedara ningún aviso sin atender», zanja.
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Con todo, la situación ahora mismo dista mucho de la vivida semanas atrás. «Estamos recuperando poco a poco la normalidad», tanto dentro de la Agencia como fuera. «Las emergencias que estamos atendiendo ahora son más habituales», reconoce.
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Aún así, la Agencia no baja la guardia, ni mucho menos. «No podemos. El virus sigue ahí», aunque parezca que haya perdido fuerza. De hecho, Cortés considera que «ahora mismo estamos viviendo de las rentas del confinamiento» y que a lo largo de las próximas semanas «habrá algún rebrote». Habrá que ver su intensidad y si tiene más réplicas en invierno. Eso sí, ante un eventual rebrote «estaremos más preparados», ya que en las últimas semanas se ha adquirido muchísima experiencia, concluye Cortés, que, como tantos otros, lleva más de dos meses separada de los suyos.
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