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En el inicio de la pandemia David, un joven leonés que apenas ha superado la treintena y prefiere mantener su nombre real en el anonimato, sufrió el coronavirus de lleno. Entonces le embistió como un miura y le provocó semanas de dolencias para las que ... aún hoy los equipos médicos no tienen explicación.
De aquella el Coronavirus SARS-CoV-2 le provocó serios problemas respiratorios acompañados de fiebre un indudable malestar general. Era la antesala de problemas más serios. La situación se complicó y aparecieron problemas en «los riñones, el hígado, y el estómago» además de un sarpullido en la piel contra el que luchó durante meses.
El proceso, en su conjunto, se extendió durante cerca de medio año. Pastillas a diario y una lucha sin descanso hasta conseguir volver a la normalidad.
David cree que el primer contagio tuvo como 'foco' una relación personal con una pareja italiana. Estuvieron juntos en febrero y aquel pudo ser el punto de partida «del problema».
«Reconozco que me relajé. Me sentía inmune y normalicé todas las relaciones, ni siquiera utilizaba la mascarilla porque los médicos me comentaron que tenía un número importante de anticuerpos«, reconoce ahora.
Pero en realidad todo era una «falsa sensación» de inmunidad porque la experiencia le ha demostrado que «no se está ajeno al coronavirus ni cuando has pasado la enfermedad».
A finales del pasado mes de octubre David volvía a sentirse «muy agotado, como si me hubieran dado una paliza. No era normal porque tengo un buen fondo físico. Pero la realidad es que no podía hacer nada de lo que se puede considerar normal para una persona de mi edad. Me costaba hasta levantarme del sofá«.
Decidió acudir al médico convencido de que el problema podía ser cualquier otro menos el coronavirus. Y todo bajo una teoría irrefutable. «Soy inmune», se repetía.
Pero las pruebas rompieron todos los pronósticos. «Cuando me comentaron que era positivo de nuevo me quedé de piedra ¡Yo ya había pasado la covid!», repite. De nuevo tratamiento para frenar a un virus que se comportó de una forma menos agresiva.
«No he tenido secuelas en órganos como la primera vez, ni he tenido daños en la piel, pero la debilidad muscular que he tenido no es normal, es como si llevara meses en la cama. Era brutal, me ha destrozado en el aspecto físico. La musculatura se me ha quedado en nada, como un bebé«, sentencia.
«Dar positivo por segunda vez no entraba en mis planes. Quizá venía muy tocado de la primera vez y por ahí ha entrado el virus. No lo sé. La realidad es que ha habido momentos en los que no me podía levantar de una silla. La debilidad muscular ha sido tremenda«.
Este lunes los especialistas le han confirmado una segunda prueba negativa por lo que David puede decir que es de los pocos pacientes que ha superado en dos ocasiones la enfermedad.
Como ocurriera en el primer momento prefiere el anonimato. Trabaja al público y con demasiada gente y, como asegura, la enfermedad aún no se ha normalizado lo suficiente. «Tenemos que ser conscientes de que antes o después todos la tendremos, pero entre más tarde mucho mejor», concluye.
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