El clan de los Varela queda en libertad al confundir la Policía insecticida con droga

Los agentes de la Policía Nacional intervinieron durante aquella madrugada del 20 de marzo en la vivienda del supuesto cabecilla del clan, situada en Tudela de Duero, una bolsa que contenía un kilo y medio de lo que inicialmente creyeron que se trataba de ketamina, una potente droga –utilizada legalmente en veterinaria como anestésico para caballos–, conforme al resultado del test inicial realizado a la sustancia. Y así se incluyó, como ketamina, en el balance oficial de la bautizada como 'operación Rosado', que dio a conocer tres días después de la redada el propio subdelegado del Gobierno, Luis Antonio Gómez Iglesias.

La propia mujer de Rafael llegó a explicar a los agentes que esa madrugada registraron el domicilio familiar que la bolsa contenía, en realidad, «un producto que había comprado en un supermercado y que utilizaba habitualmente para matar los bichos del jardín» de la parcela de su finca de Tudela de Duero, pero el producto utilizado para realizar un primer análisis de dicha sustancia –un narcotest– había dado positivo en ketamina. Y así lo hicieron constar los investigadores a expensas del análisis formal del laboratorio.

Tanto Rafael como sus dos allegados fueron enviados a prisión por el juez instructor dos días después de su detención, el 22 de marzo, al igual que un cuarto detenido. Todos ellos sin fianza. Otros seis sospechosos evitaron su ingreso en la cárcel pagando entre 4.000 y 10.000 euros. Y el resto, hasta sumar los 47 arrestados, fueron puestos en libertad con cargos por tráfico de drogas, blanqueo de dinero (procedente del narcotráfico) y pertenencia a un grupo criminal organizado, según informó en su momento la Policía Nacional, cuyos agentes intervinieron 800 plantas de marihuana –desmantelaron dos laboratorios en el camino de Palomares de la capital y en La Cistérniga–, 107 gramos de cocaína y, en teoría, 1,5 kilos de ketamina; además de grandes cantidades de dinero y diecinueve coches, algunos de ellos de lujo (BMW, Bentley, Porsche...).

Después llegaría el análisis de la supuesta ketamina, que confirmaría lo alegado por la mujer del presunto cabecilla, es decir, que la bolsa contenía un kilo y medio de un insecticida de apariencia similar a esta droga. Rafael, su hijo y su padre fueron puestos en libertad, con cargos, eso sí, el 28 de marzo, ocho días después de su detención, según confirmaron ayer las fuentes consultadas. Poco después, en abril, saldría también de la cárcel el cuarto sospechoso. Así que a día de hoy no queda ningún (supuesto) implicado en la macrorredada en la cárcel. Todos los detenidos, no obstante, están siendo investigados y la instrucción judicial contra los 47 sospechosos continúa en marcha a la espera de que el juez concrete los cargos contra ellos o su exoneración.

El presunto cabecilla del clan ha defendido su inocencia de todos los delitos; al igual que el grueso de los arrestados –incluido un guardia civil–, al menos, en lo que se refiere a que integren una banda criminal. La transcripción de las escuchas telefónicas y las indagaciones sobre el origen del dinero de cada uno, al margen de las drogas intervenidas (marihuana y cocaína), serán cruciales para determinar los delitos que finalmente puede imputarse a cada uno.