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Cuando la palentina Alicia Aguado alquiló su piso en Barcelona, pensó que una de las razones por las que merecía la pena pagar 1.640 euros de alquiler –a dividir entre cuatro– eran las vistas al cruce entre la calle Sicilia y la Gran Vía, ... pero en los últimos días ese paraíso que veía bajo sus pies al salir al balcón ha tornado en un infierno.
«La zona en la que vivo se ha convertido en el centro de una batalla campal y lo he vivido desde casa con miedo», reconoce esta consultora de una gran marca de supermercados, que aún no se puede creer lo que ha visto al asomarse a la ventana en los últimos días. «Había fuego y llegaba a la parte alta de los balcones. La mayoría de los vecinos, seguidores de la causa o no, pedían desde sus casas a la gente más violenta que dejara de quemar cosas porque con eso no se llegaba a ningún sitio», explica Alicia, que asegura que varios de sus vecinos defendieron sus coches aparcados en la calle de los violentos. «Algunos bajaron a custodiar sus coches porque temían que se los quemaran. Y no es para menos porque por la plaza Catalunya y por la plaza de Urquinaona han quemado motos y no ha quedado ni el chasis», añade.
Uno de los aspectos de esta revuelta que más ha sorprendido a esta palentina que reside entre Tetuán y el Arco del Triunfo es la cortísima edad de los violentos. «La mayoría de la gente que veía desde mi balcón eran menores o personas muy jóvenes, ninguno pasaría los 25 años», asegura Alicia, que recalca que los manifestantes convirtieron en proyectiles contra la policía todo lo encontraron, hasta los adoquines que antes adornaban su calle y que ahora han quedado rotos y esparcidos por el suelo. «No sabías qué podían llegar a tirar. Era continuo el sonido del helicóptero y de los disparos de las pelotas de la Policía. Los manifestantes tiraban botellas de cristal y todo lo que tenían a mano. Nosotros en casa lo pasamos mal», apunt.
Todo hace indicar que la intensidad de las protestas bajará y esta circunstancia da un respiro a los vecinos, que solo desean que regrese el sosiego a uno de los barrios más tranquilos de la ciudad, que se ha convertido en un polvorín tras la publicación de la sentencia del juicio del 'procés'. «Ayer ya empezó a estar todo más tranquilo. La policía lo ha conseguido controlar un poco e imagino que algo tendrá que ver que, al ser lunes, la gente tendrá algo más qué hacer. Decían que había mucha gente de fuera de Barcelona que había venido solo para enfrentarse a la policía y esos, por suerte, ya no están por aquí», explica esta joven, que se fue a vivir a Barcelona en busca de unas oportunidades profesionales que ha conseguido, aunque ha cambiado las vistas al tranquilo Parque de las Avenidas de Palencia por las de una Barcelona que arde.
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