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Doble vulnerabilidad. Las personas con problemas de salud mental así se sienten, por su patología y por su discapacidad. A las dificultades de lograr una formación académica, encontrar un empleo y desarrollar una vida integrada en la sociedad cuando hay un diagnóstico de esquizofrenia, un ... trastorno obsesivo-compulsivo o se es bipolar se une el rechazo. Todavía, el estigma. Aún, el miedo.
Por ello, un proyecto que no solo favorece el empleo para estas personas, sino que impulsa la autonomía, la autoestima y, además, lo hace dentro del propio mercado laboral del tercer sector es merecedor de reconocimiento. La reina Letizia presidió ayer la entrega del X Premio Integra de BBVA, entre cuyos galardonados de la categoría B está la Federación Salud Mental Castilla y León, por su esfuerzo diario en la integración sociolaboral de personas con discapacidad, por una iniciativa específica frente a la exclusión laboral que prevé generar 56 empleos. El presidente de la entidad, Jesús Corrales, recogió de manos de la Reina el premio en Madrid.
El premio general ha recaído en la Fundación Juan XXIII Roncalli, galardonada por su trabajo durante más de cinco décadas en favor de la incorporación al mercado laboral de personas con discapacidad intelectual. Acompañada por la ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, María Luisa Carcedo, y el presidente del BBVA, Francisco González, doña Letizia hizo entrega además de cuatro galardones correspondientes a la categoría B del premio, que han recaído, junto a la fundación castellanoleonesa, en Ilunion Turismo Responsable, Amimet y la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE), según informa la agencia Efe.
El proyecto galardonado genera empleo y lo hace con fuerte impacto social. Formar asistentes personales para promocionar la autonomía de personas con dependencia por edad o discapacidad no es nuevo, aunque sí poco desarrollado; pero hacerlo por y para personas con problemas de salud mental, no de forma exclusiva pero sí preferente, es una iniciativa valiente y pionera que ya ha recogido las mieles del éxito. «Se trata de convertir a las personas con problemas de salud mental, y también a otros profesionales, en asistentes personales de otros afectados», explica el gerente de la federación autonómica, Ángel Lozano. «Son personas con un perfil claro, ya recuperadas y con un carácter y predisposición, vocación para este tipo de trabajo y capacidad laboral indicadas para convertirse en esta figura. Para ello, les hemos dado formación teórica y práctica, son 50 horas tal y como se ha pactado con el sector, hay un consenso en ello en el marco del Cermi, para prepararlos para tal función», añade.
Un proyecto creativo que aporta un claro enriquecimiento con respecto a otros programas de Asistencia Personal porque el apoyo, el impulso a la autonomía de una persona con problemas de salud mental llega de la mano de otra que ya ha pasado por ello, que sabe de qué se trata, cómo se supera y qué caminos tomar. La comprensión y el conocimiento que aporta «son un claro plus», destaca Lozano.
A lo largo del año pasado se capacitó a 152 personas con discapacidad por problemas de salud mental de toda Castilla y León como asistentes. Y si algo destaca en ellas, es «su gran motivación e interés en desempeñar este trabajo». «Fuera de Castilla y León –añade el gerente de la organización– esto es impensable, no ha prosperado porque además la propia figura del asistente, que contempla la Ley de Dependencia, apenas se conoce incluso en nuestra comunidad que es donde más desarrollada está».
La experiencia «ha sido totalmente satisfactoria, para ambas partes, sin incidencias y con mucho interés», explica este responsable de la federación. «Ningún problema distinto al que hayan tenido otros asistentes personales, una figura que precisa empatizar con el asistido y poco demandada todavía», añade. Aclara asimismo «que no hay rechazo ni miedo, tampoco cuando el beneficiario es una persona mayor o con otro tipo de discapacidad que eligen a su asistente entre varios. Para empezar porque no lo saben, no llevan un letrero colgado y, después, porque precisamente tienen una sensibilidad mayor porque aprovechan su experiencia».
La dependencia de una persona con problemas de salud mental es muy variable, desde necesidades para hacer la compra, papeles en el banco o simplemente acompañamiento porque suelen estar muy aisladas, muchas veces con hábitos de vida en cuanto a alimentación o ejercicio poco saludables... Y para todo ello está el apoyo de esta figura», descubre Ángel Lozano.
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