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Copley ayuda a salir a Miguel de la misa en honor a Santa Lucía, patrona de los ciegos. Marta Moras
«Un perro guía vale unos 35.000 euros, eso cuestan ‘mis ojos’»

«Un perro guía vale unos 35.000 euros, eso cuestan ‘mis ojos’»

La ONCE celebra el miércoles 79 años y el invidente Miguel Díez aprovecha el aniversario para hablar de la relación que mantiene con su labrador

Marco Alonso

Palencia

Lunes, 11 de diciembre 2017, 10:38

La ONCE cumple 79 años el miércoles día 13 y miles de personas podrían encargarse de soplar las velas de su tarta de cumpleaños. Aunque no todos los seres más importantes de la Organización Nacional de Ciegos Españoles son personas. De hecho, muchos de ... ellos son perros y solo hay que escuchar a sus dueños para corroborarlo.

«Mis ojos». Así es como llama el invidente Miguel Díez a Copley, a su compañero y perro guía, a ese amigo infatigable que permite a este palentino caminar por su tierra natal con la seguridad de que tiene alguien al lado que ve lo que él no puede ver. Un ser capaz de dar tanto a una persona tiene un coste muy elevado que muy pocos podrían pagar, pero la ONCE se encargó de sufragar ‘los ojos’ de Miguel. «Desde que nace hasta que te lo entregan, el coste es de unos 35.000 euros. Eso valen ‘mis ojos’», señala Miguel mientras acaricia a su fiel compañero.

«Tengo mucha más seguridad desde que voy con mi perro guía»

Miguel díez

Cada año se entregan a usuarios españoles 140 perros adiestrados en la escuela de España, mientras que unos 25 animales llegan desde Estados Unidos para hacer la vida más fácil a personas como Miguel. «Yo antes me movía con bastón, tenía autonomía e independencia. Pero ahora con ‘mis ojos’, con Copley, tengo mucha más seguridad y algo más de autonomía. Además, es un animal muy fiel y lo compartimos todo», apunta Miguel, exdirector de la Agencia de la ONCE en Palencia.

La fase de adiestramiento de un perro guía es ardua y compleja. Desde que nacen, están enfocados a la función para la que están seleccionados. La Fundación ONCE selecciona a los perros válidos para este importante cometido y, con solo seis semanas de vida, son entregados a una familia de acogida que se encarga de socializarlos y les enseña instrucciones básicas. Cuando cumplen un año, estos perros entran en la escuela de adiestramiento, donde durante nueve meses son entrenados para que se conviertan finalmente en los ojos de los usuarios, en esos compañeros tan útiles como Copley.

Miguel Díez tiene problemas de reducción del campo de visión y ceguera nocturna, pero ahora con ‘sus ojos’ tiene un compañero que le permite sobrellevar mejor las dificultades diarias a las que se debe enfrentar por su enfermedad. Está claro que Copley también tiene mucho que celebrar el miércoles, día de Santa Lucía, patrona de los invidentes.

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