Claustro del monasterio de Santa María de Sacramenia (Segovia), en Miami. Cada pieza del monasterio fue numerada, empaquetada en heno y enviada a Estados Unidos en 11.000 cajas; no obstante, debido a un brote de fiebre aftosa que afectaba a España, a su llegada a Nueva York, por miedo a que el heno portara la enfermedad, el Departamento de Agricultura abrió las cajas e incineró el contenido. Con la ‘Gran Depresión’ de 1929 en Estados Unidos, los problemas financieros de Hearst se intensificaron por lo que se vio forzado a vender su preciada «colección». Las piedras, que habían requerido el esfuerzo de 23 hombres y tres meses de trabajo para ser limpiadas y realmacenadas, quedaron guardadas en cajas al azar en un depósito de Brooklyn por 26 años, hasta que en 1952, William Edgemon y Raymond Moss, unos inversionistas de Miami, decidieron comprarlas y convertirlas en una atracción turística en North Miami Beach.
Ical
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